PROTAGONISTAS
de padre a hija; de productor a conductora

“En Dominique observo parecidos con Mónica Cahen D’Anvers”, explica Eduardo Metzger

El ingreso de la nueva dupla a “Telenoche” es más que un reemplazo. Es un cambio de concepto y, sobre todo, el regreso a las características que hicieron exitoso el noticiero central de El Trece. Eduardo Metzger fue el productor de “Mónica presenta”, que comenzó siendo semanal hasta transformarse en noticiero. Desde esa experiencia, y con un recorrido de vida en la televisión, escribe en PERFIL qué es para él –como productor y como padre– que su hija ocupe ese prime time.

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Momentos. Una pequeña Dominique Metzger con su padre, Eduardo, Mónica y César. Y Metzger con Mónica, con quien la une una amistad desde Mónica presenta. | cedoc

Cuando Domi (Dominique Metzger) me dijo, al terminar el colegio secundario, que quería estudiar para ser chef, fue una alegría porque era la primera de mis hijos que quería hacer su camino lejos de la actividad en la que transcurría la vida laboral de sus padres y hermanos. Yo pensaba: ¡qué bueno tener alguien en la familia que se dedique a otra cosa! Dominique estudió y se recibió de lo que parecía ser su firme vocación; y empezó con alguna pasantía en Buenos Aires y al poco tiempo la contrataron para trabajar en una muy exclusiva hostería escondida en el sur, que hospedaba a extranjeros.

Lo que no fue. En esos momentos yo estaba haciendo mi programa Desayuno en Canal 7. Pasados algunos meses de su ida al sur, volvió y me pidió tener una charla que, recuerdo, fue en el mismo canal. Allí me dijo que la cocina no era su vocación y me pidió trabajar en la producción del programa. Sentí cierta frustración en el cambio de rumbo pero lo acepté y a partir de allí comenzó su carrera: primero trabajó en la producción de Desayuno, luego haciendo algunas notas en cámara y, en paralelo, transitando la carrera de Periodismo. Terminado Desayuno, hizo algún trabajo en radio hasta que en una convocatoria de TN ingresó como cronista destinada, como era natural, a la madrugada. Debo confesar que como conocedor de ese trabajo, y sobre todo como padre, no me preocupa por su desempeño sino por su seguridad en ese horario. Su primer desafío importante en TN fue la conducción, al lado de Edgardo Antoñana. Allí terminé de convencerme de que tenía pasta y futuro para esta profesión más que “futuro para las pastas”.

Y un día llegó. Como hombre del medio, y especialmente de tantos años en El Trece, puedo asegurar que llegar a la conducción de Telenoche es lo máximo a lo que puede aspirar un periodista en esa casa. ¡Es como ser elegido para jugar en la Selección! El premio es grande y la responsabilidad aun mayor. Pero creo que Domi está capacitada y sobre todo con mucha voluntad de encarar el desafío con sus herramientas. ¿Cuáles son? La empatía que ha logrado con la gente que la mira y sigue, y también dentro de su ámbito de trabajo. La naturalidad con la que encara cada tema sacándoles provecho a las buenas noticias, ablandando lo duro hasta donde se pueda y transitando sus errores sin excusas. La credibilidad en el mensaje transmitido es condición fundamental en alguien que informa; y el clima que logra con quienes la acompañan en cámara. 

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La dupla. Ella ha tenido la suerte de que en esta etapa de Telenoche hayan elegido a Nelson Castro para estar junto a ella. Un profesional de gran experiencia, preparado para cualquier tema y sólido en la comunicación. Observo el respeto mutuo, sobre todo las fuertes ganas de encarar este desafío y acrecentar en estos tiempos el valor de la marca Telenoche. Con sus respectivas cualidades, se complementan; pienso que se puede pronosticar un buen futuro. En televisión el apuro daña, por lo que aconsejo a Domi que trabaje con convicción en lo que está haciendo y el resultado –el rating– aparecerá. La cantidad de audiencia es comparable con un tren: para acelerarlo necesita tiempo y distancia; pero también frenarlo cuando está en plena velocidad –léase éxito– necesita tiempo. 

Mónica, presente. Observo en Domi varios parecidos –salvando distancias y trayectorias– con Mónica Cahen D’Anvers, con quien compartí años de relación laboral y somos grandes amigos. Mónica nunca tuvo actitudes de estrella pese al gran éxito de Mónica presenta, lo que facilitó enormemente mi tarea de productor, y el clima de trabajo con ella era único. Veo esa condición en Domi y espero que la mantenga y haga crecer. Mónica era igual en cámara que fuera de ella, y esa naturalidad daba frutos increíbles. Domi muestra esa condición, que debe mantener sin marearse. La empatía de Mónica con los televidentes era total y no importaba si el contenido del programa caía en algún momento, su público se mantenía fiel. También con Domi la empatía es algo destacable. Hay características en el ser humano que se adquieren a muy temprana edad, y es posible que algo de eso haya ocurrido con Domi y su definitiva vocación. Siendo muy pequeña vivió muchos momentos con Mónica y César (Mascetti), y probablemente en algo marcaron su futuro.