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En estos días II

20231014 Tropas de Israel entrando a Gaza
Tropas de Israel entrando a Gaza | AFP

No es una expresión de deseos, no es una mera utopía: la convivencia pacífica de los pueblos es perfectamente posible. Lo prueban esos tantos palestinos que viven o trabajan en territorio israelí. Hay entonces una integración posible. Y hay además una coexistencia posible de territorios separados (aunque lo deseable es que lo fuera además de dos Estados). Quien quiera considerar a los palestinos de Cisjordania, en vez de generalizar las consignas imprecisas de siempre, dará con una tesitura política contraria a la del terrorismo derechista de Hamas. No es una especulación, sino una manifestación política concreta. En estos mismos días, sin ir más lejos, Mahmud Abás, el presidente de la Autoridad Palestina que gobierna en Cisjordania, marcó una clara disidencia con los actos criminales perpetrados desde Gaza por Hamas.

Porque no solamente desde el afán de convivencia, sino también desde la eventualidad de un conflicto, es posible, o aun necesario, establecer un  cuestionamiento drástico del horror que se desató hace unos días. La lucha de un pueblo no tiene por qué rebajarse a la inhumanidad del asesinato a mansalva, el secuestro de civiles en las calles o en sus casas, la violación de mujeres, la mutilación de niños (si alguna no le parece, tache lo que no corresponda: no cambia en lo sustancial el asunto que planteo).

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Quienes hacen equivaler la ferocidad bestial del terrorismo de Hamas con la lucha del pueblo palestino, pasando ligeramente de una cosa a la otra (no sé si por mala fe o por hábito de ignorancia), agravian ante todo al propio pueblo palestino: los entreveran así sin más con los violadores y los asesinos, así como los terroristas de Hamas, por razones operativas, se entreveran arteramente con la población civil (al pueblo judío lo agravian también, pero eso no creo que les preocupe).

La oposición a Netanyahu, por otra parte, y más largamente en la historia, a políticas como la de Netanyahu, existe entre los propios israelíes, y hubo unas cuantas manifestaciones recientes que así lo indican. Esto es obvio, ¿hace falta redundar? Lineamientos de derecha que encuentran su oposición en perspectivas de izquierda. Lo inaudito y desconcertante es que pueda existir una izquierda que no repudia, que no rechaza, el terrorismo derechista de Hamas.

Y es que la posibilidad concreta de una convivencia pacífica de los pueblos encuentra su resistencia en los sectores fundamentalistas más reaccionarios entre unos y entre otros: los que pretenden que los palestinos no estén, los que pretenden que Israel ya no exista. Es preocupante, pero no sorprendente: por algo son fundamentalistas, por algo son reaccionarios. Lo que mueve a reflexión, lo que consterna, es que posturas de esa misma índole se esgriman desde sectores que se declaran políticamente de izquierda. Este enroque tan alarmante, ¿cómo entenderlo? ¿Cómo explicarlo? El sábado pasado, aquí mismo, ensayé una hipótesis al respecto. Algunas de las respuestas que hubo me llevan a confirmarla.