Desde México Tal vez sea aventurado pensar qué pasará con la agricultura para el año 2050, sin embargo al ritmo del crecimiento actual de la población mundial y con las mejoras en la distribución del ingreso de los consumidores en países en vías de desarrollo, es probable que se cumpla el vaticinio de la FAO, y que para esa fecha la demanda de alimentos crezca 60%. La gran pregunta es si América latina, que tiene una vocación natural en la producción de commodities, podrá consolidarse como uno de los abastecedores de alimentos para el mundo y si estará a la altura de las circunstancias para hacerlo en forma sostenible, sustentable, incluyendo a productores extensivos e intensivos, chicos y grandes. Cuáles son los desafíos que le caben a las industrias, cómo trabajar en forma simétrica con las polítcas públicas y qué pasará con los nuevos desarrollos agrícolas. Estas y otras preguntas se escucharon en el Foro Internacional CropLife America Latina que se llevó cabo en el Distrito Federal de México entre el 8 y el 12 de abril pasados.
En su sexta edición, CropLife, el gremio internacional que representa a la ciencia de los cultivos (empresas de agroquímicos y fertilizantes) debatió y analizó distintas formas de manejo agrícola y la adopción de tecnología, de hecho como explicó el presidente de su comisión directiva Roberto Giesemann, “la idea también es conocer experiencias y aprender cómo trabajan otros países para aprender de ellos. Argentina y Brasil, por ejemplo, producen más del 75% de los alimentos que necesitan para su seguridad alimentaria, sin embargo, otros como México todavía estamos en 60% y algunos como Centroamérica están lejos de lograrlo. Aunque creo que con ciencia, tecnología, investigación y sobre todo compromiso, podremos producir alimentos para cubrir la demanda, pero necesitamos incrementar la productividad global; sin ciencia y tecnología es una utopía lograrlo”, sentenció Giesemann.
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La agricultura enfrenta varios frentes si intenta crecer en el camino de la competitividad, y la industria será tal vez, la que deberá poner mucho de sí para ofrecer más productos “banda verde” amigables con el medio ambiente, seguir invirtiendo para ello en investigación y desarrollo, pero tambien en optimizar la comunicación con la opinión pública. “Las industrias hemos estado muy ensimismadas lanzando nuevas moléculas, pero nos despreocupamos en mostrar lo que hacemos y lo que hacemos es bueno. Somos los aliados del productor y trabajamos a conciencia para ofrecer productos que contribuyan a una agricultura sustentable, porque el gran debate es que al fin del día, en el mundo de hoy, una de cada siete personas que se va a dormir sufre hambre. Ese es el desafío al que hay que dar respuesta”, argumentó.
Por su parte, Carlos Guimarães, director general de Syngenta para América latina, anticipó los retos de la industria: “Hacia el año 2050 se espera que la producción agrícola crezca a un ritmo del 1,5% anual y la demanda al 1,9%, por lo pronto habrá un déficit. Además, deberemos estar preparados porque las regulaciones ambientales serán más amplias, los productos deberán tener máximo poder residual y mínimo nivel de toxicidad”.
