Su esposa Isabel Ciancaglini de Cirigliano se encargó de los detalles de la fiesta: el catering, el salón y el show; él, Mario, de hacer los llamados estratégicos para conseguir la seguridad adicional que impidiera que la ceremonia religiosa del casamiento de su hija Florencia con Marcelo Quiroga fuera empañada por alguna manifestación de los familiares de las 51 víctimas de la tragedia de Once.
Con vallado y personal privado de seguridad, y también policía de civil, Cirigliano logró proteger la iglesia San Benito de Palermo, y hasta pudo abandonar el lugar apenas molesto sólo con un fotógrafo de PERFIL.
Pero ése fue el único flash fuera de libreto ya que, una vez que toda la familia y los 250 invitados llegaron al Palacio Frers, en La Rural, Florencia, la hija de Cirigliano que maneja la empresa en Miami, pudo disfrutar de la fiesta –que terminó a las 7 de la mañana del día siguiente– que su madre le había diseñado y que por 500 mil pesos, aproximadamente, su padre había financiado.