“Bienvenido, comenzó la función. No temas, nada malo te va a ocurrir”, dice un mensaje de Whatsapp anónimo que le llega a Ariel Marini, sentado en un banco de Plaza Serrano. A Marini se le indica por celular que le pregunte a una modelo para qué marca de ropa son las fotos que se estaba sacando.
Minutos después, le llega una imagen mientras la conversación con la mujer se prolongaba. “Al lado mío había diez personas con el celular y cualquiera podía haberme sacado la foto, pero no sabía quién. Me sentía observado por todos”, cuenta sobre el panóptico que lo vigila durante una hora y lo hace pasear por Palermo.
Así es Perfil Bajo, una propuesta teatral en el que el espectador es también el actor, y recorre cuatro barrios de la Ciudad. “A diferencia del teatro tradicional que te piden apagar el celular, acá hay que tenerlo prendido todo el tiempo porque la obra sucede por allí”, explica Ezequiel Hara Duck, su director. “Un espectador en movimiento que hace cosas y no sentado mientras mira un escenario”. Se estrenó el verano del año pasado, cuesta $500 y ya la vivieron unas 350 personas.
“La obra trata de lo invisible que somos en la ciudad, la pérdida de vergüenza por hacer cosas que nunca nos hubiéramos imaginado y una sociedad controlada que está peniente al celular”, dice en relación a los 60 minutos que viven los espectadores en cuatro escenarios públicos: Plaza Serrano, en Palermo; las calles de San Telmo, la peatonal de Florida o el circuito del Abasto.
Esta tendencia se popularizó en Nueva York, en 2011, con la obra ‘Sleep no more’, basada en Macbeth. Sin embargo, esta “es única en el mundo por la utilización de tecnología y porque no hay actores”, afirma Hara Duck.
Y además de recorrer Buenos Aires, el director y Brenda Taubin viajarán a Santiago de Chile para entrenar a veinte artistas para convertirse ellos mismos en sus propios directores por Whatsapp: la puesta, que se llamará “Paranoia”, será presentada en el Centro Cultural Gabriela Mistral de esa ciudad.