COLUMNISTAS
opinión

La profesión insólita

El libro de Álvares de Toledo es más amateur: no habla de grandes personajes ni de hechos sensacionales.

16-4-2023-Logo Perfil
. | CEDOC PERFIL

Conocí a Carlos Álvarez de Toledo en 1980, cuando ambos hacíamos el curso de árbitro de fútbol en la AFA. Mi carrera como tal fue espantosa y nunca pasé de la infame quinta categoría, donde era juez de línea en los partidos de primera C y primera D. A Carlos le fue mucho mejor y llegó a dirigir en el Nacional B. Hace poco publicó un libro de memorias titulado El referí no tiene quien le escriba, en el que cuenta sus años en el arbitraje. No es el primer libro que publica: lo precedieron Gud Nius, un libro de humor periodístico o de periodismo humorístico, y Cálculus financierus, que se ocupa de matemática financiera, un tema en el cual es experto. El único árbitro que conozco con apellido cajetilla (los amigos lo llamábamos “el Conde”) es un personaje multifacético: ingeniero industrial, docente universitario, terrateniente, runner, periodista deportivo, filántropo, humorista (al menos él cree serlo) que tiene una particular vocación por escribir y también por hacer radio, televisión, blogs y podcasts. 

Este año apareció otro libro de memorias de un exárbitro de fútbol: Fuera de juego, de Gonzalo Beladrich. No intenta ser un libro ligero como el de Álvarez de Toledo, sino más bien lo contrario. Beladrich empezó a fines de los 90, cuando no tenía 20 años, pero renunció poco después a la AFA porque le resultaba insoportable ser gay en un medio tan homofóbico.

Hoy periodista profesional y docente, Beladrich cuenta su experiencia en ambos mundos: el del arbitraje y el de la noche homosexual de Buenos Aires, que se superponían cuando los viernes a la noche iba a buscar su designación a la AFA con el resto de sus colegas y luego salía a explorar una vida que recién estaba conociendo. 

Esto no les gusta a los autoritarios
El ejercicio del periodismo profesional y crítico es un pilar fundamental de la democracia. Por eso molesta a quienes creen ser los dueños de la verdad.
Hoy más que nunca Suscribite

Leí los dos libros con interés, en primer lugar porque no hay muchos libros escritos por referís. Ambos tienen algo que contar. Beladrich lo hace con énfasis y se ocupa de dos árbitros de su época. Uno es Javier Castrilli, que se hizo famoso por su severidad, sus expulsiones y sus declaraciones moralistas, y Fabián Madorrán, que se suicidó en 2004 luego de ser despedido de la AFA en 2003. Beladrich presenta a Castrilli como un padre que lo contuvo cuando le habló de sus preferencias sexuales y sus dificultades en el medio, y a Madorrán como un mártir de la causa gay. Castrilli nunca me pareció admirable ni dentro ni fuera de la cancha, y lo que con acento militante cuenta Beladrich sobre Madorrán no coincide con lo que llegué a conocer en su momento. Lo mejor del libro me pareció el relato de su anónima aventura personal. 

El libro de Álvarez de Toledo es más amateur: no habla de grandes personajes ni de hechos sensacionales (alguna vez casi lo matan a la salida de un partido en Jujuy, pero se sabe que el intento de asesinato a un referí es un delito menor), ni intenta ubicarse en el mercado editorial. 

El Conde escribe con fluidez, pero insiste demasiado en la fragmentación, la pedagogía y la segunda persona. 

Y eso hace que sus memorias arbitrales, que hablan del árbitro que dejó de ser autoritario para volverse amable, sean un objeto curioso, una especie de libro tímido que no se decide a salir del closet, no de la sexualidad sino del confort, un libro que pasa por modesto pero esconde una ambición que no alcanza a tomar forma. Un libro de cuentos que encubre una novela de aprendizaje zen.