OPINIóN
desafio integral

Educación virtual y colaborativa

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| Cedoc

La educación en la virtualidad es básicamente educación: debe ser integral. Un aspecto fundamental para desarrollar una educación integral en los EVA (entornos virtuales de aprendizaje) es fomentar el trabajo en equipos colaborativos. Esta capacidad, además, es necesaria para los profesionales del siglo XXI; en la sociedad de la información, casi no hay trabajos individuales, cada uno realiza una pequeña parte del producto final o trabaja en equipos determinados.

Para poder ser miembro de un equipo colaborativo es necesario desplegar varias capacidades, entre las que se consideran prioritarias el respeto, la confianza y la responsabilidad.

Comenzamos con el respeto, el autorrespeto: ser consciente del propio lugar tanto para colaborar como para solicitar colaboración, respetar las opiniones y los aportes de todos. Seguimos por la confianza: confiar tanto en las producciones de otros como en las propias; la duda (por la razón que sea, atenta contra la confianza).

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Por último, pero no menos importante, la responsabilidad, sin la cual la colaboración no es pareja y lleva a la inequidad además de hacer que deje de ser trabajo colaborativo para convertirse en individual, o suma de aportes individuales, además de perder riqueza.

Estas capacidades permiten realizar la tarea de forma óptima, en la que se deben considerar los problemas desde una perspectiva grupal, respetando a todos ya que cada miembro del equipo aporta su propia experticia para la mejora de la calidad del producto final.

Entonces, para alcanzar la mejor calidad y trabajar sinérgicamente, es necesario seguir algunos pasos como equipo:

◆ Utilizar las ventajas tecnológicas (zoom, WhatsApp, etc.) para realizar los intercambios de la manera más “personal” posible.

◆ Planificar y organizar las tareas y actividades.

◆ Funcionar colegiadamente.

◆ Consensuar las decisiones.

◆ Distribuir los roles de acuerdo con las capacidades.

◆ Evaluar conjuntamente cada etapa.

◆ Solicitar mejoras con responsabilidad y respeto, mostrando que se evalúa la tarea y no a la persona.

◆ Resolver los desacuerdos o diferencias con amabilidad y respeto.

Al momento de llegar a la presentación del producto, todos deben ser conscientes de la responsabilidad compartida; los resultados son el producto del trabajo colaborativo de cada uno pero como un todo conformado.

Incorporamos explícitamente la dimensión ética del equipo –que incluye todas las capacidades en las que venimos trabajando– y suma la honestidad, con un rol fundamental si no se alcanzaron estos acuerdos. De ser así, con la honestidad necesaria y haciendo uso del mayor respeto, tenemos que comunicar a quienes no cumplieron con sus obligaciones que no serán incluidos en la nómina y que informaremos a la autoridad la situación. En este caso, nuestra responsabilidad incluye ser responsables de la no acreditación de capacidades no desarrolladas.

Entonces, si existe una buena relación, si tienen capacidades interpersonales, si reflexionan sobre las funciones y aportes de cada uno con honestidad y si aceptan las dificultades con humildad, se puede hablar de un buen equipo de trabajo colaborativo.

Los beneficios van más allá de la calidad del producto: un contexto de trabajo amable y colaborativo permite bajar los niveles de ansiedad; cada persona puede asumir su tarea con responsabilidad, siente que puede confiar en los otros miembros del equipo y se siente respetada, lo que mejora su autoestima.

En síntesis, sabemos que se puede considerar muy difícil alcanzar este nivel de colaboración, pero consideramos que vale la pena realizar el esfuerzo porque hay equipos que lo logran y porque las capacidades adquiridas para trabajar colaborativamente podrán ser transferidas a las instituciones, redundando en un trabajo coordinado y sinérgico, y a la vida cotidiana y, por lo tanto, a la sociedad.

 

*Doctora en Psicopedagogía. Profesora de la Escuela de Educación de la Universidad Austral.