No eran humanos los huesos hallados en Tucumán

Una bolsa con restos óseos calcinados y manchas de sangre salpicadas por distintos lugares de la vivienda despistaron a la policía tucumana durante una allanamiento que llevaron a cabo anoche, en la casa de fin de semana de Azucena Guzmán, la hermana mayor de Susana Acosta, una de las dos ex monjas detenidas por la desaparición de Ángela Beatriz "Bety" Argañaráz.

Contrariamente a lo que se pensó en un principio, fuentes judiciales revelaron que los restos no son humanos y que se trataría de los huesos de un animal, por lo que se descarta que el hallazgo tuviese alguna relación con la desaparición de la maestra.

En el camino correcto. La primer prueba contundente para incriminar a las ex monjas apareció la semana pasada.

Voceros de la causa habían confirmado que las pruebas de ADN realizadas en las muestras de sangre tomadas de la casa en la que vivían las ex monjas Acosta y Nélida Fernández, pertenecían a Argañaráz, lo que corroboraba que la docente estuvo en el lugar y fue al menos herida, antes de desaparecer.

Fuentes judiciales explicaron que, de acuerdo a los resultados de las pruebas, la imputación sobre las mujeres podría agravarse con un cambio de carátula a "ocultamiento de persona" o "lesiones".

Además, confirmaron que la Fiscalía emitirá una nueva citación para el representante del colegio donde trabajaba la maestra, el Padre Roque Correa y el sacerdote Ariel Federico Amato.

Sin resultados. Por su parte, Liliana Argañaraz, hermana de la docente, cuestionó a la policía provincial porque "pasaron 50 días y todavía no encontraron nada".

También dijo que en una comisaría de la vecina ciudad santiagueña en Termas de Río Hondo, hasta donde llegó para pedir ayuda en la búsqueda, le pidieron datos del identikit de la maestra desaparecida.

"Esto es terrible. ¿Cómo se puede buscar a una persona sin tener una fotografía o su descripción? Hace falta una investigación profunda", advirtió la hermana de la maestra desaparecida.