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Noemí Brenta: “El Fondo Monetario afecta desde hace muchos años la vida de todos los argentinos”

La doctora en Economía por la Universidad de Buenos Aires (UBA) con medalla de oro, licenciada en Economía por la Universidad Argentina de la Empresa (UADE) y profesional principal e investigadora del Conicet, se especializa en el estudio de la deuda externa. La traumática relación de Argentina con el Fondo, de la dictadura hasta la actualidad.

Noemí Brenta
Noemí Brenta se especializa en el estudio de la deuda externa argentina y la relación con el FMI. | Marcelo Dubini

Doctora en Economía por la Universidad de Buenos Aires (UBA) con medalla de oro, licenciada en Economía por la Universidad Argentina de la Empresa (UADE), profesional principal e investigadora del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Tecnológicas (Conicet) en el Instituto de Estudios Históricos, Económicos, Sociales e Internacionales y en la Facultad de Ciencias Económicas de la UBA, Noemí Brenta se especializa en el estudio de la deuda externa argentina y esta semana participó de la Agenda Académica de Perfil Educación. “El FMI es uno de los acreedores más condicionantes de la Argentina, no lo es por el monto que presta, porque históricamente el Fondo ha sido un acreedor pequeño de la Argentina, aunque hoy es el acreedor individual principal. Pero siempre ha sido el que más condicionalidades genera. Es importante entender esta relación para comprender que el Fondo Monetario afecta desde hace muchos años la vida de todos los argentinos”, sostuvo.

Docente de Historia Económica y Social Argentina en la UBA, de Historia de las Políticas Económicas de Argentina en la Maestría de Historia Económica de la UBA, Brenta es autora de una gran producción académica, con trabajos como Historia de la deuda externa argentina. De la dictadura hasta nuestros días; Historia de las relaciones entre Argentina y el FMI; Historia de la deuda externa argentina. De Martínez de Hoz a Macri; Argentina atrapada. Historia de las relaciones con el FMI 1956-2006; La deuda externa argentina: una trampa recursiva en doscientos años luchando por la soberanía; y Las grandes crisis del capitalismo contemporáneo. “En cierta medida, como solía decir Aldo Ferrer, cada país tiene el Fondo Monetario que se merece. Porque en el FMI predominan intereses que son divergentes con algunos intereses del país, pero casi siempre hay algún margen de flexibilidad en las negociaciones. Sin embargo, muchas veces las autoridades de Argentina han recurrido al Fondo sin necesidad, y lo han hecho solo para justificar políticas ortodoxas de apertura financiera y comercial, con un ajuste fiscal permanente, que nos llevan al sobreendeudamiento y a la crisis”, aseguró.

—En Historia de la deuda externa argentina. De la dictadura hasta nuestros días usted advierte que el análisis de la deuda externa presenta tres condiciones críticas para Argentina: exportar principalmente materias primas de precios volátiles genera inestabilidad económica, el endeudamiento subordina al país al caótico capitalismo global y la desposesión por deuda termina siendo parte del sobrendeudamiento. Por otra parte, Argentina es el país que más acuerdos realizó con el FMI y el que más veces entró en default. ¿Qué factor debería asumir mayor responsabilidad en este proceso nocivo de endeudamiento: son los condicionamientos externos o es la responsabilidad de la dirigencia argentina?

