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Desplumando cóndores

16-4-2023-Logo Perfil
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Por alguna razón fácilmente explicable, tan fácilmente explicable que evitaremos aquí la explicación, jugar contra Chile, en cualquier deporte, tiene el peso, la tensión y el volumen de jugar contra Inglaterra. Con Chile nos separan montañas, no una línea imaginaria o un río navegable, lo que es indicativo de muchas cosas. Como es indicativo que tenemos piernas, no raíces. De modo que queda fuera de lugar la aplicación de ciertos términos histórica y fantasiosamente aplicables a nuestros vecinos. No puedo imaginarme cuál debe de ser la autoestima anabólica de los Cóndores después del papel hecho en este Mundial. Intuí esa autoestima viendo cómo festejaron el único try, como si hubieran cruzado la cordillera a pie.

Como partido no puede figurar en los anales de Los Pumas: fue como sacarle un chupetín a un nene. Nico Sánchez convirtió en el máximo anotador histórico argentino en mundiales con 140 puntos, superando al legendario Gonzalo Quesada, nuestro Lancelot du Lac. Es por eso que de este lado festejamos más las conversiones de Nico que los tries argentinos, porque desplazar a Quesada era a esta altura un trámite obligado y al mismo tiempo el pago de una deuda de amor: Nico Sánchez es un crac que solo me imagino discutido por un vecino chileno.

No hay nada como ganar fácil para despertar expectativas, pero las expectativas son gratis, y entrar en cuartos de final no es algo imposible. Somos más hermanos de los japoneses que de los chilenos: usamos sus teléfonos, sus televisores y sus autos, y como si eso fuera poco, ambos perdimos con Inglaterra y les ganamos a Samoa y a Chile: estamos hechos el uno para el otro.

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Pero los japoneses, por lo visto hasta ahora, se quedan sin nafta al final. Si Los Pumas logran mantener un marcador ajustado y parejo es muy probable que saquen ventaja en la última etapa.

Pero para eso falta: hay que aprender a disfrutar el ahora. O mejor dicho el pasado inmediato. Es cierto que es la primera vez que Chile participa de un Mundial de rugby, es cierto que tal vez luego de tres o cuatro mundiales va a adquirir el nivel competitivo necesario para no hacer papelones.

Alimentemos la piedad, entonces, tratemos a nuestros vecinos de hermanos, digámosle que su papel fue digno, aunque no lo haya sido, aunque veamos su despeño con la conmiseración de quien ve a alguien nacido para perder que pierde una y otra vez y aun así no deja de intentarlo. A fin de cuentas no es menos cierto que todos alguna vez terminamos siendo el Chile de alguien.