A medida que la variante delta golpea a un segmento más joven de la población, ese grupo demográfico se ha convertido en uno de los que ha opuesto la mayor y más obstinada resistencia a las vacunas.
Sabrina García, de 19 años, experimentó ambivalencia de acerca de hacer turnos de 13 horas en Afton Pub & Pizza en Concord, Carolina del Norte, cuando el popular restaurante reabrió su comedor a los clientes en mayo pasado. En ese momento, los casos de covid-19 en el estado todavía se contaban por miles cada día y los expertos de todo el país advirtieron contra la reanudación de la vida “normal” demasiado apresurada.
“Estaba acostumbrada a estar rodeada de mucha gente”, dijo García, que comenzará a estudiar en la Universidad de Carolina del Norte en Wilmington este año. “Viví mi vida como si fuera normal”, agregó. García dijo que nunca contrajo el virus y que tampoco fue a vacunarse. Desde su punto de vista, su juventud era toda la armadura que necesitaba para protegerse contra el covid.
Según una encuesta reciente de Kaiser Family Foundation, el 34% de los adultos en el rango de edad de 18 a 29 dijeron que querían esperar antes de vacunarse, y otro 15% dijo que no recibirían la vacuna.
Para García y muchos en su grupo etario, no es solo el miedo, la desinformación o la desconfianza lo que les impide vacunarse. Es indiferencia. Un estudio publicado en julio en el Journal of Adolescent Health encontró que, entre los adultos jóvenes no vacunados, el 23% dijo que sintió que simplemente podría prescindir de la vacuna, sobre todo porque no se consideran un grupo de alto riesgo. Según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés), alrededor de un 54% de las personas entre las edades de 18 y 24 han recibido una dosis o más de la vacuna, el grupo etario menos vacunado entre los adultos.
Pero el rostro del covid-19 está cambiando y cada vez se enferman más jóvenes, y más gravemente. Desde agosto pasado, los CDC han informado que más de 117.000 personas entre 18 y 29 han sido hospitalizadas por covid, y en la última semana, la tasa de hospitalización del grupo de edad aumentó un 25%.
A medida que la variante delta se propaga rápidamente a través de segmentos no vacunados de Estados Unidos, la baja tasa de vacunación entre los estadounidenses más jóvenes se ha convertido en una gran amenaza para mantener a raya al virus para siempre. Para los expertos en salud pública, la gran pregunta es cómo convencer de vacunarse a una población que, en primer lugar, cree que no está en riesgo.
Primeras impresiones
Los riesgos para los más jóvenes se han minimizado seriamente desde el comienzo de la pandemia, según Sally Adams, investigadora de salud de la Universidad de California en San Francisco que dirigió el estudio sobre adultos jóvenes no vacunados. El hecho de que el grupo etario fuera el de menor prioridad para las vacunas solo fomentó esa percepción.
Adams también dijo que debido a que los jóvenes visitan al médico con menos frecuencia, “hay muchas menos oportunidades de que escuchen a un profesional de confianza”. Esto puede dar a las redes sociales una mayor influencia sobre las mentes jóvenes.
“Mucha gente joven se siente saludable e invencible”, dijo Jordan Tralins, estudiante de tercer año de la Universidad de Cornell que fundó un grupo en el campus para abordar preguntas comunes sobre vacunas entre compañeros de estudios en las redes sociales. “Ellos sienten que, si se enfermaran de covid, no los afectaría”.
Una avalancha de información errónea y conspiraciones, incluido el hecho de que la vacuna puede causar infertilidad, se extendió por las plataformas de redes sociales como TikTok e Instagram cuando comenzó la campaña de vacunación en EE.UU. en diciembre. Eso, más la escasez de mensajes oficiales dirigidos a los usuarios más jóvenes de las plataformas, es lo que llevó a Tralins a crear Covid Campus Coalition, que se dirige a la Generación Z con información sobre vacunas en las redes sociales.
La organización ahora tiene sucursales en más de 30 campus, incluida la Universidad de Notre Dame y la Universidad Texas A&M, que están ubicadas en zonas del país que muestran reticencia a las vacunas. En un video de TikTok, Tralins cita el deseo de volver a las fiestas como una de las razones para vacunarse, y termina con un texto en la pantalla que dice: “La vacuna es la solución. No es el riesgo”.
Fuentes oficiales han seguido el ejemplo de Tralins. En Instagram, los CDC comparten con frecuencia historias con atractivas infografías y datos sobre vacunas. A principios de este mes, el presidente, Joe Biden, invitó a la estrella del pop de 18 años Olivia Rodrigo a la Casa Blanca para instar a los jóvenes a vacunarse.
Tralins dijo que estos esfuerzos no llegaron lo suficientemente pronto. Últimamente, ha notado que más personas dicen que simplemente no necesitan la vacuna.
El desafío ahora es que cambien de opinión.
Mientras muchos jóvenes se preparan para regresar a la universidad, algunas escuelas están tratando de defenderse de la propagación antes de que comience, y 631 campus están exigiendo la inoculación, según Chronicle of Higher Education.
Aun así, algunos se resisten a los mandatos. Alyssa Jones, estudiante de Virginia Tech y presidenta estatal de Jóvenes Estadounidenses por la Libertad, ayudó a crear una petición después de escuchar que su universidad exigiría la vacuna a los estudiantes. Desde que se anunció el mandato el 8 de junio, dijo que la petición ha obtenido alrededor de 1.000 firmas.
García, la exmesera de una pizzería, no se vacunó hasta que le dieron un ultimátum: su hermana, una joven de 20 años de la Universidad de Pensilvania, le dijo que no podía visitarla a menos que le administraran una dosis. Además, los requisitos de pruebas semanales de su propia universidad para estudiantes no vacunados significaban que podía pasar horas esperando en la fila. García recibió su primera vacuna en junio, luego la segunda un mes después.