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El reino del parche

La Argentina, un país donde el corto plazo es la única vara para medir los actos del Gobierno.

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Alberto Fernández. | Pablo Temes

La Argentina es el reino del parche del día a día. El corto plazo es la única vara con la que se miden los actos de gobierno.

La calma cambiaria no durará mucho. Un industrial lo describió a la perfección: “La liquidación del dólar soja –que otorga un tipo de cambio de 200 pesos por dólar– es pan para hoy y hambre para mañana. ¿Qué pasará a partir del 1° de octubre, cuando haya caducado esta maniobra?”, se preguntó la fuente con tono de incertidumbre. Enseguida agregó que el sistema, además de ser selectivo, es injusto ya que otros sectores de la economía necesitan su dólar diferenciado.

En el Banco Central (BCRA) sigue la cola de empresarios que van a solicitar ampliar el cupo de importaciones para poder producir. La respuesta es la misma para todos: “Salvo para salud y otros indispensables, no hay plata”; es parte del plan “vamos viendo”.

Tanta es la incoherencia, que el último viernes el mismísimo BCRA emitió un llamativo comunicado en el que expresaba su crítica hacia esta devaluación selectiva con la que no está de acuerdo no solo el presidente de la entidad, Miguel Pesce, sino también Axel Kicillof. El gobernador de la provincia de Buenos Aires no comparte para nada esta decisión del equipo económico.

Plan ‘Vamos viendo’

La gira del ministro Sergio Massa, abundante en fotos y gacetillas con las que su equipo de comunicación fatiga las casillas de correo de las redacciones de diarios y estaciones de radio y televisión desde las primeras horas de la mañana hasta bien entrada la noche, es la muestra de la disociación que se vive al interior del gobierno del Frente de Todos contra Todos. Varios de los que conversaron con el ministro coincidieron en sus conclusiones: “Tiene un discurso que acá cae bien. El problema es que cuando se le hacen preguntas concretas sobre el cepo, la brecha cambiaria, la repatriación de utilidades y el discurso del Gobierno, comienza a hacer agua”, señalan esos interlocutores.

El problema político que enfrenta Massa se llama Cristina Fernández de Kirchner. Ella y el kirchnerismo duro representan la antítesis de lo que el ministro expone. A eso se le agrega la postura del kirchnerismo por Cuba, Nicaragua y Venezuela. Este doble discurso es nocivo para la gestión del ministro.

En el Fondo Monetario Internacional hay voluntad de ayudarlo. Eso es lo que le prometieron los funcionarios del gobierno de Joe Biden que son clave en el directorio de la entidad. Sobre lo que pasó en estos meses habrá una mirada piadosa. El asunto será el futuro. Y ahí aparecerá otra vez la problemática interna del Gobierno.

Sabor a poco

Mientras tanto, aquí, los discursos oficialistas que siguieron luego del atentado sufrido por la expresidenta en funciones no hicieron más que echar leña al fuego. Alberto Fernández sigue culpando a la oposición y a los periodistas independientes. Victoria Donda revivió la idea de lanzar una ley contra los discursos de odio. ¿Quién determinaría qué críticas son aceptables o bien intencionadas? Un plan sin pies ni cabeza que tuvo que ser desmentido –a medias– por la portavoz Gabriela Cerruti, que atinó a decir que la legislación existe y que “lo que hay que hacer es cumplir con la legislación vigente y poner en debate de qué estamos hablando cuando hablamos de discursos de odio”. Más polémica para embarrar la cancha en un país que ya no tolera más giros ideológicos.

Desde la oposición contraatacan: “Al Gobierno lo único que le interesa es silenciar voces, victimizarse, borrar del mapa la Justicia independiente y poner la democracia contra las cuerdas”.

El mejor ejemplo fueron las palabras del senador por Formosa, José Mayans –un “digno” exponente de lo que es el régimen de Gildo Insfrán–, que dijo muy suelto de cuerpo que para alcanzar la paz social hay que frenar el juicio por la causa Vialidad. Más claro, agua. La extorsión está en marcha.

“La jefa es el centro de todo, y así debe ser. Nosotros no comulgamos con ningún ajuste, la ineptitud del Presidente tensó la cuerda al máximo, ahora lo único que importa es protegerla, pero de verdad”, señalaron desde el Patria.

Por eso careció de toda credibilidad la convocatoria de último momento que el Gobierno hizo para convocar a referentes de la oposición a la polémica misa de hoy en Luján que, además, generó una intensa discusión y enojo al interior de la Iglesia argentina, cuyo episcopado expresa una fenomenal falta de liderazgo que alimentan internas que la carcomen.

Se acabaron las fichas

La convocatoria por la paz y la unidad hecha por la Iglesia fue transformada en una misa por el kirchnerismo, en un acto de apoyo a CFK. Por eso nadie respondió a los muchos llamados que el ministro del Interior –un exégeta del doble discurso– hizo en las últimas horas para convencer a opositores de participar en la ceremonia religiosa en la Basílica de Luján. ¿Cómo creerle a alguien que un día señala que las críticas del periodismo al Gobierno fueron la base del atentado contra CFK, que además afirmó que si condenaban a Cristina quemaban todo, y que luego invita a la oposición a “bajar un cambio”?

El kirchnerismo ha observado que el abyecto uso político que ha hecho del repudiable –y afortunadamente fallido– atentado contra su vida sufrido por CFK no ha tenido el resultado esperado. Las encuestas encargadas por el Gobierno muestran un alto grado de incredulidad de los sectores que no le son afines que, hoy en día, son mayoritarios.

La intención del Gobierno de aprovechar el estrépito producido por el intento de magnicidio para tapar la dura realidad socioeconómica del país ha fracasado. Cuando esta semana que comienza se conozca el índice de inflación, el Gobierno se verá otra vez con la cruda realidad que complica la vida de toda la ciudadanía y para la cual las soluciones no aparecen.

Adenda: el martes pasado falleció Magdalena Ruiz Guiñazú. Magdalena no solo fue una persona de intachable rectitud, valentía y honestidad periodística, sino también de coraje ciudadano. Esta columna está dedicada a su memoria.