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En Shanghái

Registran más de 300 accidentes y 5 muertes de conductores de comercio electrónico en China

Las víctimas estaban en proceso de entregar paquetes y comida ofrecida por servicios como Meituan Dianping y Ele.Me de Alibaba.

Repartidor de la aplicación china Meituan Dianping.
Repartidor de la aplicación china Meituan Dianping. | Twitter

El comercio digital está cobrando un precio muy análogo en las calles de Shanghái. De acuerdo con la Oficina de Información de la ciudad hubo 324 accidentes de tránsito y 5 muertes que involucraron a conductores de reparto durante el primer semestre de este año. China es el mayor mercado de comercio electrónico del mundo y más del 80% de esos conductores estaban en proceso de entregar paquetes y comida ofrecida por servicios como Meituan Dianping y Ele.Me de Alibaba. Es una señal de lo rápido que se expande el mercado. En todo 2017 solo hubo 117 accidentes relacionados con repartidores en la ciudad.

Los datos de Shanghái destacan un problema mundial: las ciudades no están preparadas para absorber el impacto físico del comercio electrónico. Por ahora la mayoría de los problemas no superan el nivel del fastidio, pero los riesgos aumentarán rápidamente si las constructoras y los líderes municipales no empiezan a tomar en cuenta el comercio electrónico al desarrollar regulaciones e infraestructura urbana.

Al igual que con otras innovaciones tecnológicas, los primeros impulsores del comercio electrónico resaltaron sus virtudes medioambientales. El comercio digital fue retratado como una manera más saludable de consumir. Las entregas agrupadas reemplazarían el trayecto individual a la tienda, reduciendo por ende el tráfico y las emisiones de carbono. Menos tiendas físicas, en particular en sectores suburbanos, propiciarían usos de espacio más productivos y sostenibles para instalaciones de atención médica y parques.

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La industria ha crecido de manera exponencial desde esos primeros días. Entre 2009 y 2018, la cantidad de paquetes entregados por el Servicio Postal de Estados Unidos se duplicó a 6.200 millones anualmente. Las montañas de cartón en la basura de los apartamentos es la prueba: en Nueva York, más o menos 4 de cada 10 habitantes recibe por lo menos un despacho semanal.

Muchos paquetes se envían a oficinas en lugar de viviendas, durante las horas punta de oficina. En Alemania, el transporte de carga da cuenta de solo el 30% de todo el tráfico pero el 80% del tránsito durante el horario punta en el centro de las ciudades. En Londres, donde los cobros por congestión han reducido la cantidad de automóviles privados en las vías durante el día, las camionetas de reparto y los servicios de transporte compartido como Uber han cubierto la diferencia. Investigadores en Seattle descubrieron que cerca de la mitad de los caminos que hacen entregas en el centro de la ciudad se estacionan ilegalmente, bloqueando y entorpeciendo el tránsito.

Luego está China, donde solo una empresa de entrega de comida, Meituan, cuenta con 600.000 conductores para atender a 400 millones de clientes al año en 2.800 ciudades. Los conductores usan mayormente vehículos de dos ruedas electrificados que evitan el tráfico, avanzan por las aceras y se estacionan en cualquier parte, donde haya que entregar un producto. El enjambre de bicicletas eléctricas que obstruyen las veredas incluso ha motivado columnas de personas indignadas en medios estatales que normalmente elogian a los gigantes del comercio electrónico chino.

El problema se pondrá peor. En Seattle, hogar de Amazon, se espera que un crecimiento compuesto anual del comercio electrónico de 20% entre 2018 y 2023 duplique con creces las entregas de productos. Las cifras chinas son incluso más impactantes: se proyecta que las ventas minoristas en línea se disparen un 30% en 2019 y bordeen los US$2 billones, representando más de la mitad de las ventas minoristas en línea en todo el mundo.

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No hay soluciones sencillas. Cursar una infracción o remolcar camiones repartidores por estacionarse en ciclovías y bloquear calles es satisfactorio desde el punto de vista emocional para aquellos que se ven perjudicados, pero solo aborda síntomas en lugar de las causas subyacentes. Hacerlo demandará asociaciones mucho más creativas entre ciudades, empresas de comercio electrónico e inmobiliarias y constructoras.

Por ejemplo, Nueva York y otras ciudades han demostrado que ofrecer incentivos para que se hagan entregas en horario valle (o prohibirlas en horario punta) puede ayudar a reducir la congestión urbana. Más ciclovías y lugares de estacionamiento disminuirían los accidentes y el tráfico en ciudades del mundo en desarrollo como Shanghái.

Los gobiernos municipales deben considerar exigir que los nuevos proyectos inmobiliarios incluyan espacio para que se estacionen los vehículos repartidores. Podrían colaborar con empresas de comercio electrónico para instalar casilleros cercanos a terminales a fin de reducir la cantidad de detenciones de los repartidores. A largo plazo, las empresas podrían buscar oportunidades para asociarse con otras en materia de entregas y consolidar los despachos individuales.

Finalmente, las campañas de educación pública pueden informar mejor a los consumidores sobre el impacto del comercio electrónico, especialmente los envíos pequeños y no esenciales, en el ambiente urbano compartido. Más de algún cliente puede olvidarse de la conveniencia individual y privilegiar una ciudad más segura y menos caótica.

Esta columna no necesariamente refleja la opinión de la junta editorial o de Bloomberg LP y sus dueños.