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Leído tarde pero seguro

¿Por qué no hay una buena y completa biografía de Borges? Ah, qué tonto, la respuesta es obvia: porque María Kodama aún vive y nadie quiere comerse un juicio.

06-11-2021-logo-perfil
. | Cedoc Perfil

Tuvo dos veces razón mi amigo Diego S. Primero, cuando me preguntó si yo tenía “el libro de Gonzalo Aguilar sobre Borges y el cine”, interrogación que fue respondida por mí bajo el modo de la “soberbia del ignorante” (la frase es de Lacan), con expresiones del tipo “No conozco ese libro, ¿No será Borges y el cine, de Cozarinsky? (Sur, Buenos Aires, 1974) o, en el colmo del desastre, “¿No será Arlt va al cine, de Patricio Fontana?” (Libraria, Buenos Aires, 2010). Como toda respuesta obtuve un piadoso silencio. Y tuvo razón por segunda vez, cuando habiendo él leído el libro, me dijo que era buenísimo. Quiero aclarar que, después de ese doble papelón, me apersoné a la librería Hernández y comprarlo y leerlo fue todo uno. Pues, el libro en cuestión es Borges va al cine, de Gonzalo Aguilar y Emiliano Jelicié (Libraría, Buenos Aires, 2016, en la misma colección que el de Fontana, y otros sobre Victoria Ocampo, Bioy Casares, etc. siempre yendo al cine) y efectivamente es buenísimo. En el caso de Aguilar hace cierto sistema con Episodios cosmopolitas en la cultura argentina (Santiago Arcos, Buenos Aires, 2009), otro libro igualmente notable, en donde es cuestión de un pensamiento sobre los debates estéticos -y eventualmente políticos- que atraviesan la cultura argentina. Pero, desde el punto de vista del género, del formato, se acerca (se acerca lejanamente) a Lihn. Ensayos biográficos, de Roberto Merino (Ediciones UDP, Santiago de Chile, 2016) en el sentido estricto que propone el libro de Merino: son ensayos, pero ensayos biográficos. En este caso en torno a Borges y su relación con el cine (como espectador, como crítico, como guionista). Notable texto entonces en la intersección de ambos caminos: ensayos literarios (el libro está formado por doce textos, más un prólogo) y, a la vez, biografía. Porque el libro de Aguilar y Jelicié es también una gran biografía fragmentaria de Borges. Lo qué me lleva a una pregunta: ¿Por qué no hay una buena y completa biografía de Borges? Ah, qué tonto, la respuesta es obvia: porque María Kodama aún vive y nadie quiere comerse un juicio. Nada que el tiempo no vaya a solucionar (como escribe el propio Borges “el tiempo se bifurca perpetuamente hacia innumerables futuros”). Entre tanto, Borges va al cine se vuelve extraordinario por su erudición e información poco o nada conocida, por su prosa precisa y elegante, por las discusiones que propone con el propio Borges y con su época, o con sus varias épocas. Porque pensar a Borges y el cine implica pensar los procesos de modernización cultural de Buenos Aires, la llegada de la vanguardia y del arte popular, la irrupción de las masas y sus consumos, los cambios políticos (en Borges y en la Argentina) y la relación entre cultura y mercado. Esos temas (y varios más) atraviesan todos los ensayos del libro, que se presentan precisamente como episodios, o como escenas, o como cuadros, en el sentido de las películas de Godard que van contando una historia en fragmentos (como Vivir su vida, por ejemplo) o, volviendo a Merino, como ensayos biográficos. Entre sus fuentes (que son innumerables, el aspecto documental del libro es apabullante) recurre varias veces al Borges de Bioy (obra maestra total) libro que junto a Borges va al cine y algunos pocos más, nos permite ir amando ese rompecabezas llamado Borges.