Javier Milei excreta con palabras al hablar habitualmente. Probablemente no haya sido casual referirse al peso como excremento.
Por eso, quizás el mejor momento de Patricia Bullrich en su debate del último domingo fue cuando describiendo la oralidad del libertario puso foco en la inversión coprofílica de Milei diciendo llamás a la longevidad “viejos meados”.
El problema de Patricia Bullrich fue que para ganarle las PASO a Horacio Rodríguez Larreta se formateó tomando como antagonista al kirchnerismo en lugar de Milei cuando el kirchnerismo ya es una sombra crepuscular.
Un dato que podría resultar relevante es que el rating entre el primer y segundo debate cayó 20%
Confrontando más con Milei Juntos por el Cambio tendría una identidad más nítida y no le hubiera cabido esta acusación de “tercera marca” de La Libertad Avanza.
Pero Larreta, que por moderación era el antagonista perfecto de Milei (no por casualidad el líder libertario lo insultaba más que a ningún otro político), ya no está en la competencia y ahora Patricia Bullrich, que necesitó diferenciarse del jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires para ganarle la interna, precisa tiempo para cambiar de aire y reposicionarse.
Es que un sistema electoral de tres actos: PASO, primera vuelta y ballottage, hace naturalmente inconciliables estrategias aptas para vencer en las PASO con las adecuadas para ganar la primera vuelta, lo mismo que entre esta y el ballottage.
El candidato que salga primero en las PASO puede salir segundo en primera vuelta y perder un ballottage.
En 2015 el candidato que terminó tercero, Sergio Massa, fue quien encabezaba las encuestas a comienzo de la campaña electoral, luego el segundo, Daniel Scioli, pasó a encabezarlas y finalmente, quien había comenzado tercero: Mauricio Macri, fue quien terminó ganando el ballottage.
Un dato que podría resultar relevante es que el rating entre el segundo y el primer debate cayó veinte por ciento, asumiendo que la suma de los televisores de todos los hogares es una encuesta casi tan amplia como las PASO vale preguntarse quién fue el que decepcionó a la audiencia para desinteresarla, y la primera hipótesis lleva al protagonista más estelar de la política como espectáculo, que es Javier Milei.
¿Podrá pasarle a Javier Milei que conforme vaya cumpliendo etapas de las PASO a la primera vuelta y de esta al ballottage, se vea cada vez más obligado a explicar la implementación de sus ideas y queden más expuestos ante los votantes los efectos secundarios negativos de su aplicación?
Al día de ayer, último en que se podían difundir encuestas nuevas, el promedio de todas coincidía ampliamente en que Milei será el candidato más votado, habrá ballottage, y que Sergio Massa tiene más posibilidades que Patricia Bullrich de pasar a esa segunda vuelta. Pero el margen de error de dos y medio por ciento por candidato que asumen aun las encuestas más serias hace que diferencias de hasta cinco por ciento entre el primero y el segundo o el segundo y el tercero puedan invertir el orden de las posiciones.
Además, esa es una foto a una semana de las elecciones, y un porcentaje muy significativo de votantes cambian de opinión en función de nuevos acontecimientos durante la última semana o, siendo indecisos, deciden su voto.
Dos días antes de que rigiera el límite para difundir encuestas nuevas, la poco conocida consultora brasileña Atlas Intelligence, que se ufana de contar con un algoritmo especial que le permite más aciertos al interpretar preferencias de los consultados digitalmente, sorprendió colocando a Massa primero y a Milei casi empatado con Bullrich pero con treinta por ciento de indecisos.
La sospecha de que fuera una consultora pagada por Unidos por la Patria se contradice con que el mismo estudio dice que luego en un ballottage Massa perdería tanto con Milei como con Bullrich, y que Bullrich sería la única que podría vencer en un ballottage a cualquiera de los otros dos.
El método no convencional que aplica Atlas Intelligence le permitió ser la consultora que más había acertado en las elecciones 2019, la tercera mejor que pronosticó las PASO de 2021 pero que erró como la mayoría en las 2023.
Cuando se reclama a las consultoras por los desaciertos de sus pronósticos, algunas explican que la última semana antes de la elección hubo cambios que modificaron el resultado, que sus encuestas lo reflejaron pero no pudieron comunicarlas por la veda en la difusión. ¿Modificará negativamente la intención de voto por Milei la subida del dólar tras su recomendación de sacar los depósitos de los bancos y convertirlos en dólares o por el contrario la zozobra económica que se produjo enoja más aun a los votantes con el Gobierno y predispone a un cambio económico más drástico?
Para concluir con un poco de humor después de una semana económicamente trágica, forcemos en ese sentido la etimología. Milei trató al peso de excremento (del latín: excrementum).
El prefijo ex indica mantener aparte, alejado. Excretor es quien expele desperdicios metabólicos o cualquier desecho. Excreto es aquello que se separa y se purga, y si se cambia el prefijo “ex” por el “de”, excreto se convierte en decreto.
Vale preguntarse quién fue el que decepcionó a la audiencia para desinteresarla
Excremento en lenguaje cotidiano se lo denomina caca, en griego kaka (como el personaje fóbico de Capusotto que, obsesionado, a todo le ponía ka). En la mitología romana Kaka (“mala” o “malvada”) era la hija de Vulcano y hermana del gigante Kako. Hay invariables escatológicas en la elección de términos que configuran el estilo oral de Milei. Abusando y vulgarizando la jerga psicoanalítica, es habitual asociar la neurosis obsesiva a la analidad.
Independientemente de la irresponsable falta ética que significó, ¿fue una “cagada” –perdón lector– o un acierto electoral de Milei llamar a la moneda nacional excremento?
El próximo fin de semana lo sabremos.
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