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Macri y Scioli ya acordaron con Cristóbal López. ¿Y Massa?
| Cedoc

El domingo pasado PERFIL publicó que Cristóbal López compró el control del casino de Tigre, el más importante tras el del Hipódromo de Palermo, por su ubicación en la zona de más alto poder adquisitivo del país. El casino de Tigre era de una sociedad en partes iguales entre Boldt y Comercial del Plata, de la época en que esta última construyó el Tren y el Parque de la Costa, previo a su concurso de acreedores.

Santiago Soldati y su familia siguen siendo accionistas de Comercial del Plata, pero muy minoritarios, porque cumpliendo la homologación de su concurso de acreedores del 21 de septiembre de 2012, en enero de 2013 comenzó el canje de la deuda que totalizaba 1.100 millones de pesos por el 81% de las acciones, y la conducción quedó en manos de un gerenciamiento profesional e independiente.

Sociedad Comercial del Plata es la compañía más antigua de Argentina que cotiza en la Bolsa, tuvo empresas petroleras como Compañía General de Combustible, Combustibles del Ecuador, Destilería Argentina de Petróleo y Parafina del Plata, además de Ferro Expreso Pampeano; mantiene Del Plata Propiedades y las mencionadas del complejo Tren y Parque de la Costa y el casino Trilenium.

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Y es la parte de Comercial del Plata en el casino de Tigre lo que Cristóbal López compra por un valor de alrededor de 10 millones de dólares, lo que resulta útil para revelar la trama que une el negocio del juego y el poder político.

Al casino de Tigre, que fue el primer casino privado de la provincia de Buenos Aires, concedido en la época de Duhalde por diez años y luego prorrogado por cuatro años más por Scioli, su concesión le venció el 31 de octubre último. El gobierno bonaerense extendió la prórroga por 180 días, mientras llamó a licitación. Y es ahí donde aparece Cristóbal López.

La licencia original que obtuvo Comercial del Plata le daba la exclusividad de juego a 150 kilómetros a la redonda. A fines de los 90, no había bingos ni máquinas tragamonedas en la provincia de Buenos Aires, mientras que hoy se encuentran más de diez mil máquinas. Alrededor de dos mil están en el casino de Tigre, pero las ocho mil restantes transgreden la exclusividad del casino de Tigre, el que le realizó a la provincia de Buenos Aires un juicio por incumplimiento de contrato.

Una máquina tragamonedas produce una ganancia bruta de $1.200 diarios en el Conurbano y de $2.000 en el Hipódromo de Palermo. O sea, $432.000 por año en el Gran Buenos Aires y $720.000 en Palermo. El casino de Tigre reclama por ganancias que realizaron todos los otros bingos autorizados por el gobierno bonaerense durante los últimos diez años. Las ganancias brutas totalizarían la sideral suma de $34.000 millones, a valor actual, o 3.400 millones de dólares. Sólo obteniendo el 1% de indemnización por lucro cesante, el casino de Tigre cobraría 34 millones de dólares de indemnización. Pero ganarle un juicio al Estado y, peor aún, que lo pague, es muy complejo. La aspiración de Comercial del Plata sería que el gobierno bonaerense le adjudique la nueva licencia como una forma de compensar y que el juicio continúe dormido.

El casino de Tigre, en su último balance público, cerrado al 31 de octubre pasado, declaró ganancias por alrededor de $30 millones antes del impuesto a las ganancias, equivalentes a 3 millones de dólares, de los cuales la mitad es de Comercial del Plata y la mitad, de Boldt.

Al pagarle Cristóbal López a Comercial del Plata 10 millones de dólares, le compró su parte por entre seis y siete años las ganancias, lo que resulta atractivo para Comercial del Plata, que no está segura de salir ganadora en la licitación de la nueva licencia del casino de Tigre, y del juicio que tiene contra la Provincia podrá cobrar algo con suerte dentro de varios años.

Además, la licitación del casino de Tigre, por ser la primera que hubo, tiene peores condiciones que las de Cristóbal López o los bingos de Codere y otros en territorio bonaerense, que se quedan con el 64% bruto de lo que genera cada tragamonedas, mientras que el de Tigre, con el 50%.
¿Por qué entonces podría ser un mejor negocio para Cristóbal López y sus socios (Ricardo Benedicto y Castellanos Bonillo, principalmente) que para Comercial del Plata? La especulación es que sus contactos políticos le permitirían negociar con el gobierno bonaerense en mucho mejores condiciones que las de Comercial del Plata, comenzando por dar por hecho que ganaría la nueva licitación.

La confianza tiene fundamento: vale recordar lo que Cristóbal López consiguió para el casino del Hipódromo de Palermo cuando, cinco días antes de dejar la presidencia, Néstor Kirchner firmó el Decreto 1851, por el que se le prolongó hasta el año 2032 la concesión que vencía en 2017 y, además, le aumentó el 50% la cantidad de máquinas tragamonedas. O sea, 15 años más para las existentes 3.000 máquinas tragamonedas que ya tenían (3.240 millones de dólares de mayores ventas acumuladas), más 22 años para 1.500 nuevas máquinas tragamonedas (otros 2.376 millones de dólares de ventas acumuladas). Las calculadoras se quedan sin ceros al hacer estas multiplicaciones en pesos, recién alcanzan con un cero menos pasando las cantidades a dólares.

Quizás esto explique la facilidad que tienen Cristóbal López y sus socios para, en menos de un mes, haber acordado con dos de los tres principales candidatos a presidente en 2015: con Macri en la Ciudad de Buenos Aires y con Scioli en la Provincia. Si a esto se suma que hace años logró también la aprobación del gobierno socialista de Santa Fe para su gran casino de Rosario (además de siete provincias más), quedaría sólo Sergio Massa como único presidenciable que aún no acordó con Cristóbal López.

Si la nueva licitación del casino de Tigre no modifica cuestiones urbanísticas (nuevas instalaciones), la Municipalidad de Tigre no tendría forma de oponerse. Pero, de cualquier manera, Massa siempre podría quejarse públicamente o denunciar el acuerdo y expresar su disconformidad, lo que a una semana de que PERFIL publicara la noticia aún no ha sucedido.

Durante la última campaña trascendió que Massa había rechazado una oferta de Cristóbal López de apoyo económico a su candidatura. Pronto debería haber un conflicto de intereses con Massa si Cristóbal López financiara la campaña de Scioli y no hubiera un acuerdo sobre este tema entre todos ellos.