Hay patrones de pensamiento que son una auténtica trampa en la que caemos una y otra vez.
Nuestra mente tiende a la repetición a tal punto que preferimos la comodidad de lo conocido aunque haya resultado en un error. Cuando estamos atrapados repitiendo un círculo vicioso que sabemos que nos llevará al fracaso, ahí queda en evidencia nuestra debilidad que es no tener un proyecto propio transformador de cambio.
Hoy vivimos un momento donde lo menos importante es quién va a ser el candidato político porque en la Argentina perduran los problemas de inflación, bajos salarios, desocupación y pobreza, pero vivimos en un clima asombrosamente tranquilo. En otros momentos con el dólar rondando los $400, con la inflación, la desocupación y todos los problemas que hoy tenemos, la calle hubiera sido un caos y el descontento total. El argentino me parece que está rendido a su realidad como a un destino trágico. Está rendido a discutir por algunos nombres de acuerdo a simpatías personales, porque no ve en ninguna de las opciones alguna posibilidad de cambiar este destino que cree prefijado por algún tipo de maldición.
Campaña 2023: los principales candidatos apelan a narrativas de "alto impacto"
Repasemos nuestras opciones: el peronismo en el cuarto mandato de los Kirchner (porque recordemos que al presidente actual lo eligió Cristina Kirchner en un tweet). Cristina está hoy atrapada en un círculo del que le es difícil salir, un presidente con pocas capacidades que ella eligió se le retoba. Cristina sabe que hoy su única opción es mantener la provincia de Buenos Aires por lo que todos los esfuerzos están puestos ahí. Pero lo que sucede es que la forma en la que está actuando Cristina, sumada a todas las complicaciones del gobierno, las que ella tiene con la justicia y las que vendrán, hacen que progresivamente pierda esa masa crítica de gente incondicional que tenía la provincia Buenos Aires. Mientras antes se decía que tenían un sólido 35% de este núcleo duro, hoy en día algunos reconocen que este número ahora alcanzaría solo el 20%.
El presidente Fernández sigue pensando en jugar al todo o nada y muchos candidatos que están dando vueltas creen que Alberto tiene derecho a la reelección y no van a jugar si se presenta, los ejemplos más salientes de estos son Sergio Massa y Daniel Scioli. Por eso la presión para que se defina o se baje porque La Cámpora, que tiene gran capacidad de formar dirigentes poco serios, menos creíbles y casi nada estadistas, necesita que Alberto Fernández sea un gerente hasta el 10 de diciembre próximo, para poder reemplazarlo por uno propio o mejor aún posicionarse definitivamente en el rol opositor.
Por eso los dimes y diretes con “Wado” de Pedro, “el Cuervo” Larroque, por eso los camporistas atacan a Fernández y todos los amigos de Fernández que están en el gobierno lo defienden atacando a los del primer grupo.
Cristina apuntó fuerte a la justicia que hoy se reintegra a sus actividades luego de la feria y la Corte Suprema tiene como el primero de los temas en agenda resolver la desobediencia de poderes ocasionada por el Senado de la Nación que Cristina Kirchner maneja a gusto y sin consideraciones para la independencia de poderes. Seguramente la Corte en los próximos días haga un fuerte pronunciamiento por la desobediencia al no acatar sus pedidos respecto del Consejo de la Magistratura.
¿Qué le queda al peronismo K? seguir apretando y ninguneando a Alberto Fernández, al realizar actos como el de Merlo ayer, persiguen el vaciamiento de poder de la figura del presidente, a la vez que le envían señales para mostrarle que su tiempo terminó.
No fue magia, es prestidigitación
El conflicto para los camporistas es el hecho de que saben que si el tiempo de Fernández ha terminado, es porque comienza el tiempo de Sergio Massa, y también en paralelo seguramente el de Daniel Scioli, dos soldados dispuestos a dar batalla. Claro que no la ven tan compleja porque esta elección se va a definir con pocos votos.
El efecto Milei hace que los votos necesarios para hacer una elección digna no sean muchos. El gran riesgo es que el peronismo pierda por mucho y el candidato que sea perdedor quede en ridículo ante la sociedad. Pero se ilusionan con algunos apoyos de gobernadores, aunque deberían recordar a los candidatos que los intendentes y los gobernadores podrán decirse fieles, pero a lo único que son verdaderamente fieles es a no perder su intendencia o su provincia. Su prioridad es ganar, luego verán con quién necesitan jugar para eso.
Mientras tanto, la fidelidad “a lo Massa” está salvando las ganas de Alberto de ser presidente. Scioli está a la espera porque sabe que corre de atrás.
Es como si ambos estuvieran apoyando a Alberto para no jugar solos y apoyarlo en la reelección o ser apoyados en la propia candidatura. Scioli ha probado muchas veces su fidelidad a los liderazgos, pero muchos se ilusionan con un Sergio Massa exitoso en lo económico. A los optimistas les contamos que la corrida y crisis de hoy en el ministerio la esperaban para abril.
Hay un dicho tibetano, “la tragedia debe ser utilizada como una fuente de fortaleza. No importa qué tipo de dificultades tengamos, cuán dolorosa sea la experiencia, si perdemos nuestra esperanza, ese es nuestro verdadero desastre”. Dalai Lama