SOCIEDAD
TRANSPORTE PELIGROSO

El control estatal no llega a los micros "truchos" de Once

Las promocionadas inspecciones a la Terminal de Omnibus de Retiro terminan allí. Una recorrida de Perfil por los alrededores de las plazas Miserere y Constitución demuestra la existencia de muchos servicios de pasajeros no habilitados.Son más baratos, obviamente, y tienen como destino la región norte del país. La CNRT dice que sí los tiene bajo vigilancia.

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PROHIBIDO. Avenida Pueyrredn al 100: los mnibus no slo estacionan y recogen pasajeros en lugares donde no lo pueden hacer. Adems los viajeros suben por la calle, lo que est prohibido por la legislacin vial de la Ciudad. | Cedoc

Día de semana. Pleno mediodía. El corazón del barrio porteño de Once parece funcionar como una sucursal paralela de la terminal de ómnibus de Retiro. Sólo que aquí las plataformas de embarque se improvisan en las veredas de la zona, las dársenas donde aguardan los micros son las calles o avenidas y los pasajes se pueden conseguir con sólo anotarse en la planilla de algún vendedor.

Los vecinos y comerciantes no se muestran sorprendidos ante el ir y venir de pasajeros, bultos y encomiendas. Los destinos son básicamente el norte argentino y muchos de los clientes se emprenden en los “tours de compra”. Una de las razones por las que la gente viaja en este circuito de ómnibus paralelo es la económica. Mientras que en Retiro el pasaje promedio para viajar a Jujuy está en 160 pesos, en Once se consigue por 110. Y el ahorro es aun mayor si se contrata la ida y vuelta (entre 200 y 230 pesos). Pero otro tema es la seguridad sobre ruedas.

No estacionar. “Esto no está permitido. No hay habilitada otra terminal de larga distancia en la ciudad, y menos en la zona de Once”, aclara Eduardo Bertotti, director del Instituto de Seguridad y Educación Vial (ISEV). Daniel Orciani, gerente general de la Cámara Empresaria de Larga Distancia (Celadi), explica que ya denunciaron el tema hace tiempo a la Comisión Nacional de Regulación del Transporte (CNRT), pero sin embargo nada cambió. Y recuerda el artículo 32 del decreto de Transporte por automotor de pasajeros (958/92) que establece que en la Ciudad los servicios de micros “deberán ser iniciados y/o concluidos en la estación Terminal de Buenos Aires”. A esto se agrega Liniers, que está habilitada como parada.

“Este decreto habla de micros de larga distancia, pero los que salen de Once están habilitados para turismo y pueden hacer los viajes. Son dos modalidades distintas”, explican desde el área de prensa de la CNRT. La modalidad turismo no implica horarios a cumplir, ni cantidad de servicios. Y pueden ser empresas unipersonales con una sola unidad que se dediquen a realizar tours. “En todo el año 2006 hicimos 404 controles en el área de Plaza Miserere, se labraron 174 infracciones y se retuvieron 46 unidades. Las faltas más habituales son la violación a la modalidad, problemas con la revisión técnica obligatoria o los seguros. Es un lugar crítico, pero estamos combatiendo. Este miércoles a la noche hicimos una inspección”, agregan.

En una recorrida realizada por Perfil, se pudo chequear el incesante trajinar de micros de uno y dos pisos. De 17 micros relevados, sólo 8 figuran en el padrón de vehículos de transporte terrestre de la CNRT con la categoría “turismo”. De estos últimos, dos cuentan con el seguro vencido. Las otras patentes brillan por su ausencia, pero recorren las rutas nacionales sin problemas. Algunas unidades corresponden a empresas provinciales o comerciales de segunda línea y otras no tienen ninguna inscripción. La calidad es disímil: algunos micros son más modernos y otros evidencian en su carrocería los muchos kilómetros recorridos.

Para el gerente general de Celadi, que las empresas figuren en el padrón no es garantía de nada: “Acá tenés corsarios y piratas. Los corsarios tienen licencia para robar. Aunque estén habilitados como empresas de turismo son tan ilegales como las otras, es sólo un papel, un disfraz.” Por ejemplo, uno de los requisitos es que se presente antes del viaje una lista de pasajeros a la CNRT, pero en Once se puede obtener un asiento en el momento sin mostrar ninguna identificación.