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—Es una pregunta larga y que presenta varias partes. En primer lugar, es cierto que la Argentina exporta, principalmente, materias primas de precios volátiles y volúmenes fluctuantes. Y eso presenta un problema. Es algo que estamos viviendo hoy con la sequía, que diezmó 20 mil millones de dólares de exportaciones, produciendo un déficit en el sector externo y provocando una caída de las reservas y de la recaudación tributaria, lo que genera un problema grande de balance de pagos, un problema fiscal y complica la macro. Esto también impide la posibilidad de cumplir las metas comprometidas con el Fondo Monetario. Entonces aparece un modelo inestable por el dilema de crecer sobre la base de un ingreso en divisas por exportaciones de precios y volúmenes fluctuantes,divisas que, además de otros usos, se requieren para la importación de bienes de consumo, y de insumos, maquinarias y equipos necesarios para el crecimiento. Crecer sobre la base de divisas que a veces entran y a veces no entran es muy inestable para el país. Por eso se trata de un problema estructural que tiene la Argentina, que requiere un cambio de modelo dirigido hacia la industrialización y la incorporación de tecnología. Además delos precios y volúmenes inestables de las exportaciones, tenemos también los ciclos de sobreendeudamiento, principalmente desde los años 1970, cuando se inicia una política económica de apertura irrestricta de capitales y del comercio exterior, sostenida con deuda externa. En todos esos procesos se produce la misma secuencia: llega una crisis cuando los capitales comienzan a avistar que el riesgo de devaluación y de default es demasiado alto y se van, lo que también acelera la devaluación de la moneda. La otra parte de la pregunta tenía que ver con la realidad argentina. Si tomamos a los países de ingresos medios, es cierto que Argentina es el país que tuvo la mayor cantidad de acuerdos con el FMI. Pero hay países más chicos, países africanos, que estuvieron más tiempo bajo el control del Fondo Monetario, porque para ellos el Fondo tiene otras líneas de préstamos blandos y donaciones que no aplican para la Argentina. Entonces, si se tienen en cuenta estos antecedentes, Argentina no es el país que recibió más préstamos del FMI. Por otra parte, hay varios países de América Latina y Europa que también incurrieron en defaults o reestructuraron sus deudas, por lo que no puedo asegurar que Argentina es el país que más veces defaulteó. Más allá de eso, lo cierto es que la dirigencia argentina tiene que alcanzar un consenso a largo plazo para que la estructura productiva del país no genere el problema de endeudamiento por ciclos de crecimiento. Porque, como bien se aclara en la pregunta, el sobreendeudamiento conlleva la desposesión por deuda, que un economista amigo llama “despojo por deuda”. Me refiero al brasileño Luíz Augusto Faria, que hace la traducción del inglés despossession, como despojo más que desposesión. Es algo que hemos vivido en la Argentina en los ochenta, cuando con la crisis de la deuda externa y la década perdida, se obligó a los países sobreendeudados a implementar planes pergeñados por el Tesoro estadounidense, como el Plan Baker y, a principios de los noventa, el Plan Brady de canje de deuda. Eso implicó reconvertir la economía, el desarrollo desapareció como concepto y la Argentina privatizó, desreguló y desmanteló activos públicos. Entonces, no solo hubo una desposesión de los bienes y servicios del Estado sino también del sector privado.Porque la distribución del ingreso se deterioró ya desde 1976, y porque mucha gente perdió acceso a la educación y la salud públicas de calidad. Pero, como solía decir Aldo Ferrer, cada país tiene el Fondo Monetario que se merece. Porque en el FMI predominan intereses que son divergentes con algunos intereses del país, pero casi siempre hay algún margen de flexibilidad en las negociaciones. Sin embargo, muchas veces las autoridades de Argentina han recurrido al Fondo sin necesidad, y lo han hecho solo para justificar esas políticas ortodoxas de apertura financiera y comercial, con un ajuste fiscal permanente, que nos llevan al sobreendeudamiento y a la crisis.

Incidentes en el Congreso por acuerdo FMI 20220310
Brenta ha investigado la siempre tensa relación que el Fondo ha establecido con los distintos gobiernos de la Argentina

—En Historia de la deuda externa argentina. De la dictadura hasta nuestros días usted remarca que se ha tratado de una relación siempre tensa la que ha mantenido el organismo de crédito internacional con los distintos gobiernos argentinos. ¿Cuál es la singularidad que tiene Argentina en esa relación con el Fondo Monetario?

