El 27 de septiembre de 1964, apenas diez meses después del asesinato del entonces presidente de Estados Unidos, John Fitzgerald Kennedy, se dio a conocer el informe de la investigación del crimen. The Warren Commission Report o La Comisión Warren –como se lo conoce-, se publicó en la ciudad de Washington y podría resumirse en 12 aspectos que confluyen en una sentencia: Lee Harvey Oswald fue el único responsable del cuarto magnicidio ocurrido en Estados Unidos.
Sin embargo, 59 años más tarde, el asesinato que ocurrió en Dallas, cuando el mandatario paseaba en una limusina descapotable junto a Jackeline Kennedy, sentados detrás del gobernador local y su esposa, sigue despertando sospechas e inspirando películas, libros y documentales.
La trama del asesinato de John F. Kennedy sigue abierta para el público y cautiva, incluso a los entendidos, como un hecho sin precedentes (a pesar de que otros tres presidentes habían también sido asesinados, Abraham Lincoln, James A. Garfield y William McKinley).
Asesinato de John F. Kennedy
A pesar de las conclusiones lapidarias de la Comisión Warren, las teorías conspirativas no dejaron de crecer lanzando intrigas sucias y dedos acusadores en todas las direcciones, desde la CIA hasta el entonces vicepresidente de JFK, Lyndon B. Johnson, desde la KGB soviética, hasta los enemigos del clan Kennedy.
Y para los lectores del mundo entero también sigue siendo un acertijo, tanto más cuando se consulta el “veredicto” que arrojó la Comisión Warren.
Los registros oficiales de todo lo que fue investigado en torno al asesinato del presidente JFK suman 260.000 documentos que ya se encuentran en los Archivos Nacionales (National Park and Archives Administration -NARA-), en College Park, Maryland.
Lo recopilado sobre el caso ya no es material clasificado y cualquier investigador puede consultarlo, justificando por escrito los motivos de su pedido. Casi todo el Informe de la Comisión Warren está digitalizado e incluso se vende por internet (888 páginas que son un facsímil de la presentación de 1964) en un precio que oscila entre US$ 27 (tapa blanda) y US$105 (tapa dura); la Editorial Seix Barral también publicó una traducción al español.
En oposición a la “prolija” investigación jurídica, la limusina que trasladaba a la pareja presidencial, la ropa que vestían (que Caroline Kennedy donó a los Archivos Nacionales en 2003, pero no podrían exhibirse hasta el año 2013), el rifle del disparo e incluso el cerebro del presidente asesinado tuvieron otros destinos más curiosos.
Comisión Warren
Siete días después del magnicidio, se encomendó al presidente de la Corte Suprema de Estados Unidos, Earl Warren, investigar el asesinato de John F. Kennedy. La comisión estaba integrada por otros seis letrados.
Para ponernos en contexto, Earl Warren había sido el creador en Estados Unidos de los campos de concentración para japoneses. Muchos de los que llegaban a esos campos de máxima seguridad, eran trasladados (¿deportados?) desde otros países, como Perú y Brasil.
Eran cárceles de máxima seguridad en lugares inhóspitos, con alambrados y guardias armados que impedían la fuga a punta de pistola. Entre 1942 y 1946, 140.000 personas de ascendencia japonesa pasaron por ellos.
Las 12 explicaciones de la Comisión Warren
- Los disparos salieron desde una ventana del sexto piso de un depósito de libros, el Texas School Book Depository. Impactaron sobre el presidente JFK cuando la limousina que lo transportaba circulaba por la Plaza Dealey de Dallas.
- Los disparos fueron tres: uno no impactó, el segundo hirió el cuello de JFK y el tercero fue el mortal: directo a la cabeza.
- La misma bala que hirió al presidente en el cuello siguió su recorrido e impactó al gobernador John Connally [por entonces demócrata como Kennedy; en 1973 se pasó al partido republicano].
