COLUMNISTAS
politiquerias

Cuadros

default
default | Cedoc

Este párrafo de Marcelo Figueras vindicando la obra de Leonardo Favio despertó mi curiosidad: “De no haber aparecido los Kirchner, cuya praxis engendró lo hasta entonces impensable: un reenamoramiento del poder transformador de la política (…) seguiríamos perdiendo colores esenciales de la paleta de Favio”. Me llamó la atención no porque la aseveración pueda ser falsa (no puedo descartar que los discursos y actos del Kirchnerismo hayan producido una metonimia hacia determinadas personas que ahora, gracias a eso, redescubren la obra de Favio) sino porque es ya casi un lugar común pensar que mucha gente fue despertada del sueño eterno por los K. Conozco periodistas que trabajaron como altos directivos en Clarín y que volvían, en su momento, de los retiros gerenciales contando como habían hecho chistes con Magnetto y cía y ahora son acérrimos enemigos de ese grupo. Parece que a los casi cuarenta años todavía vivían una adolescencia política que alcanzó la madurez recién cuando Néstor les dijo: “levantate y anda”. Lo difícil en la vida es pensar contra sí mismo. Un cuadro político magnífico es alguien formado con una ética implacable. Estas personas son necesarias. Son vitales para la democracia. Son como esas células que controlan y regulan las posibles metástasis. Hace poco vi el documental en el que Néstor le hace bajar el cuadro de Videla al jefe del ejército. Uno siente empatía inmediata con ese gesto, pero no por eso deja de pensar cuánto tiene de retórica, cuánto de verdad. La vida es paradójica y el pensamiento suele serlo también. Mucha gente de la clase media argentina sería impensable hoy sin las políticas sociales de Perón. Esto es una verdad matemática. Es probable que sin el advenimiento del peronismo yo no estaría escribiendo nada de nada. Hubiese sido uno más esperando en las gateras a que los policías me dieran la orden para salir a saquear. De manera que gracias a Perón puedo pensar, a veces, contra Perón. Tomar lo que me interesa, criticar lo que no me gusta. Decir, por ejemplo, que la obra de Leonardo Favio es tan grande y dispar que para que sobreviva debe ser pensada, también, fuera del peronismo. Es más, agregaría que tal vez su debilidad sea precisamente esa dependencia empática con el peronismo. Y también qué Néstor Kirchner no sólo bajó ese cuadro simbólico, también bajó –y esto es complejo- muchos cuadros políticos ejemplares. Los debilitó, los volvió funcionales al poder de turno. No son personas que se corrompieron, son grandes personas que se debilitaron. Suelo escuchar muy amenudo que somos una sociedad que se ha escindido, que los amigos no pueden comer juntos porque se han vuelto antagónicos en cuanto a sus ideas políticas. Es todo o nada. El problema es que la nada no existe. Y el todo tampoco. El mundo está construído de impermanencia y vacío.