Sábado 6 AM. Aeropuerto de Ezeiza. Un considerable grupo de personas con carteles, redoblantes y la emoción a flor de piel. Una fría mañana para darle una cálida bienvenida a las pibas de la selección argentina de fútbol. Entre tanto sentimiento y pasión, también periodistas de diversos medios esperaban la llegada de las futbolistas. El sueño terminó, pero la historia recién empieza a escribirse para las mujeres en el fútbol argentino. El feminismo vuelve a ganar un lugar en la coyuntura y se planta ante la negación de unos cuantos necios.
El miércoles por la tarde fue un día histórico desde lo deportivo y lo social. Cuando el partido parecía liquidado, aparecieron los ovarios, el hambre y el orgullo de las chicas que saben imponerse cuando el resultado es adverso. Argentina repuntó y empató 3-3 ante Escocia. ¿Quién le va a enseñar de lucha a estas jugadoras que sufrieron el abandono al punto de tener que hacer un paro para ser escuchadas? Llevan en la sangre la garra y el barro. No le tienen miedo a nada y pelean como mujeres. Durante el último partido que disputaron, recibieron el abrazo de una sociedad que las siguió desde distintos puntos del país. El rating se disparó y llegó a picos de 7,7 puntos. En redes sociales apareció una foto de un grupo de personas en Florida y Sarmiento, pleno Microcentro porteño, paradas frente a una vidriera en la cual había un televisor que transmitía el partido de la Selección. Todos y todas a la espera por la definición milagrosa y un aire esperanzador que llegaba directo de Francia.
Yo estaba en uno de mis trabajos, pude ver y sentir al resto de mis compañeros pendientes del resultado. Algo impensado hace años atrás. Toda una redacción con los ojos puestos en un partido de fútbol femenino. Me genera un placer incalculable vivir esta realidad, mientras recuerdo aquella frase de “el fútbol no es para mujeres” a viva voz. La impunidad que respaldaba el machismo para poder excluirnos porque sí, porque queríamos patear una pelota y gritar un gol. El mundial fue solo un casillero más que quedó atrás. Porque en esta historia solo se avanza y no se mira para atrás. La transformación está en marcha. Varios hechos se destacaron en el último tiempo e hicieron vibrar a la gente. El caso de Macarena Sánchez y su pedido por ser considerada como trabajadora impulsó la lucha por la profesionalización del fútbol femenino. También fue increíble el marco que obtuvo el repechaje de la Selección ante Panamá, cuando la cancha de Arsenal estuvo repleta por una hinchada que apoyó y alentó sin parar. Así fue que la Albiceleste llegó a Francia con un contexto histórico. Sé que a muchos les molesta y les hace ruido que se hable de la épica que contiene este momento. Cuando el análisis es superfluo, puede caerse en ese lugar común. Se ignora la preparación de mujeres que llegaron de adultas contra otras que posiblemente hayan obtenido una educación deportiva desde pequeñas, con becas de estudio y muchos beneficios que hacen a futbolistas de elite.
Así que sí, Argentina hizo un Mundial histórico: empate ante Japón (subcampeona en los dos últimos certámenes). Derrota ante Inglaterra, sí, pero 1-0 cuando en la previa se esperaba una goleada en contra. Y ni hablar del ya mencionado empate agónico ante Escocia, luego de ir 3-0 abajo. Hasta último momento la selección argentina tuvo chances de clasificar a octavos. Nunca había pasado. Este fue el tercer Mundial disputado por Argentina: en 2003 recibimos 15 goles en contra, no sacamos ni un punto y tuvimos un solo gol a favor. En 2007 tampoco sacamos puntos, otra vez solo marcamos un tanto y nos convirtieron 18 veces. Ya 12 años después, conseguimos dos puntos, solo cuatro goles en contra y tres goles a favor. Cada cual puede elegir con qué visión quedarse. La famosa idea del vaso medio lleno y medio vacío. Elijo ser de las optimistas, de las mujeres que están a favor de la lucha. Porque sabemos que con compromiso, con políticas deportivas e inclusivas, con esfuerzo y con un trabajo constante cada paso que se dé será aún más gigante. El cambio cultural está en proceso, ¿vos de qué lado de la historia querés quedar?