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Gobierno de audiencias

La aprobación en general de la ley ómnibus fue presentada como un triunfo de Milei. El Gobierno ha impuesto la idea de que esto es solo el comienzo.

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Sumo... ¿o resto?. | Pablo Temes

“Con la aprobación de la ley ómnibus, el gobierno de Javier Milei obtuvo su primer triunfo en el Congreso argentino”. Con palabras más, palabras menos, este titular se ha repetido a lo largo del fin de semana en la mayoría de los medios del mundo donde los detalles son relativos. El primer gobierno libertario de la historia ha generado unas expectativas en el país y fuera de él y ahora debe responder a estas, sin importar –por ahora– las consecuencias.

Despacito. Hacia el final de la sesión en la Cámara de Diputados y antes de la votación en general del viernes a última hora, el presidente de la comisión de Legislación General, Gabriel Bornoroni (LLA), dictó los cientos de artículos que serían eliminados del dictamen de las comisiones para conformar finalmente el opaco cuerpo del proyecto de ley. Si bien en los tres días de deliberación se generaron cientos cuestiones a analizar, fue muy curiosa la protesta de muchos diputados para que Bornoroni dictara más despacio los números de los artículos que había que tachar como si se tratara de un bingo. Gran parte de la Cámara no tenía una idea cabal sobre los contenidos que se fueron negociando entre el oficialismo y los jefes de la bancada de la oposición dialoguista, especialmente Miguel Ángel Pichetto (Hacemos Coalición Federal) y Rodrigo de Loredo (UCR). La condición de Pichetto es particular. En 2023 para las primarias encabezó la lista de Larreta por PBA que llevaba a Diego

Santilli a gobernador por el extinto Juntos por el Cambio. Al perder esta lista él quedó tercero, pero hoy lidera el bloque HCF y bajo el peso de su experiencia puede llamar “pelotudos” a los que aplauden –“no es una fiesta”, dice–, castigar a los tomadores de mate en el recinto, a los diputados que leen –no lo permite el reglamento– y, aun así, ser el objeto de las felicitaciones. Sin duda, está llamado a ser uno de los protagonistas de la política argentina de estos años de furia y un espejo para un peronismo vaciado de líderes.

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La lucha será larga

Camino de migas. La ley de Bases (recortada) a partir del martes deberá ser votada artículo por artículo, y una vez aprobada se trasladará a la Cámara de Senadores, para ser analizada en las comisiones y recién pasar al pleno para ser aprobada. Si tuviera modificaciones, deberá volver a Diputados. Este recorrido es el de cualquier ley, pero la democracia de audiencias, tributaria de la opinión pública, precisa de velocidad, de impacto, de titulares. En esta lógica, los contenidos suelen ser accesorios, la sensación que se debe generar es que se logró un triunfo político y punto. Este no es un problema en particular del gobierno de Javier Milei; en 1997 Bernard Manin en su libro Los principios del gobierno representativo (1997) había previsto con precisión el fenómeno reciente de la democracia de audiencias donde “los votantes tienden cada vez más a votar a la persona en vez de al partido o al programa”. Para el autor, las viejas estructuras partidarias pasan a ser un soporte secundario, ya que “la democracia de audiencias es el gobierno de los expertos en medios”. El paradigma del partido-persona nunca fue tan claro como en el caso de Milei desde que se presentó como candidato a diputado hace apenas dos años desde una perspectiva de la antipolítica sin estructura política. Como se recordará, Mauricio Macri también se presentaba en público como ajeno a la política, pero solo se lanzó a la carrera presidencial cuando su partido pudo generar una alianza con el radicalismo y la Coalición Cívica.

En el sentido de la democracia de audiencias cada tema persigue su propia instantaneidad, y en este sentido, la votación en general de la ley Bases en Diputados se agota en sí misma. Sin embargo, no se pueden obviar los intereses políticos y económicos que se connotan y por eso el artículo de facultades delegadas es mucho más importante que en otras ocasiones: el resultado de votos afirmativos de 144 diputados parece ser muy líquido, más allá del aporte significativo de los legisladores del PRO que apoyaron la ley con similar énfasis que los nóveles congresistas de La Libertad Avanza. Pero ambos bloques suman apenas 75 miembros, por lo que se sigue necesitando el aporte de la UCR (34), de Hacemos Coalición Federal (23), de Innovación Federal (9) y de algunos bloques menores.

Hacia una nueva grieta

¿Casualidad o causalidad? Observando todo el proceso desde el día que Guillermo Francos le entregó la caja con la ley a Martín Menem, surge el interrogante de si la mesa política del Gobierno había previsto que buena parte de la ley se podía “sacrificar” en aras del logro mayor o si, por el contrario, el Gobierno se tiró un lance de máxima bajo la consigna de “si no pasa vamos al referéndum”.

Si la respuesta afirmativa fuera la primera opción, el “todo o nada” que trae discursivamente el Presidente en la mochila queda en tensión con las necesidades de la rosca política que requiere largas negociaciones y claudicaciones. Para la conciliación de esta tensión o disonancia, el Gobierno deberá generar una narrativa legitimadora que se dirija al núcleo duro libertario. Como se viene observando, este núcleo se está radicalizando de una forma pocas veces vista en la democracia argentina, y constituye el centro de la audiencia al que Milei se dirige. Por eso la comunicación gubernamental que el Gobierno plantea de forma casi espontánea es provocativa. Sin embargo, Milei tiene distintos públicos en su audiencia. Por una parte, su núcleo base, un sector juvenil desarraigado y decepcionado de su país; por el otro, la base electoral del PRO nutrido de sectores de clase media alta acomodada y de mayor edad; y en tercer lugar, la elite empresarial que, sumamente heterogénea, mira en detalle el DNU, y la ley Bases ya a partir de esta normativa su supervivencia se pone en juego.

En este juego de las audiencias se debe renovar permanentemente el interés, por eso incluso en medio de las deliberaciones desde el Gobierno ha plantado la idea de que “esto es solo el comienzo” y que se están preparando al menos dos paquetes más de reformas de la misma densidad, para llegar al final del camino hacia el paraíso de la dolarización. Esto prometen; será la batalla final.  

* Sociólogo.