- Los disparos fueron hechos por el francotirador Lee Harvey Oswald. El tirador y, para la Comisión Warren, único responsable del magnicidio de 1963, había nacido en Nueva Orleans en 1939 y fue un eximio tirador en el Cuerpo de Marines de Estados Unidos. En 1959, había desertado en la Unión Soviética, donde vivió en Minsk. En junio de 1962, en plena Guerra Fría –y diecinueve meses después de la derrota estadounidense en el desembarco en Bahía de los Cochinos (Cuba), planificada por la CIA-, Oswald volvió a los Estados Unidos con una esposa rusa, Marina, sobrina de un alto oficial de de la KGB (según investigaron después). A pesar de haber sido desertor, no tuvo inconvenientes para regresar a su país de origen. Se radicó en Dallas.
- Luego de disparar contra Kennedy a las 12:30 hs, Oswald también asesinó a un policía a las 13:45 horas. Se trataba de J. D. Tippit. Luego de haberle disparado, Oswald intentó pasar desapercibido metiéndose en un cine, pero allí lo arrestaron, acusándolo de haber disparado contra Kennedy. Oswald intentó escapar disparando contra otro policía, pero fue detenido mientras decía “soy un idiota”.
- Lee Harvey Oswald se resistió al arresto intentando disparar contra otro policía.
- El trato dado a Oswald por la policía fue correcto, excepto en la permisividad de los uniformados al dar acceso de la prensa, situación que fue contraproducente.
- Dos días después del crimen de JKF, el único acusado, Lee Harvey Oswald fue asesinado a tiros dentro del departamento policial y delante de los policías, por Jack Ruby, un empresario de Chicago con boliches nocturnos y bastante prontuario en el hampa estadounidense. Aunque Ruby era habitué de las comisarías, se hizo pasar por periodista y esperó en el sótano de la sede policial de Dallas que trasladaran a Oswald a la cárcel del condado. Cuando eso sucedió, a las 11:21 horas, Ruby le disparó con un revolver Colt Cobra calibre 38 que escondía entre la ropa (¡dentro de un departamento policial!), mientras el segundo crimen de la semana era televisado a todo el país.
- El asesinato de Oswald por parte de Jack Ruby fue realizado sin apoyo de nadie de la policía y se critica a este cuerpo por la decisión de trasladar al acusado a la cárcel a la vista del público.
- No hubo conspiración ni de Oswald ni de Ruby en los hechos que se investigan.
- Ningún agente del gobierno ha estado involucrado en conspiración alguna respecto a los hechos.
- Oswald actuó solo, sin apoyo alguno para asesinar al presidente, y su única motivación se basa en sus propias situaciones personales.
El Informe Garrison, realizado en 1967 por el fiscal Jim Garrison de Nueva Orleans, ya ponía en dudas el trabajo de la Comisión Warren y hablaba de la “conspiración”. Su pesquisa inspiró la película JFK de Oliver Stone.
Howard Hunt, un agente de la CIA que sería parte activa en el robo de documentos que comprometían a Richard Nixon –lo que desencadenó el Watergate- en su lecho de muerte (2005) dijo a su hijo que Lyndon B. Johnson, el vicepresidente de Kennedy, había planeado asesinar a JFK para llegar a la presidencia.
Según la confesión de Hunt lo ayudaron algunos agentes de la CIA: él mismo y Cord Meyer, cuya esposa tenía un amorío con Kennedy, cuyos líos de polleras no habían terminado con la misteriosa muerte de Marilyn Monroe, en 1962.
Según la confesión postrera de Hunt, el francotirador habría sido Lucien Sarti, un sicario que trabajaba para la CIA.
Y para confundir más las cosas, en 1994, el militar estadounidense James Files dijo públicamente que él había sido el autor del balazo letal contra Kennedy, disparando desde un cantero de plantas en Dealey Park, confesión que ratificó en 2003 y que además quedó registrada en el video “The murder of JFK: confesión de un asesino” (1996).
Oswald negó, hasta su muerte, haberlo hecho. Su esposa Marina coincidía con él: "es un chivo expiatorio".
12. El último punto del Informe Warren tira la pelota al Servicio Secreto de Estados Unidos, entonces dependiente del Departamento del Tesoro: además de luchar contra la falsificación de dólares, debería “reestudiar” –modernizar- el protocolo de protección al presidente de los Estados Unidos y a su familia, “de acuerdo a las nuevas necesidades de movimiento de un primer mandatario”.