Circuitos. En el barrio hay tres importantes puntos de arribo y llegada de ómnibus. En la calle Misiones al 100 se agolpan varios locales de venta y es común ver más de un micro. Lo mismo sucede a pocos metros, en la calle Saavedra y en la avenida Pueyrredón (frente a Plaza Miserere). Hay salidas a toda hora y, en plena temporada, se agregan servicios tal como sucede en las terminales “conocidas”. Casi como en Retiro. Salvo que la fila de micros, los encuentros, despedidas, besos y abrazos tienen lugar en plena calle, junto a transeúntes, colectivos urbanos y taxis. Peor es cuando todos los pasajeros deben subirse al vehículo por el lado de la calle en plena avenida. Algo similar sucede los fines de semana en los alrededores de Constitución (Amancio Alcorta y Pedriel).

Riesgos. “Los pasajeros son víctimas, pero también hay una inconsciencia muy grande. Por hacer economía entre comillas, el resultado lo pueden pagar mucho más caro . En este circuito ilegal hay que olvidarse de revisión técnica de vehículos, tiempo de descanso de los choferes o habilitaciones. Es un sector totalmente informal e irregular que está fuera de todo control”, advierte Bertotti.

A comienzo de quincena, la CNRT desplegó un gran operativo de control en Retiro. El lunes 15 los inspectores secuestraron cinco ómnibus en infracción por cuestiones como falta de documentación o tacógrafos desconectados y obligaron al recambio de más de diez choferes. Al mismo momento, a menos de 50 cuadras, en Once continuaban a toda marcha los arribos y partidas. “Nosotros denunciamos a la CNRT y le dijimos que cazan en el zoológico. Van a Retiro, que hay empresas habilitadas y no dejan salir a una unidad porque le falta un martillito. Y en Once no pasa nada”, critica con bronca Orciani.

Mientras tanto, los vecinos de Plaza Miserere se quejan por lo bajo mientras cruzan de vereda para esquivar bolsos y pasajeros en tránsito. Tampoco entienden cómo su barrio se transformó en una terminal con salidas diarias a San Salvador de Jujuy, Salta o Ledesma. Intentan resignarse a incorporar los micros como parte de su paisaje urbano.

Paisaje de una terminal fantasma
En las calles de Once, los micros aguardan pacientes la llegada de los viajeros en plena calle, usando carteles de ascenso y descenso que pertenecen a hoteles de la zona. Casi todos cargan con multas de tránsito del Gobierno de la Ciudad por mal estacionamiento. Tienen permitido el ascenso y descenso de pasajeros, pero no pueden estar estacionados durante horas (como sucede en la realidad).
Uno de los récords se lo lleva una unidad que no figura en el padrón de empresas de turismo de la CNRT: tiene 18 multas, de las cuales 17 son por “estacionamiento en lugar prohibido/forma indebida/antirreglamentaria”. Durante 2005 y 2006, se la agarró in fraganti en distintas alturas de la calle Misiones, Moreno y Rivadavia (en un rango de cuatro cuadras). Otro de los vehículos cuenta con 14 infracciones por idéntica razón e igual zona: desde 2004 que acumula multas por detenerse en la calle Misiones (entre el 100 y el 300). Las demás unidades no se quedan atrás.

La postal se completa con los vendedores de pasajes que actúan como los “arbolitos” en la calle Florida. Salvo que el “cambio, cambio”, en esta ocasión se transforma en “Salta, Jujuy”. La oficina ambulante es simple y austera: sólo basta una birome y una planilla para asegurarle al interesado su asiento. Y mientras que en Retiro es más exhaustivo el pesaje del equipaje, aquí es más sencillo atiborrar la bodega. El regreso es igual de informal. Los folletos agregan celulares de distintos representantes en Salta y Jujuy. Con ellos se puede pactar y asegurarse un pasaje de vuelta.