Las condiciones meteorológicas extremas que afectaron a California con incendios forestales descontrolados e impactaron a Luisiana con el huracán más poderoso en 160 años pueden estar a punto de empeorar.
La Niña —fenómeno que ocurre cuando la superficie del océano Pacífico se enfría— ya comenzó oficialmente, informó el jueves el Centro de Predicciones Climáticas (CPC, por sus siglas en inglés) de Estados Unidos. La condición provoca una reacción atmosférica en cadena que puede alterar el estado del tiempo en todo el mundo, y que a menudo convierte el oeste de EE.UU. en un barril de pólvora, intensifica huracanes en el Atlántico e inunda regiones de Australia y Sudamérica.
“Ya estamos en una mala posición, y La Niña nos pone en una situación en la que las condiciones atmosféricas favorables a los incendios se mantienen hasta noviembre y posiblemente hasta diciembre”, dijo Ryan Truchelut, presidente de Weather Tiger LLC. “Está agravando los problemas de calor y sequía ya existentes”.
Los efectos ya son evidentes. El aumento de las temperaturas y una extendida sequía extrema en el oeste de EE.UU. están provocando incendios desde Washington hasta Arizona. California vive la peor temporada de incendios de la que se tenga registro, que ya ha devastado una superficie sin precedentes de 2,5 millones de acres (cerca de 1 millón de hectáreas). En tanto, en el Atlántico se ha formado hasta septiembre un número récord de tormentas tropicales, incluido el huracán Laura, que el mes pasado dejó más de una docena de víctimas fatales en todo el Caribe y EE.UU.
El primer semestre de 2020 ya fue bastante caluroso, llegando a registrar solo 0,05 grados Celsius menos que el máximo récord observado en 2016, según los Centros Nacionales de Información Ambiental en Asheville, Carolina del Norte. Existen altas probabilidades de que 2020 termine entre los cinco años más calurosos de la historia.
Pero la Niña no solo significa más calor. También eleva las posibilidades de un invierno más frío en el norte de EE.UU. y aumenta las perspectivas de inundaciones en el norte de Australia y más lluvias en Indonesia y en los tres estados más al sur de Brasil.
La temporada de lluvias de California generalmente comienza a principios del invierno boreal y puede contrarrestar los vientos de Santa Ana que comienzan ahora y que son los que propagan los incendios. Pero si La Niña se interpone en el camino, podría tener graves consecuencias para el estado, donde los incendios ya han arrasado más de 2,5 millones de acres, la superficie más amplia que se haya registrado, y donde 80% de la tierra se encuentra en un estado anormalmente seco.
“Puede crear un efecto dominó en Norteamérica”, dijo Michelle L’Heureux, del Climate Prediction Center en College Park, Maryland.
En el Atlántico, el desarrollo de La Niña en los últimos tres meses de la temporada de huracanes podría significar más tormentas de mayor fuerza. Las 17 tormentas con nombre que se han registrado en 2020 hacen que este sea el año en que se ha alcanzado más rápidamente ese número desde 1851, muy por encima del promedio anual de 12.
El Centro de Predicción del Clima pronosticó en agosto que habría entre 19 y 25 tormentas atlánticas este año, basándose en parte en la posibilidad de que apareciera La Niña.