"Tengo miedo a que mi vida sea algo predecible"

Una cabaña olvidada en el fin del mundo. O cerca, en el Calafate. Y dentro, una mujer llorando –en silencio– sobre un costado de la cama. Así comienza una de las primeras escenas de Las vidas posibles, la película de Sandra Gugliotta que trajo a Natalia Oreiro de vuelta al cine. Desnuda de aquellos colores estridentes que caracterizaron a “la Monita”, su personaje en Sos mi vida, Oreiro quiere ir por más. Tal vez por ello, cuando la actriz uruguaya se enteró de que había un casting para buscar una mujer oscura y llena de tristeza, no dudó ni un minuto y se sumó a la improvisación que le exigió la producción. Y quedó. “Llegué a la película cuando estaba todo más o menos cerrado. En su momento me interesó el color de actriz que estaban buscando para ese papel. Me parecía bueno el desafío de poder entrar en medio de la película y que la gente se encontrara con un personaje y no con la Natalia Oreiro más conocida”, cuenta.

—¿Es eso lo que estás buscando ahora? ¿Que la gente encuentre la historia y no a Natalia Oreiro “haciendo de”?

—Yo creo que todo es una búsqueda. Cada vez que me ofrecen un proyecto, lo primero que trato de ver es en qué me puede modificar y hacia qué nuevo lugar me lleva. Soy muy inquieta y tengo mucha curiosidad. Los lugares repetidos me aburren un poco y quizá necesito de la experimentación de cosas muy distintas para, después, saber volver a elegir papeles más luminosos. En ese plan, encontré esta película. Me interesa más que la composición del personaje sea distinta a lo que vengo haciendo, que el tamaño y la dimensión del papel.

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