INTERNACIONAL
Cambio de mando en Nicaragua

Daniel Ortega, del sandinismo a la izquierda "light"

Tras 16 años como líder de la oposición, Ortega asume la presidencia de Nicaragua el miércoles. Luego de tres derrotas en las urnas llega al Gobierno con el 38% de los votos. Promete respetar la empresa privada.

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Daniel Ortega asume la presidencia de Nicaragua con el 38% de los votos | Cedoc

El ex guerrillero sandinista Daniel Ortega retornará el miércoles al poder después de 16 años de oposición como líder de una izquierda "light", con la promesa de respetar a la empresa privada, no enfrentarse a Estados Unidos y fomentar "paz y reconciliación".

El secretario general del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) nació hace 61 años en el municipio de La Libertad, en la central provincia de Chontales, y muy joven dejó su carrera de leyes para sumarse a la guerrilla que derrocó al dictador Anastasio Somoza, cuya familia había gobernado el país durante casi medio siglo.

Daniel Ortega no era muy conocido cuando integró la Junta de Gobierno de Reconstrucción Nacional, instancia que quedó en poder del FSLN tras de la estampida de varios personajes "moderados" que la habían conformado a mediados de 1979. Elegido presidente en 1984, con su hermano Humberto en la jefatura del Ejército, fue uno de los nueve comandantes del directorio sandinista y gobernó bajo una cruenta guerra civil apoyada por Estados Unidos, que dejó más de 50.000 muertos y concluyó tras la primera derrota electoral del FSLN, en febrero de 1990. En esa ocasión, Ortega prometió a sus desolados simpatizantes que gobernaría "desde abajo".

Después de 16 años en la oposición y tres derrotas en las urnas, el líder del FSLN ganó las elecciones del pasado 5 de noviembre con un 38 por ciento de los votos. Para lograrlo, el futuro presidente se quitó el uniforme de fajina y reemplazó la arenga revolucionaria por la prédica religiosa, como parte de una cuidadosa estrategia política que incluyó una reforma a la Ley Electoral para reducir del 40 al 35 por ciento el "techo" de votos válidos para ganar. La ley fue reformada al amparo de un oscuro arreglo político entre Ortega y Arnoldo Alemán, líder del Partido Liberal Constitucionalista (PLC) y condenado por corrupción, que permitió a los sandinistas alcanzar un importante control del Poder Judicial, el Consejo Supremo Electoral y otras entidades clave del Estado.

Daniel Ortega se impuso en los comicios a una derecha fracturada tras la división que sacudió al PLC a raíz del juicio y posterior arresto de Alemán, condenado a 20 años de cárcel por una jueza ligada al FSLN. "Estamos gobernando desde abajo", comentó entonces un cercano colaborador de Ortega.

De camisa blanca y jeans, el líder sandinista recorrió todo el país durante su campaña, en sus llamadas "peregrinaciones" ambientadas invariablemente con una versión criolla de la canción "Give Peace a Chance" del insigne ex beatle John Lennon. "Por amor a Dios, dennos la oportunidad de gobernar en paz", repetía una y otra vez. Ofreciendo trabajo, salud y educación gratuita, Daniel Ortega apostó a capitalizar el descontento de los sectores más vulnerables del país, donde un 80 por ciento de la población vive en la pobreza y casi el 60 por ciento sufre desempleo. Y como garantía de su oferta de "amor y reconciliación", eligió como compañero de fórmula al ex banquero somocista Jaime Morales, ideólogo de la "contra" antisandinista, e integró en su alianza "Unida, Nicaragua triunfa" a líderes rebeldes e indígenas misquitos, cuyas comunidades fueron arrasadas durante el conflicto bélico.

Su antiguo archienemigo, el cardenal católico Miguel Obando, también fue su aliado en la campaña electoral del FSLN, que costó seis millones de dólares. Daniel Ortega anunció que dirigirá un gobierno sencillo y austero, según palabras de su esposa Rosario Murillo. Por eso no despachará en la pomposa Casa Presidencial construida por Alemán con dinero del gobierno taiwanés, la cual servirá como sede de otras dependencias del Estado para no gastar en alquileres.

Como ejes de su política exterior, el futuro mandatario ofreció relaciones respetuosas con todos los países, incluyendo a Estados Unidos, prometiendo respetar el libre comercio, la empresa privada y la inversión extranjera para generar empleos.