“Irse al mazo”, “barajar y dar de nuevo”, “ser un as”, “cantar las cuarenta”, “poner las cartas sobre la mesa”, “hacerse el sota”, “poner cara de póker”, “jugárselo todo a una carta”, “tener carta blanca” son solo algunas de las numerosas expresiones coloquiales que, quien más quien menos, todos usamos en nuestra vida cotidiana.
Todas ellas reflejan la cantidad de horas invertidas, desde la más tierna infancia, en tardes enteras de lluvias, atardeceres en la playa, encuentros con amigos, apuestas e incluso reuniones aburridas que se calientan con un “quiero retruco” o cualquier juego de naipes.
Sí, jugar a las cartas, los naipes o las barajas es uno de los entretenimientos de mesa más populares en Argentina, ya se juegue por dinero o simplemente con porotos y títulos honoríficos.
Y en eso no estamos solos. Ya que jugar a las cartas es una pasión que nos lleva a otros continentes y también remonta a otras épocas.
Por eso, el 28 de diciembre es el día creado para recordar y rendir homenaje a uno de los juegos más antiguos, populares y democráticos de la humanidad.
Juegos de Cartas: el póker
Sin duda hay varios muy populares en Argentina. Pero no se crea que el Truco encabeza la lista.
El primer puesto, según los entendidos, lo ocupa el póker. Aunque sea importado, es uno de los más populares del país y no sólo se juega en casinos sino también on line.
En los casinos, en las calles y en los teléfonos móviles en forma de casinos online es común ver a las personas jugándolo durante horas.
En los suburbios porteños fue proliferando una versión local, Póker Stingray (o mantarraya), con un flop de seis cartas en vez de tres.
Blackjack, segundo en Argentina.
El segundo lugar en las preferencias de los argentinos lo ocupa el Blackjack: dos cartas para tratar de sumar 21 puntos, y la posibilidad de pedir más si las cuentas no dan.
Parece sencillito, pero tiene sus secretos y el más paciente es a veces el que más gana, incluso cuando se juega con dinero.
Truco y tute cabrero, bien argentinos
Infaltable entre amigos playeros, el truco nacional es una adaptación del Póker combinado con el truco o joc del truc español.
Para jugarlo se arma un pequeño mazo sin comodines ni ochos y ni nueves. Se reparten tres cartas a cada jugador para sumar su numeración en el truco y en el envido. El que gana es el que sepa jugar mejor –o mentir mejor- sus cartas más altas.
El Tute y el Tute cabrero también son muy populares en el país, aunque suene de otra época: era la perdición de dos prestigiosos cineastas argentinos, Leopoldo Torres Ríos y Leopoldo Torre Nilsson, su hijo. Por una sencilla razón, se jugaba en las épocas de oro del cine nacional, en los momentos de descanso de filmación o mientras los técnicos preparaban el set para rodar una nueva escena.
El Tute y su variante Tute cabrero es para esas personalidades a las que no les gusta perder. En ellos, no pierde quien sale último sino quien sale segundo.
Un palo de la baraja se elige “triunfo” y se reparten tres cartas a cada jugador. El que inaugura el juego lanza una carta y los siguientes deberán jugar una mayor o una del palo de triunfo; si no tiene, deberá jugará con cualquier otra de las que tenga.
Después de la primera mano, sumará los puntos quien haya jugado la carta más alta del palo del jugador que salió. Al final no importa tanto quién gana, sino quien queda segundo, porque en definitiva el objetivo es sumar la mayor cantidad de puntos o la menor (es decir, tirarse a menos), porque como se dijo, el que queda segundo pierde.
Culo sucio
Los más “finolis” llaman al Culo Sucio Poto sucio; como fuere, el juego arranca cuando un jugador toma una carta al azar y la esconde debajo de la cola -sus nalgas- o en una nueva versión abreviada, la aparta simplemente y la pone a un costado de la mesa dada vuelta.
Se reparte el resto entre los jugadores. Luego, de a uno, los jugadores toman una carta del compañero que está a la derecha y, si logran armar un par con ella, lo sacan del juego.
Evidentemente, al final de la partida, alguien se quedará con el Culo sucio, esa carta que se quedó sin pareja, porque la suya está al costado de la mesa o debajo de la cola de quien inició el juego.
Juego de cartas: ¿de dónde viene?
La opinión más difundida es que los juegos de naipes o cartas se originaron en China. La referencia más antigua que se conserva de un juego similar a lo que hoy conocemos como tal se encontró en la Colección de varios en Duyang, escrita por la dinastía Tang Su E. Allí se relata que la princesa Tongchang (hija del emperador Yizong de Tang) jugaba al "juego de la hoja" con miembros del clan Wei, su familia política, en el año 868.
Lo más probable es que el juego de cartas llegó a Europa con los árabes que invadieron los reinos cristianos de España.
Tal vez eso explique que la carta o baraja más antigua que se conoce sea la denominada “española”.
Los palos de las barajas árabes ilustraban monedas, copas, cimitarras y bastones, imágenes que luego se transformarían en oros, copas, espadas y bastos.
Otra versión, igualmente creíble, sostiene que fueron llevados al Viejo Continente por los Cruzados, cuando regresaron luego de intentar defender la Ciudad Santa.