La fuente de energía de mayor crecimiento en los Estados Unidos tiene un problema con la electricidad.
La Cuenca Pérmica, que produce casi 4 millones de barriles de petróleo diarios, creció tan rápido que los proveedores de electricidad necesarios para mantener los pozos en funcionamiento tienen dificultades para seguir el ritmo. Solamente la porción de Delaware consumió este verano (boreal) el equivalente de 350 megavatios, el triple de la carga de 2015, lo suficiente para abastecer 280.000 hogares estadounidenses, y los proveedores dicen que el consumo tiene probabilidades de volver a triplicarse para 2022.
Los proveedores se apresuran a construir nuevas líneas de electricidad, pero levantarlas y ponerlas en funcionamiento requiere entre tres y seis años. Mientras tanto, las empresas de perforación se quejan de la confiabilidad del sistema y buscan con desesperación alternativas, analizando el uso de la energía solar y el gas natural para alimentar los equipos generadores de energía in situ.
La red eléctrica de West Texas “no fue instalada para soportar tanta circulación de electricidad”, dijo Marco Caccavale, uno de los vicepresidentes de la compañía de servicios para yacimientos de petróleo Baker Hughes. “Lisa y llanamente, existen problemas de confiabilidad”.
La energía es sólo una de las complicaciones que enfrentan los yacimientos petrolíferos en una región que tiene dificultades para lidiar con un crecimiento extraordinario en un lapso increíblemente breve. La escasez de trabajadores como la de ductos son grandes preocupaciones que se suman a los niveles cada vez más altos de agua y arena necesarios para la fracturación hidráulica o fracking. Por su parte, autopistas pensadas inicialmente para una utilización mínima están atascadas durante el día y resultan mortales de noche.
La perforación convencional con pozos verticales en la región alcanzó un punto culminante en 1973, con la producción de unos 763 millones de barriles ese año. Ésta disminuyó posteriormente de manera constante hasta alcanzar 309 millones de barriles en 2006. Eso amenazó con volver a convertir una región calurosa y seca con pocas comunidades grandes en un aditamento polvoriento que requería una electricidad mínima.
Llegó entonces la fracturación hidráulica.
Las clásicas bombas de tipo caballo mecánico de 40 caballos de fuerza que alimentan los pozos verticales utilizan unos 30 kilovatios cada una. No obstante, desde el surgimiento de la fracturación hidráulica una década atrás, se las reemplaza por equipos sofisticados que requieren más y más electricidad para operar. Al mismo tiempo, la cantidad de pozos creció en forma drástica, con 33.483 más desde 2006, según Drilling Info Inc. que tiene sede en Austin.
Los pozos de shale desarrollados utilizando fracturación hidráulica pueden funcionar en forma horizontal a lo largo de kilómetros. Para extraer el petróleo, las compañías dependen en la actualidad de bombas sumergibles que necesitan unos 300 kilovatios cada una, según Toni Jameson, consultora en ingeniería eléctrica que encabeza una coalición de compañías de la cuenca Pérmica que analiza el problema.
“En lo último que se piensa es en la electricidad”, dijo Jameson. “Los operadores y productores que hay aquí se concentran en su mayor parte en producir. Nadie piensa en la electricidad hasta que se da cuenta de que ‘sin eso no puedo hacer producir este pozo’”.
El sector ha estudiado el uso de energía solar y eólica en los emplazamientos de los pozos, dijo, pero comprobó que los precios eran altos y que no podían ofrecer la electricidad y la estabilidad necesarias para hacer funcionar las nuevas maquinarias de los campos de petróleo. La red eléctrica pérmica es el equivalente de una ruta rural de un solo carril, dijo, a lo cual agregó que “necesitamos una autopista de 12 carriles en ambas direcciones”.
Decidido a encontrar alternativas, el sector experimenta en este momento con equipos que puedan funcionar con el gas natural producido en pozos vecinos. Crecieron las ventas de compresores de gas en la región, lo cual sugiere que se procesa más gas de yacimiento a nivel local con el fin de utilizarlo para generar electricidad, dijo por correo electrónico James West, analista en Nueva York de Evercore ISI.
El proceso de producción no es, sin embargo, el único factor que drena la electricidad de la región. También incide la capacidad para manejar la arena y el agua, ingredientes vitales en la fracturación hidráulica. Se ha convertido en un factor clave a la hora de determinar dónde instalar las bombas para llevar el agua hasta la fractura, según Bill Zartler, máximo responsable de Solaris Midstream.