Asesinato de John F. Kennedy: la conspiración
Segundos antes de los tres disparos que conmocionaron al mundo, Nellie Connally, la primera dama de Texas, que estaba sentada en el asiento delantero de la limusina, en diagonal al presidente, le dijo: “Sr. Presidente, no puede decir que Dallas no lo ama”. “No, ciertamente no se puede”, dijo JFK antes de recibir los impactos de bala.
En este tablero de tantas fichas, apareció otra más. Un informante del FBI Bob Vanderslice, que en 1977 declaró que había hablado por teléfono con Jack Ruby la misma mañana del 22 de noviembre, día del asesinato de JFK. El agente le había preguntado a Ruby si quería ir con él a presenciar el desfile presidencial en Dallas y si le “gustaría ver los fuegos artificiales”.
Si los conspiradores inventan sus propios códigos, este sería un buen ejemplo ya que la gobernación no había programado pirotecnia para recibir al presidente del país y además, la procesión oficial sería de día, mala hora para ver fuegos artificiales.
Según el mismo Vanderslice, ambos vieron el paso del coche presidencial en la esquina del edificio postal Annex, justo enfrente del depósito de libros escolares desde donde habría disparado Oswald.
Tiempo después también salió a la luz que Jack Ruby había declarado en el marco del Comité de Actividades Antiestadounidenses con palabras que favorecían a Richard Nixon.
Sospechas sobre la CIA
En noviembre del año pasado, el patólogo forense Cyril Wecht escribió con Dawna Kaufman el libro The JFK Assassination Dissected, que resume sus puntos de vista sobre la Comisiín Warren y sus propias investigaciones sobre el asesinato de John F. Kennedy sobre el tema, cuestiona las conclusiones de la Comisión Warren.
Palabras más, palabras menos, Wecht sostiene que el asesinato fue planeado por personajes de la CIA y que hubo dos tiradores y no uno solo.
El experto forense cree que Allen Dulles, que fue director de la CIA entre 1953 y 1961, fue el que quedó peor parado luego de la operación estadounidense para invadir Cuba desembarcando en Bahía de Cochinos para derrocar a Fidel Castro.
"Kennedy había despedido a Allen Dulles porque estaba realmente enojado por lo que estaba haciendo la CIA. Entonces, ¿quién es designado para la Comisión Warren? Dulles”, dijo Wecht, tal como lo anticipó la nota publicada por Perfil a principios de este año.
Explicaciones sospechosas
Desde 1978, Wecht sostiene –y lo expresó ante el Comité Selecto de Asesinatos de la Cámara (HSCA), la teoría del segundo francotirador, que las autoridades de Estados Unidos no respaldan.
Como patólogo forense, en 1972, Wecht solicitó acceder a los documentos de los Archivos Nacionales y estudiar el caso. Según la Comisión Warren, Kennedy recibió un disparo “ascendente” por detrás. Pero Oswald estaba en un sexto piso….
Por esto mismo, para Wecht hubo un segundo tirador desde otro punto de la escena: un disparo que provino desde un montículo de arbustos”.
Además de haber estudiado las imágenes del cuerpo baleado, existe la "película de Zapruder”, una filmación casera de 1963 realizada por el diseñador de ropa de Dallas Abraham Zapruder que también forma parte del Archivo Nacional ya que ofrece las mejores tomas del asesinato al entonces presidente Kennedy.
Por otra parte, el estudio de los archivos facultó al forense para hacer otro macabro descubrimiento: “Wecht descubrió y expuso el espantoso hecho de que el cerebro del presidente Kennedy había desaparecido después de la autopsia, no estaba”, cita Perfil.
Confirmado el deceso del presidente, ningún forense de Dallas vio su cuerpo baleado. Así como estaba, lo subieron a un avión y lo llevaron a Washington, en donde la autopsia fue hecha por dos peritos que nunca habían hecho una autopsia balística en su carrera.
MM/ff