La relación entre el FMI y Argentina es una relación de por sí asimétrica, porque el Fondo Monetario es un organismo multilateral del sistema de Naciones Unidas que goza de inmunidades y privilegios como tal y por lo tanto cualquier conflicto de Argentina con el Fondo Monetario tiene que ventilarse según los mecanismos dispuestos en los distintos niveles normativos del Fondo. Por lo tanto, todos los conflictos comienzan y terminan en el Fondo Monetario, que responde principalmente a Estados Unidos. Por otra parte, nunca se ha permitido que los deudores se asocien entre sí para defender conjuntamente sus intereses. Aunque al interior del Fondo hay distintos grupos de países en los que Argentina actúa para tratar de coordinar posiciones, siempre predominan los miembros que tienen más poder, mayor poder de voto y mayor cantidad de acciones. Estados Unidos tiene el poder de veto, porque para las decisiones más importantes se requiere un 85% de los votos y Estados Unidos tiene un 17%, por lo tanto, si Estados Unidos no quiere, esa decisión no se adopta. Por ejemplo, la emisión de los degs que incluía a los ex países socialistas aprobada en el FMI en 1997, recién fue implementada en 2009, luego de que lo acepte el Congreso de Estados Unidos. Son ejemplos que muestran la grave asimetría que existe en el FMI. Además, cuenta la localización física en Estados Unidos y la estrecha relación entre los funcionarios de Washington y el Fondo, especialmente con el Departamento del Tesoro estadounidense, y las puertas giratorias de los funcionarios que entran y salen del Fondo hacia los bancos más grandes de Nueva York o Europa. Esto potencia la presión para adoptar políticas muy ortodoxas, con apertura de movimiento de capitales y apertura comercial, frente a las políticas más proteccionistas, más intervencionistas y más industrialistas que buscan fomentar el desarrollo. Y es un péndulo que se observa en la Argentina, algo que se vio con la dictadura y también con los gobiernos de Carlos Menem y de Mauricio Macri; y en los gobiernos kirchneristas.

—En Historia de la deuda externa argentina de la dictadura hasta nuestros días usted sostiene la tesis de que Argentina no logró recuperarse hasta la actualidad de los distintos procesos cíclicos de endeudamiento que comenzaron en 1976, y que hoy derivaron en un sobreendeudamiento que dejó al país en una posición muy vulnerable. ¿Por qué la democracia argentina, que este año cumple cuatro décadas, no logró superar el legado que se inició con la dictadura en materia de endeudamiento externo?

—En realidad, la democracia argentina sí logró superar el legado de la dictadura en materia de endeudamiento externo. Lo hizo entre 2003 y 2015, cuando el endeudamiento externo volvió a tener un ratio más que razonable en relación con cualquier otra variable, ya sea con el producto bruto, con las exportaciones o con la recaudación tributaria, es decir, con la capacidad de pago de la Argentina. Pero durante el gobierno de Macri muy rápidamente se volvió a contraer una deuda externa que llevó la relación deuda/PBI al 90%. Esto incluye un acuerdo standby con el Fondo por un monto inusitadamente grande: 11 veces la cuota de la Argentina. Un acceso extraordinario, más de lo que cualquier país puede acceder en condiciones normales. Y, de este modo, Argentina volvió a estar endeudada. Fue un nuevo comienzo, el inicio de un nuevo ciclo de sobreendeudamiento, a pesar de que se había superado el que comenzó con el Golpe de 1976.

Noemí Brenta
Brenta ha realizado una gran producción académica, con ensayos que analizan el devenir del Fondo Monetario.

–En relación a la respuesta anterior, en Historia de la deuda externa argentina. De Martínez de Hoz a Macri usted señala la gran irresponsabilidad que tuvo el gobierno de Mauricio Macri en tomar el mayor crédito en la historia del FMI para retomar la relación con el Fondo, luego de que el gobierno de Néstor Kirchner había concretado un exitoso canje de deuda en 2005 y cancelado la deuda con el organismo. En esa lectura, claramente el kirchnerismo presentó frente al macrismo una etapa virtuosa de desendeudamiento. ¿Pero qué opina sobre la versión de economistas de Juntos por el Cambio que sostienen que el endeudamiento macrista fue producto del déficit generado por el gobierno de Cristina Kirchner, que se inició con superávit fiscal de 1% y terminó con un déficit de 5%?

