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El gran todo

Libros 20230811
Biblioteca | Unsplash | Norbert Tóth

El gran Henry James, que sabía pensar y sabía decir, afirmó una vez que la vida es confusión e indiscriminación y el arte selección y organización. Pero lo dijo mejor y seguro que lo dijo distinto, ya que la sabiduría del recuerdo y de la cita exacta no forman parte de mi esmirriado compendio de virtudes. Y como una cita trae a la otra, cómo no evocar “El arte es largo y la vida breve”.

Como dicen Cristina y mi mamá: “Todo tiene que ver con todo”

Ahora que está de moda redactar decálogos o heptálogos o nonálogos o sesquicentenarios dictámenes sobre el modo de escribir cuentos, novelas, recetas de cocina, de por sí inocentes, o, lo peor, aviesas fórmulas para ganar las elecciones gritando a lo pavote gansadas que empiezan con “vamos a”, cuando no “vamos por” o “tenemos que” mientras se hacen gestos de circuncidar, recortar o motoserruchar personas, ministerios y presupuestos, me doy cuenta de que yo podría fabricar un engendro similar, si no fuera que cada vez que me siento a escribir algo (así sean estas modestas columnas), tengo la impresión de que la vida se me acorta y que el espacio se me extiende infinitamente en los primeros renglones, y luego, en un vértigo, apenas empiezo a abordar el asunto ya debo concluir, culpa de mi indiscriminación, confusión y falta de selección artístico-periodística. De hecho, esta breve introducción ya amenaza la medida designada de antemano.

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Por supuesto, esto que refiero también me ocurrió en la última de mis columnas, dedicada a incluir en mi Catálogo Universal de Opacidades a Paschal Beverly Randolph, escritor y médium y médico, a quien presenté como inventor de la alquimia erótica y de quien apenas apunté sus evidentes conexiones con los Rosacruces. Un ensayo de, digamos, unas quinientas páginas, podría abordar el delicado tema de la influencia de Randolph sobre Alistair Crawley, y otro de cinco mil podría cubrir el influjo de este último, llamado La gran bestia por su evidente semejanza con un rinoceronte malintencionado, sobre Winston Churchill durante la Segunda Guerra Mundial, hasta explicar cómo gracias a Randolph fue derrotado Hitler. Como dicen Cristina y mi mamá, “Todo tiene que ver con todo”. La próxima, “vamos por”, en principio, dos sinólogos, y así entenderemos cómo funciona la alquimia erótica.