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Hipocresías y miserias en torno a Nisman

alberto nisman aniversario 1 17012020
La última aparición ante los medios de Nisman fue en una entrevista con el periodista Edgardo Alfaro en el programa A dos voces, emitido por TN. | Captura de pantalla

Los aniversarios suelen ser disparadores de la memoria. Tanto en procesos individuales como colectivos. Pero cuando esa remembranza conlleva además, falta de esclarecimiento o impunidad, a veces se busca imponer la sensación de que hay “novedades” para disimular el fracaso o la inacción.

En estos días hemos visto ciertas “novedades” sobre el caso Nisman, a propósito de que se cumplen cinco años de su muerte y de que un documental muy bien producido volvió a calentar el interés en el tema.

Así, en plenas vacaciones judiciales, se conoció que el fiscal federal que investiga cómo murió su colega –en el piso 13 de una de las torres Le Parc de Puerto Madero– tiene pensado pedir que los custodios de Nisman sean llevados a juicio oral, por el delito de encubrimiento. Ese fiscal, Eduardo Taiano, está convencido aunque sin pruebas de que a Nisman lo mataron. Lo inverso a lo que cree la fiscal jubilada Viviana Fein, primera instructora de la causa, ahora “reivindicada” por Netflix.

Otra “novedad” es que se podía ingresar al edificio donde vivía Nisman acaso sin ser detectados por las cámaras de seguridad. Y que un agente de la ex SIDE estuvo intercambiando mensajes con sus jefes, el día que apareció muerto el fiscal, desde el barrio que habitaba Lagomarsino, el “asesor” que le dio a Nisman la pistola de la que salió el disparo mortal y procesado por el hecho.

No seamos hipócritas: ninguna de estas “revelaciones” y otras que aparecieron aportan algo sustancioso para esclarecer qué pasó. Pero sirven para que algunos se muestren activos y otros lleven agua para su molino en el direccionamiento de las conclusiones. Hay gente que reviste en ambos bandos. Y no excluye, obviamente, al periodismo, del que ya nos hemos ocupado aquí (ver http://bit.ly/periodismo-sin-verguenza). Curiosamente, en las “novedades” nada hay sobre las cuentas en el exterior sin declarar de Nisman (en conjunto con su madre y su hermana y Lagomarsino), acaso porque el juez Bonadio no movió un papel al respecto. Emilia Delfino, en esta edición de PERFIL, se ocupa del tema. Como debe ser.

Semejantes cortinas de humo no son originales. De hecho, el propio Nisman las ponía en práctica ante cada aniversario del atentado a la AMIA que en teoría investigaba, con la complicidad de sectores de la política, la Justicia, organizaciones comunitarias, medios de comunicación y servicios de inteligencia tanto nacionales como extranjeros.

Su proveedor esencial siempre fue Stiuso, figura estelar del documental. Su sobreactuada bonhomía y cordialidad no pudo evitar cuán frágiles fueron siempre sus “pruebas” contra los iraníes y las contradicciones respecto al rol del ¿espía? Bogado y de sus razones para no atender los desesperados llamados de Nisman horas antes del final. Pese a la miserabilidad que expresa, suena mejor que Stiuso se decida a abrazar el show, firme autógrafos y se anote para bailar en lo de Tinelli a que se mantenga en los emprendimientos que lo hicieron siniestramente intocable y afortunado. Parece más un deseo que una realidad.

Mientras, las familias de las 85 víctimas de la AMIA y las dos hijas de Nisman siguen sin saber qué ocurrió con sus muertos más queridos. Solemos olvidarnos de esas injusticias, fuera de los aniversarios. Hacemos mal.