Se difundieron el pasado jueves los nuevos datos de pobreza e indigencia y, como se esperaba, son un espanto, digno del espantoso gobierno de Cambiemos.
Para comenzar el análisis de datos ya señalamos en estas columnas que Macri, como es habitual, mintió al sostener que heredó 30,4% de pobreza. Una vez asumido, el 17 de diciembre de 2015 devaluó, el dólar fue a $ 14 y luego en el primer semestre tocó $ 16. El Indec midió en julio de 2016 los 30,4% de pobreza con 25% de inflación de canasta total ya acumulada.
Queda claro entonces que Macri no “heredó”: él llevó la pobreza a 30% en seis meses como consecuencia directa de la primera y brutal devaluación de diciembre de 2016, a la que denominó para la tribuna como “salida del cepo”, que el oficialismo y buena parte de la banda opo-oficialista aplaudieron como focas.
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Con respecto a la nueva medición del Indec, existen en el país 14 millones de pobres, de los cuales 2.860.000 se agregaron en un año, más precisamente entre el 2º semestre del año 2017 (cuando, según el Indec, la pobreza impactaba sobre el 25,7% de la población) e igual lapso del año 2018 (cuando la carencia trepó al 32%).
Por otra parte, la indigencia subió al 6,7% desde el 4,8% que se registró en el segundo semestre del año 2017, equivalente a 2.937.000 personas. El dato central es que entre menores de 15 años la indigencia ya alcanza el 10,9%, el equivalente a 1.200.000 menores debajo de la línea del hambre.
Como se señala en el “Informe sobre evolución de la pobreza e indigencia” elaborado por el equipo de investigación que dirige la diputada nacional Fernanda Vallejos, tan importante como la “incidencia”, indicador que dimensiona cuántos pobres e indigentes existen, es observar la profundidad medida por “brecha”, que muestra cuánto ingreso adicional requieren los hogares pobres e indigentes para superar el umbral de las carencias.
Según los datos de la EPH-Indec, el ingreso promedio de los hogares que se encuentran en situación de pobreza en junio se ubicaba en el segundo semestre de 2018 en $ 14.872, cuando los productos que componen la canasta básica total costaban $ 24.357.
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De este modo, en el segundo semestre del año 2018, en promedio, los hogares pobres deberían incrementar sus ingresos en $ 9.485 para superar la carencia. Se trata de una suba equivalente al 38,9% del valor de la canasta de pobreza, adicional a lo que efectivamente reúnen.
El informe del Indec del segundo semestre del año 2017 daba como resultado un diferencial entre los ingresos promedio de los hogares pobres y la canasta básica total de $ 6.109.
De este modo, el Indec no solo da cuenta de un incremento del número de pobres en términos relativos y absolutos, sino también de una mayor dificultad monetaria para salir de la situación en la que se encuentran. Los hogares pobres requirieron en el segundo semestre del año 2018 en promedio $ 3.376 más que en el segundo semestre del año 2017 para superar la pobreza.
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Los hogares indigentes, por su parte, según los datos oficiales correspondientes al segundo semestre del año 2018, deberían incrementar sus ingresos un 38,3% para pasar a ser “pobres no indigentes”. Esto supone un suplemento promedio de $ 3.804 por hogar para lograr superar la carencia extrema.
En suma, el gobierno de Cambiemos no solo incrementó el número de pobres e indigentes, sino que profundizó las carencias dificultando su superación, abriendo el paso a la marginalidad.
En este sentido, a Mauricio Macri también le corresponden las palabras que la joven bahiense Mayra Arena dirigió al ex gobernador bonaerense Felipe Solá, en la presentación de un libro que obviamente hablaba sobre él mismo: “Usted se olvidó de nosotros, de los que quedamos al costado, no solo de los adolescentes sino también de los adultos que perdieron sus empleos a los 40 años y nunca más nadie volvió a tomar, y son los que hoy vemos cartoneando o que probablemente estén muertos, porque la pobreza es jodida, pero la marginalidad te mata”.
*Director de Consultora Equis.
