CULTURA
Muestra

¿Qué tal si hablamos de Keller?

Se exhibe en el Malba la primera exposición colectiva del proyecto Yunga Arte Contemporáneo, con curaduría de Raúl Flores, un programa que pone el foco en el perfeccionamiento y la experimentación artística.

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Yunga en MALBA. Obras de Noelia Correa (foto), Alfredo Dufour, Benjamín Felice, Maia Navas, Sofía Noble y Damián Santa Cruz. | MALBA

La charla es eléctrica, apasionada, intensa. Ecléctica, inteligente, sin pausa. Es con Raúl Flores a media mañana en el mercado de San Telmo. Se trata de la primera exposición colectiva del proyecto Yungas Arte Contemporáneo que se exhibe en el Malba. El es el curador, pero la iniciativa es en conjunto con Piero Sogno. “Yungas es posible gracias a que conocí a Piero”, quiere que quede claro. “Yo solo no haría nada de esto”, remarca en ese tono.

Para entender Yungas es necesario decir que tiene dos partes: becas de perfeccionamiento para jóvenes artistas y Yungas Haus, que es un centro de experimentación artística ubicado en una casona de estilo florentino en Tucumán. Las primeras están “destinadas a artistas en etapa de formación que durante nueve meses puedan trabajar en un ambiente de fuerte estímulo intelectual y creativo”. Empezaron en 2013 en diferentes provincias, con jurados y benefactores. Ya pasaron decenas de artistas que dinamizaron los diferentes escenarios locales. La concepción de campo cultural está en el espíritu de Yungas: “Estimula la producción y la circulación de obras de artistas del interior del país, y se propone generar nuevos coleccionismos locales para intentar ampliar el campo de las artes visuales contemporáneas”, puede leerse entre los postulados de explicación.

“Es un emprendimiento mixto: público y privado. Viajo y me quedo en la dirección de los proyectos. No es un ‘toco y me voy’. De hecho, hoy es impensable que alguien pueda venir un día y decirte cómo ser artista. Podés ser artista donde vos vivís. En esta época no hace falta que vengan a hablarte de teorías que podés encontrar en internet, en la biblioteca. O darte recetas que no se pueden instrumentar en el lugar donde vive cada uno”. El ejemplo es de lo más elocuente: “Viene uno y le dice al artista que vive en un lugar muy alejado que imprima las imágenes en gran tamaño sin respetar ni la obra ni las posibilidades tecnológicas. Los problemas son variados: una de las artistas tiene que tener cuidado de que no se le metan los monos en su casa. ¡Doce monos, mirándola por la ventana!”.

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Por eso, para hablar de Yungas empezamos con la frase de Domingo Faustino Sarmiento: “Yo soy provinciano en el Buenos Aires, porteño en las provincias y argentino en todas partes”. La desestabilización del sanjuanino le hace gracia al cordobés que es Flores. Podría ser, en efecto, a lo que apunta el proyecto en tanto dejar de lado esa visión paternalista de lo central hacia la periferia. “Buenos Aires versus el Inferior”, dice y se ríe fuerte.

Pero de Sarmiento pasamos a Juan José Saer y su impronta en la literatura argentina de ese “no pasar” por Buenos Aires. Irse directo a Francia sin tener a la ciudad como destino desde su Santa Fe natal. Lo que parece ser diferente en este caso: Noelia Correa (Córdoba, 1984), Alfredo Dufour (San Juan, 1989), Benjamín Felice (Tucumán 1990), Maia Navas (Corrientes, 1986), Sofía Noble (Tucumán, 1978) y Damián Santa Cruz (Capital Federal, 1984, vive y trabaja en Córdoba) son los artistas que Yungas exhibe en el Malba. ¿Es así, es lo contrario? ¿Es el museo porteño un lugar de llegada? A Flores no parece importarle este comentario. Sobre todo porque, en el desarmado de categorías, llamar irónicamente “Inferior” al Interior o respetar los lugares de creación de cada uno, por mencionar ejemplos, altera ese vínculo de plano. “Es bueno tener un espacio para hacer una muestra. El Malba es un buen espacio, y cualquiera de las obras que se exhiben en Yungas podría ser parte de la colección. Eso es lo que me interesa, en todo caso, verificar aquí”, explica Flores sobre los intereses mutuos de este proyecto. Además, cual selva, Yungas se esparce y crece en las diferentes áreas del museo: en el programa de educación sub 20, en Malba cine, activación de obra, entre otras actividades.

Lo que empezó con Sarmiento terminó con Colby Keller. Es la estrella porno actual, cuando quedan pocas y la industria del cine pornográfico se concentra en reproducirse por categorías y no tanto en figuras, según me explica Flores, que es muy entendido en la materia. “Hay 120 categorías de cine porno. Ya no es de estrellas, pero Keller es un caso raro. En todo sentido: es licenciado en antropología por la Universidad de Houston, tiene un máster en artes plásticas y escénicas, trabajó en el mundo de la moda, en campaña y sesiones editoriales. Ahora es la imagen de la campaña de Vivienne Westwood. Un artista interdisciplinar al que le gusta experimentar con proyectos todo el tiempo”. Uno muy particular fue Colby Does America, una especie de road movie en la que el actor viaja por Estados Unidos para conocer nuevas ciudades y dejar registro fotográfico y audiovisual de todo ello. También, obvio, para tener sexo con locales que contacta por las redes sociales en cada una de ellas.

A esta altura se impone decir por qué hablamos sobre Keller, ¿no? En parte porque Yungas trabaja con múltiples categorías: no solo las que intersectan los propios artistas en sus realizaciones sino las que desanda en el pensamiento. No hay una oposición entre naturaleza y civilización. Tampoco están los lugares comunes de la relación campo-ciudad. Hay una desrealización en las obras, hay referencias, quiebres de tradiciones. Lo humano y lo maquínico. La tierra y también el cielo. Hablamos de Keller porque Lolo y Lauti, dos artistas que Flores pondera mucho, hicieron una obra con él en 2017 con curaduría de Mariano López. En fin, hablamos de Keller un poco, además, porque se nos dio la gana.

Proyecto Yungas
Hasta el 2 de junio
Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires
Av. Figueroa Alcorta 3415, Buenos Aires.