SALUD
Exceso de pantalla

Comesticorexia: el culto a la belleza que acorta la infancia

La Asociación de Institutos de Enseñanza Privada bonaerense advirtió sobre el tema y lo incluyó dentro de las problemáticas de adultos que están afectando a las infancias, al igual que la adicción a las apuestas online.

Rutinas de skincare
Rutinas de skincare | Agencia Shutterstock

La obsesión por el cuidado de la imagen y el uso excesivo de productos cosméticos tiene un nombre: la cosmeticorexia. Este trastorno empieza a verse en la infancia y en la adolescencia, sobre todo en niñas. Cada vez es más frecuente observar que menores pasen mucho tiempo haciendo rutinas de belleza o que les piden a sus padres productos de skincare de regalo

Recientemente la Asociación de Institutos de Enseñanza Privada de la Provincia de Buenos Aires (AIEPBA) emitió un comunicado donde advierte sobre el tema y, junto a la adicciones a las apuestas online, incluyó la cosmeticorexia dentro de las problemáticas de adultos que están afectando las infancias. 

El culto a la belleza en la infancia 

La AIEPBA explica cómo escaló esta obsesión a un ritmo frenético en los últimos años a partir de infinidades de reels de Instagram y videos de Tiktok que leen a la perfección el interés de sus usuarios y los bombardean con contenido sobre la temática. 

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La preocupación por la imagen no es algo nuevo, pero ahora se suma una necesidad cada vez más temprana de acceder a entornos donde se hace culto de la belleza. Así, cada vez es más frecuente encontrar menores de 12 años con uñas esculpidas y pestañas postizas, o adolescentes que comienzan con la aplicación de inyecciones de ácido hialurónico, el uso de serum o cremas antiedad. O incluso la popularización de los festejos de cumpleaños con una sesión de spa para las niñas, que si bien son recreativos comienzan a sembrar una preocupación excesiva por lo estético.

De hecho, profesionales de la piel han notado que cada vez es más frecuente ver a jóvenes consultando por tratamientos y productos que ven en videos de redes sociales. Además, revelan que las niñas acuden a consultas por presentar dermatitis irritativas producidas por el mal uso de estos productos debido a que se guían por las redes sociales y utilizan cosméticos destinados a la piel adulta, en vez consultar al dermatólogo. 

Es que lo aspiracional crea necesidad: las chicas desean tener el cutis perfecto o el cabello reluciente de su influencer favorita. Por eso, en el medio surge la pregunta: ¿debería ser la imagen el valor primordial a perseguir? ¿No debería haber otros valores que permitan a los chicos disfrutar su infancia y adolescencia por fuera de la estética?

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Según estudios como "Ventanas de sensibilidad del desarrollo a las redes sociales", publicado en 2022 en Nature Communications, y "Asociación de conductas habituales de control en las redes sociales con el desarrollo cerebral funcional longitudinal", publicado en 2023 por la Sociedad Americana de Psicología, los adolescentes y preadolescentes no deberían tener acceso libre a las redes sociales. Estas investigaciones científicas evidencian que la exposición a estas plataformas puede alterar tanto el bienestar emocional como el desarrollo neuronal de los menores en edades comprendidas entre 12 y 18 años

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El comunicado emitido por la asociación detalla como docentes de los primeros años de secundaria ven a chicas que van a la escuela con arqueador de pestañas para usarlo antes de salir al recreo o con uñas postizas. En los varones, el cuidado radica especialmente en el pelo, con obsesión por los cortes y tinturas que antes no se veían en el colegio con tanta intensidad.

Leila es mamá de cuatro hijas mujeres, una de ellas se llama Julia (14 años) y concurre al Complejo Educativo Rubén Darío. Hace un tiempo empezó a desarrollar cierta obsesión por los productos de cosmética. Su madre cuenta que pasa más de 40 minutos en el baño "primero haciéndose tratamientos en el cabello y después con el famoso ‘skincare’”. 

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Empezamos a negárselos porque creíamos que no hacía falta que una nena de 14 años, encima con un cutis hermoso, los usara. Se enojó mucho. Hablé con ella más en profundidad y entendí que había todo un mundo en internet que incentivaba el uso de cosméticos. Ella sigue mucho a una influencer en TikTok que publica rutinas de limpieza para la cara y el cuidado de la piel.”, comentó.

Al consultarle a una dermatóloga amiga, entendió que no era un problema exclusivo de su hija.

Estas son las consecuencias dermatológicas. Pero también las hay en lo que se refiere al bienestar emocional. “Poner la esencia de la felicidad en lo estético ya es un error educativo muy grave. Pero si, además, se suma la necesidad desproporcionada y cada vez mayor del uso de productos para sentirte bello y gustar a los demás (que de eso se trata), empieza a ser un problema”, sostiene la psicóloga infantojuvenil y de familia, Mara Cuadrado.

La investigadora Rita Segato sostiene que “la única manera en la cual se puede trabajar en el campo de las humanidades hoy es poniendo nuestra caja de herramientas a disposición de la sociedad para responder a sus preguntas y necesidades, debido a que la educación contemporánea se enfrenta a nuevas demandas surgidas en la era postmoderna". "En este contexto, el pensamiento meditativo y filosófico emerge como una fuerza capaz de generar algo radicalmente distinto y desafíar lo establecido", agrega. 

Mientras tanto, se aconseja limitar el uso de la tecnología, fomentar que tengan una buena autoimagen, evitar que quieran pertenecer al mundo adulto tan rápido, educar sobre la protección de la imagen y enseñarles formas alternativas a la tecnología como ocio, son algunas de las armas con las que cuentan los padres e instituciones educativas para tratar de evitar la cosmeticorexia, además de hablar con los jóvenes sobre la necesidad a la que responde esa obsesión. 

Por otra parte, es clave que quienes estén a cargo de estos menores busquen un profesional de la salud mental que colabore con el desarrollo del autoestima, a no necesitar seguidores, a cultivar el buen humor, la inteligencia o las relaciones familiares y sociales. Y, por supuesto, a acudir a un dermatólogo que les ayude con los problemas de piel si es que lo tienen y no a un esteticista.

 

Gi