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Djokovic es mejor que Messi

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Récord. El domingo ganó su 24º Grand Slam. | AFP

Quizás sea porque el tenis argentino vive una meseta transicional, con buenos jugadores pero sin estrellas, sin ningún apellido dentro del top ten. El desconocimiento general sobre la serie de Copa Davis contra Lituania de este fin de semana lo valida, lo pone de manifiesto: el tenis argentino está lejos de su pico de popularidad, dejó de convocar a grandes audiencias. Aunque eso volverá, como siempre, como con todo.   

Decíamos: quizás sea por eso que en Argentina pocas personas repararon en lo que logró Novak Djokovic hace unos días en Nueva York. El 24º Grand Slam de su carrera. Su cuarto US Open. Una bienvenida de héroe nacional en Belgrado. El llanto y la emoción ante su pueblo, junto a los subcampeones del mundo en básquet. Todo lo que logra todo el tiempo el serbio genera una pregunta que es incómoda de hacer en Argentina, pero que está bueno planteársela: ¿es Djokovic el mejor deportista de la actualidad? Y cuando decimos mejor nos referimos al más importante o relevante en eso: en todos los deportes. 

La pregunta podría tener una respuesta automática: “No. Porque por suerte en el mundo existe una persona que se llama Messi”. Pero Messi decidió, hace algunos meses, correrse del primer plano futbolístico, priorizar el goce por sobre la competencia, disfrutar del lujo estéril y estridente de Miami y, como él mismo dijo, “ganar y hacer las cosas bien pero con más tranquilidad”. 

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Constelación de estrellas: Messi y Djokovic estuvieron juntos en Nueva York

Messi en modo disfrute sigue siendo social, comercial y culturalmente mucho más potente que un Djokovic en modo superhéroe deportivo: los millones de camisetas rosas y negras que hay en las calles de Argentina y del mundo, o la cantidad de suscripciones que subió Apple TV en solo un mes o los nuevos patrocinios y contratos que firmó la AFA en Estados Unidos a partir de su llegada lo pueden demostrar. ¿Quién sueña con la camiseta o la figurita de Djokovic? Nadie

Pero lo deportivo es distinto a todo lo otro. Cuando viajó a Florida, Messi decidió –llevándolo a términos tenísticos– no jugar más los Grand Slams. Porque salir de las ligas europeas y de la Champions League, en el fútbol del más alto nivel es eso. En cambio, con casi la misma edad, Djokovic no solo sigue compitiendo en el más alto nivel sino que gana los torneos más importantes. Ante eso, la pregunta se vigoriza, toma un sentido más real: Djokovic no tendrá nunca la pantalla ni la masividad de Messi, nunca llegará al cenit del Mundial de Qatar 2022, pero logró batir todos los récords posibles. Dejó a Nadal a dos Grand Slams de distancia y a Roger Federer, en una posición casi insignificante, a cuatro. 

En Argentina, Nadal nos interpela por su sacrificio, por dejar literalmente su cuerpo dentro de una cancha. Federer, por su estética, su tenis-arte: porque sus movimientos perfectos reemplazaron a los dibujos a la hora de enseñar la biomecánica de ese deporte, la técnica óptima para luego no sufrir las consecuencias. Djokovic no tiene nada de eso. No despierta la admiración de los otros cracks contemporáneos. No logra ni la décima parte de lo que genera Messi. Pero logró y sigue logrando todos los récords posibles. Quizás sea hora de ponerlo en valor. O, al menos, dimensionarlo.

LT