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Focus loop

Macri
Macri durante la conferencia de prensa pos PASO, el lunes 12 de agosto de 2019 | AFP

Las PASO lo pasaron por arriba. En la conferencia de prensa, un insomne Presidente Miau mostró su lado humano, pero lo que emergía era su lado gatuno, erizado ante la jauría de votos enojados. Ni los medios, ni los encuestadores ni sus adversarios anticiparon el voto de las primarias: nadie miró en el lugar correcto. El lugar donde mejor se comprende el problema del Gobierno es la exposición Liminal de Leandro Erlich, que puede visitarse en el Malba.

Todo el trabajo de Erlich investiga la percepción: cómo funciona en un loop. En el Malba, te asomás a la boca de un ascensor y ves el abismo en un espejo; te acercás a la ventanilla de un avión y ves la ciudad flotando de noche. Veo lo que veo porque mi visión basta para hacerme sentir parte de esa realidad; cambio de ángulo, y la ilusión se desvanece. Edmund Husserl fue el primero en apreciar que operamos dentro de loops perceptivos. Ahora, esos loops se han vuelto colectivos: se habla de “cámaras de eco” de las redes sociales, donde consumimos lo que nuestros amigos consumen. La visión total es una utopía: la multiplicación informativa vuelve ilegible la información.

En Piscina, de Erlich, los visitantes se sumergen y pueden ver el mundo desde el agua.

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Erlich creó una ilusión tan lúdica y rigurosa que la mugre que flota en la “superficie” es crucial para su experimento. De afuera, vemos a los humanos bajo el agua, y desde adentro, el mundo exterior teñido de agua, la luz que se baña. Todo sin mojarse.

Miraba la piscina y pensaba en los focus groups de Marcos Peña y Duran Barba. Las personas son entrevistadas en una cámara Gessell, una especie de piscina donde los analistas toman nota detrás de un vidrio. Se estudian los gestos, se elaboran informes: el discurso es una variable entre otras, porque son las sensaciones, las ideas íntimas que el sujeto tiene y no sabe que tiene, las que importan. La fantasía tecnocrática de estar en contacto con las vísceras del pueblo debía funcionar como un Google en miniatura: personas organizadas en trends, a las que se les asignan mensajes según sus deseos y preocupaciones, su contenido mental. El método de campaña de 2015 devino el Gobierno por otros medios: gobernar sin dejar de analizar la reacción de los corazones ante cada medida. El pueblo latía y el príncipe podía sumergirse y bucear en las vísceras de su pueblo, sentir su pulso y testear sus pasiones, sin mojarse.

La idea es tan fría y elegante que es irresistible: ¿para qué voy a hablar con vos, si tengo el informe de lo que la gente como vos (este trend donde estás representado) siente de verdad? Dentro del focus, el loop de retroalimentación le daba una ventaja al Gobierno: medían niveles altos de antikirchnerismo en sangre. Presidente Miau y sus asesores vieron, por un momento, la ciudad flotando de noche; un cambio de ángulo, y la visión se desvaneció.