COLUMNISTAS

¿Qué te pasha Scioli, estás nerviosho?

Las inundaciones y la denunciada presunta “operación” por parte de Sergio Massa opacaron el personaje político que supo armar.

Daniel Scioli, y una de serie de duras reacciones.
| Cedoc

Atildado, equilibrado y hasta aburrido en sus tonos declarativos, llama la atención las intempestivas reacciones de Daniel Scioli de los últimos días. No fue feliz que culpara a las urbanizaciones por las inundaciones en su provincia. Tampoco que justificara el desliz de ir a un partido de futsal en medio de la tragedia. Y menos que dejara entrever que él necesita el deporte para vivir mientras otros requieren de químicos o adicciones.

Raro. No sólo por la personalidad del gobernador y el personaje político que fue armando. Sobre todo porque su camino hacia 2015 goza en estos tiempos de más rosas que espinas. Veamos:
Todas las encuestas serias lo dan en alza, al tope de la intención de voto o en empate técnico con Sergio Massa (destinatario de sus desboques).

La relación con el Gobierno y en especial con el kirchnerismo duro atraviesa por su mejor momento. Cada vez son más las voces oficialistas (empezando por La Cámpora) que lo bendicen como candidato.
Este romance acaso explique la ayuda para que la Provincia haya podido hacer frente a un bono en dólares sin complicaciones. O que el Presupuesto nacional del año próximo le asigne más de cuatro mil millones de pesos para obras públicas (primera en el ranking, lejos).

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No hay precandidato kirchnerista a gobernador que no intente sumarlo a la foto. Desde Diego Bossio a Fernando Espinoza, pasando por Mussi, Mariotto y Montoya. Saben –o intuyen– que su respaldo vale ahora más.

Cada vez hay más gobernadores que aspiran a acompañarlo en la fórmula presidencial. Y  algún precandidato presidencial, como el entrerriano Sergio Urribarri, no descarta bajarse para secundarlo. Pero aquellos exabruptos alejados del Código Scioli tal vez reflejen que no todo está tan bien como luce. Que el disparador hayan sido las inundaciones (ausentes esta vez en la agenda porteña de su rival Mauricio Macri) no sería casual, sino causal: tras siete años, la gestión provincial adolece de no pocas falencias. Esa mancha puede extenderse a otras áreas, como la de la seguridad y la educación.

El sciolismo, igual, intenta mostrarse con la calma tradicional de su líder, aunque éste la haya extraviado por un rato. Dicen que será presidente quien le pueda explicar mejor a la gente qué país viene, no tanto qué se hizo y qué no. Y hasta sueñan con la idea posible –para ellos– de que Massa siga cayendo y esos votos peronistas recaigan en Scioli para ganar en primera vuelta. ¿Siguen los exabruptos?