Muchísimos manifestantes salieron a las calles de Brasil para protestar contra la nueva medida del Presidente Jair Bolsonaro para congelar una parte del presupuesto de educación, que se sumó a los vientos en contra para la agenda legislativa del mandatario.
Los estudiantes y sus simpatizantes se reunieron en Sao Paulo, Río de Janeiro y otros lugares en contra de la decisión de suspender alrededor de US$420 millones –o casi una cuarta parte de los gastos discrecionales del Ministerio de Educación para las universidades federales– del presupuesto de 2019. En un viaje a Texas, el presidente describió a los manifestantes como "imbéciles" e "idiotas útiles".
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Las primeras protestas importantes del gobierno de Bolsonaro siguen a un fuerte descenso en sus índices de aprobación, una creciente oposición en el Congreso y señales de que la economía se contrajo en el primer trimestre. La incertidumbre sobre la capacidad del gobierno para aprobar una reforma muy necesaria del sistema de pensiones sobrecargado de Brasil está afectando a los mercados financieros, retrasando las decisiones de inversión y socavando la confianza de las empresas.
En otro revés para el gobierno, el martes el Congreso votó convocar al ministro de Educación, Abraham Weintraub, para que explique la decisión. En un testimonio combativo ante los legisladores el miércoles, Weintraub defendió la congelación, culpando a gobiernos anteriores por fallas en el sistema educativo y argumentando que el país necesita priorizar la educación básica sobre la universitaria.
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Desorden y chocolates
La congelación aplica a los gastos discrecionales de las universidades, como equipos y proyectos de investigación, no a gastos obligatorios, como los salarios de los docentes y las pensiones. Según el Ministerio de Educación, los ingresos fiscales menores a los esperados son la razón de la suspensión.
Las medidas de ajuste no son lo único que ha exacerbado las protestas, sino también la defensa beligerante de la decisión por parte del gobierno.
Weintraub inicialmente dijo que "los recortes se aplicarían a tres universidades que promovían el desorden en sus campus". Posteriormente, el ministro anunció un congelamiento del presupuesto para todas y, en un intento por explicar la medida, apareció en un video con Bolsonaro y 100 chocolates, diciendo que estaban pidiendo a las universidades que se abstengan de comer solo algunos de ellos.
Bolsonaro ha criticado a las universidades públicas como bastiones del "marxismo cultural". Weintraub es su segundo ministro de Educación desde que asumió el cargo en enero.