El desplome de los precios del petróleo y la rápida propagación del brote de coronavirus golpearon las monedas latinoamericanas el miércoles.
El peso mexicano, la moneda más negociada de la región, lideró el declive, con una caída de 4,2% a un récord frente al dólar a las 10:45 a.m. hora de Nueva York. El real brasileño siguió con una caída de 2,4%, mientras que el peso de Chile cayó 1,5%.
Solo el peso colombiano obtuvo una ganancia, después de cinco días de caída libre de 9,5%.
El peso de México se encuentra entre los más expuestos, ya que los inversores suelen utilizar la moneda, que cotiza las 24 horas del día, como indicador de un sentimiento de riesgo más amplio. Agregue a eso la dependencia de la moneda a las altas tasas mexicanas, en medio de la creciente presión sobre el banco central del país para que entregue un recorte, y los inversores tienen todas las razones para sentirse asustadizos.
“El peso es típicamente la divisa de mercados emergentes de referencia, por lo que si el sentimiento hacia los emergentes se vuelve negativo de la forma en que lo ha hecho, el peso mexicano generalmente se encuentra bajo una buena presión”, explica Brendan McKenna, estratega de Wells Fargo en Nueva York. “El banco central también necesita seguir bajando las tasas, y es probable que el recorte en este tipo de entorno, cuando la moneda ha sido golpeada de esta manera, agregue más desventajas a la moneda en el futuro”.
También se espera un recorte de tasas en Brasil más tarde hoy, lo que debería reducir aún más el atractivo de la moneda.
El peso y el real son los de peor desempeño entre sus pares latinoamericanos desde el brote del virus a mediados de enero; el primero con una caída de 21,7% y el segundo de 18,2%. Una desbandada ininterrumpida en las materias primas ha hecho que las acciones de mercados emergentes y finalmente las de países desarrollados contribuyan a la venta masiva, incluso cuando los bancos centrales de ambos países implementaron programas de intervención monetaria.
La propagación del coronavirus ha afectado a los mercados mundiales y ha aumentado los temores de los inversores de una desaceleración del crecimiento mundial. Los exportadores de productos básicos como Chile también se han visto muy afectados, en medio de la preocupación de que la demanda caerá.