El canje de deuda que hizo Néstor Kirchner en 2005 fue muy exitoso y el éxito se complementó con la reapertura del canje en 2010. Por eso, en esos años, Argentina llegó a un desendeudamiento en moneda extranjera importante. Respecto de la interpretación de los economistas de Juntos por el Cambio acerca de que el endeudamiento tiene que ver con el déficit fiscal heredado del gobierno anterior, se trata de un argumento que es falso por varias razones. En primer lugar, porque no es necesario para financiar el déficit fiscal utilizar préstamos en moneda extranjera, deuda externa. La mayor parte del gasto público es en moneda doméstica, así que muy bien se podía financiar en moneda doméstica. En segundo lugar, en el gobierno de Macri se redujo el déficit primario pero el déficit total quedó bastante alto, y la caída del producto bruto también afectó la recaudación. Por último, los 44,5 mil millones de dólares del Fondo entraron en las reservas del Banco Central pero salieron muy rápido, financiando la salida de capitales y para pagar deuda tomada durante el mismo gobierno de Macri. Pensemos que en 2016 el Congreso aprobó la ley del pago a los fondos buitres (los holdouts)por la que se emitió deuda por 16 mil millones de dólares, por lo que no se entiende para qué se endeudaron en cuarenta mil millones de dólares ese año y el siguiente. Y terminaron defaulteando la deuda en pesos, el mercado de deuda en moneda doméstica fue gigante en la época de Macri. Se armaron una serie de mecanismos especulativos entre la deuda emitida por Economía y la deuda emitida por el Banco Central, que requirió una enorme cantidad de dólares para financiar esa bicicleta. Y ahí está la deuda.

—En Argentina atrapada. Historia de las relaciones con el FMI 1956-2006 usted destaca las características y funcionamiento del FMI y los mecanismos de influencia política por parte de sus miembros más importantes, en especial, de los Estados Unidos, en el proceso de endeudamiento argentino. El ministro de Economía y precandidato presidencial por el oficialismo, Sergio Massa, es un político que presenta fluidas relaciones con Estados Unidos y el establishment financiero de Nueva York. ¿Qué evaluación hace sobre la relación de Massa con el FMI?

—Ese libro es mi tesis doctoral. Respecto de las relaciones de Massa con Estados Unidos, o de Argentina con Estados Unidos, hay que mencionar que Argentina no puede darse el lujo de tener una mala relación con Estados Unidos, porque Estados Unidos es primera potencia mundial. Y muy cerca está China. Sería muy absurdo no tener una buena relación con Estados Unidos. Pero debe ser una relación en la que se respete la dignidad, la soberanía y los intereses de los dos países. Por lo tanto, me parece que Massa no ha demostrado estar favoreciendo a Estados Unidos en estas negociaciones con el Fondo, porque las negociaciones se han extendido mucho esta última revisión. El resultado de esta revisión hará que se liberen 7.500 millones de dólares y hasta noviembre no vuelven con otra revisión. También se respetó la meta del déficit fiscal, un punto en el que el Fondo quería presionar. Y se redujo mucho la meta de acumulación de reservas, a 1.000 millones de dólares, de los 8.000 originales. Por lo que me parece que es una negociación positiva, en el contexto que representa tener la desgracia de un país que tiene que estar permanentemente negociando con el Fondo.

Noemí Brenta
Brenta sostiene que la negociación que está llevando en este momento Massa con el Fondo es "positiva".

—Esta sección se llama Agenda Académica porque pretende brindarle espacio en los medios masivos de comunicación a investigadores y docentes universitarios para que difundan sus trabajos. La última pregunta tiene que ver, precisamente, con el objeto de estudio: ¿por qué decidió especializarse en el estudio de la deuda externa argentina?

—Yo iba a hacer mi tesis doctoral sobre la inversión externa directa en la Argentina a fines de los noventa, cuando se estaba produciendo una desinversión de las empresas que se iban porque la crisis ya era inminente. Pero decidí cambiar el tema porque yo trabajaba en el Ministerio de Economía y por tercera vez me habían rebajado el sueldo, y cuando me iba a mi casa caminando, en el kiosco de diarios de la esquina leí la tapa del diario La Razón que decía: “Se fue la misión del Fondo y aprobó el acuerdo”. Entonces, me di cuenta que cada vez que me bajaron el sueldo, coincidía con un acuerdo de Argentina y el Fondo. Y yo no entendía esa relación por lo que me puse a investigarlas relaciones del Fondo con Argentina. Porque el FMI es uno de los acreedores más condicionantes de la Argentina, no lo es por el monto que presta, porque históricamente el Fondo ha sido un acreedor pequeño de la Argentina, aunque hoy es el acreedor individual principal. Pero siempre ha sido el que más condicionalidades genera. Es importante entender esta relación para comprender que el Fondo Monetario afecta desde hace muchos años la vida de todos los argentinos.