POLITICA
OPININ

Jugar con fuego

La Presidenta cree que mostrarse en la zona incendiada debilita al "partido rural", mientras la AFIP empieza a investigar a "productores díscolos".

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| Juan Obregn.

Por estas horas, el grupo de inconscientes que organizó la operación "Cristina en la zona del fuego" deben estar eufóricos. Los canales de cable repiten el gesto compungido de la Presidenta mientras sobrevolaba la zona donde "productores-rurales-que-buscan-rentabilidad-a-cualquier-precio-incendiaron-los- campos-sin-medir-las-consecuencias -para el-resto-de-los-ciudadanos".

Kirchner, el marido, cerebro mayor de la operación se regocijará pensando en que en unas horas esa imagen estará en las tapas de todos los diarios, en el día que tienen mayor circulación. Creen que, instalando el tema de esta manera, en poco tiempo los porteños aborrecerán a los desalmados del campo que están ahogando a la gran capital. De esa manera, el Gobierno tendría a la opinión pública de su lado en esta negociación extraña con los dirigentes ruralistas. Es un razonamiento simple y hasta burdo, pero es así. ¿Qué se puede pedir de una administración que tiene como secretario de Medios a un pegador de afiches acusado de autoadjudicarse publicidad oficial para sus empresas? ¿Qué puede esperarse de un vocero presidencial que no habla?

El Gobierno está decidido a recurrir a cualquier idea a su alcance para apretar a los productores. E ideas es lo que no sobra. En varios lugares de la llanura pampeana ya están haciendo inspecciones los sabuesos de la AFIP. Dicen que la casualidad hace que vayan primero a los productores que lideraron las protestas. Ahora, con la puesta en escena de hoy, la jugada no sólo es administrativa sino también mediática. Algo que el Gobierno cree que maneja a la perfección.

Que Cristina haya sobrevolado los incendios da la pauta que los Kirchner creen que el viento está a su favor. Celosos del "que dirán" en los medios, sólo tratan de pisar sobre seguro. El día del cacerolazo, la Presidenta se fue en auto para que no la compararan con De la Rúa, aunque ella use el helicóptero presidencial todos los días para ir y venir desde Olivos al centro porteño. En otra ocasión trágica, donde el incendio de Cromañón terminó con 200 vidas, los Kirchner huyeron al sur y no dieron la cara hasta estar seguros de que el "político quemado" era Aníbal Ibarra, y no ellos. Pero esta vez, parecen sentirse seguros, y creen que sobrevolando los campos incendiados lograrán vencer la pulseada con los ruralistas. Es necesario, más que nunca, ayudar a este gobierno. ¿Alguien sabe cómo?

* editor general de Perfil.com