El señor Kirakosyan explica su punto de vista que coincide con las narrativas de Armenia y es similar a otros artículos que han sido publicados en los medios de comunicación en la Argentina. Creo que es esencial que todos los pensamientos e ideas con respecto a eventos históricos deban ser publicados de manera abierta y libre en un ambiente democrático dentro del marco de la libertad de expresión.
No hay duda de que más de ocho siglos de coexistencia pacífica entre armenios y turcos se ven oscurecidos por la tragedia de los eventos ocurridos en los últimos años del Imperio Otomano.
Turquía no niega las dificultades que han atravesado muchos armenios otomanos durante este período. Sin embargo, se opone firmemente a la explotación de estas dificultades mediante la creación de forma selectiva de una jerarquía de sufrimiento, como si algunas vidas fueran menos importantes que otras y se menospreciara la herencia turca ocasionando hostilidad proveniente de una selección tendenciosa de los hechos históricos.
De hecho, la decadencia del Imperio Otomano comenzó antes de la Primera Guerra Mundial. La ola de nacionalismo occidental dio como resultado una pérdida significativa de tierra del imperio, especialmente en los Balcanes, lo que dio lugar a un mayor debilitamiento de la estructura del Estado Otomano.
Casi tres millones de musulmanes del Imperio Otomano perecieron en Anatolia entre 1914 y 1922. Es más, alrededor de cinco millones de ciudadanos otomanos fueron expulsados de sus hogares ancestrales en los Balcanes y el Cáucaso durante el período de desintegración del Imperio y encontraron refugio en Estambul y Anatolia.
Durante ese período, todos los pueblos que conformaban el Imperio sufrieron. Es un hecho que los armenios pasaron por acontecimientos dolorosos durante esos tiempos turbulentos y compartieron un destino común con el Imperio.
A partir de la segunda mitad del siglo XIX, el apoyo dado por algunos grupos armenios influyentes y organizaciones a las políticas del vecino del Norte destinadas a debilitar y dividir el
Imperio Otomano fue considerado como una de las principales preocupaciones de seguridad. Las acciones y revueltas de estos grupos separatistas y sus ataques armados en las zonas con población musulmana otomana predominante intensificaron la amenaza. Durante la Primera Guerra Mundial, los grupos radicales armenios no dudaron en unir fuerzas con los ejércitos invasores para crear un país armenio.
En este punto, quiero hacer mención a un par de escritores y citar algunas líneas de sus escritos.
“Si bien el programa de la ‘Federación Revolucionaria Armenia’ aspiraba a la libertad y la autonomía dentro del marco del Imperio, el programa
Hunchak aspiraba a la completa separación e independencia de la Armenia turca. En consecuencia, estos grupos utilizaban diferentes tácticas para lograr sus objetivos. Por ejemplo, con el fin de llamar rápidamente la atención de los europeos a la Cuestión Armenia. Los Hunchaks realizaban manifestaciones masivas. Sus actividades más notables fueron la demostración Kum Kapu del 27 de julio de 1890; las pancartas (yana) incidente que tuvo lugar en Anatolia en 1893 y la Rebelión de Sassun ocurrida en el mes de agosto de 1894 contra las tribus nómadas kurdas y recolectores de impuestos del gobierno.” (Bedross Der Matossian, Sueños rotos de la Revolución: de la libertad a la violencia en el Imperio Otomano, 2014 p.13).
“ ... Es engañoso comparar las terribles pérdidas sufridas por los armenios del Imperio Otomano con la destrucción de los judíos de la Alemania nazi ..., lo que pasó con los armenios es el resultado de su rebelión armada contra los turcos que comenzó mucho antes de la guerra y continuó acentuándose cada vez más”. (Bernard Lewis, Diario de un siglo: reflexiones de un historiador de Oriente Medio. 2012).
Nadie puede negar que los armenios sufrieron y que muchos perdieron sus vidas. La muerte de millones de musulmanes otomanos en la
misma época, a menudo ignorada en la historiografía occidental, no constituye una razón para consentir o menospreciar las muertes de armenios. “El fuego quema en el lugar donde cae”. Turcos y armenios deben
trabajar para reconstruir su amistad histórica sin olvidar los períodos difíciles de su pasado común. No puede considerarse normal que un evento que data de un siglo tome como
rehenes a tal punto al presente y el futuro de dos pueblos vecinos y cercanos. Hoy en día, no muchas personas recuerdan el hecho de que los armenios y los turcos tuvieron muy estrechas relaciones sociales durante siglos. La gente también debería acordarse de que un número de diplomáticos turcos fueron asesinados después de 1971 por organizaciones terroristas armenias y que se puso en escena la propaganda del “genocidio” como la narrativa armenia.
Con el fin de restablecer tal afinidad, existe la necesidad de un proceso de diálogo, el respeto de los diferentes puntos de vista y esfuerzos para inculcar la empatía. Así es como un camino que comprenda los discursos de Turquía y Armenia pueda surgir, sobre la base de “una memoria imparcial”.
Existe una necesidad separada para el establecimiento de un discurso constructivo, de conformidad
con el espíritu de la época, que desmantelará los prejuicios de la cultura del conflicto con el fin de centrarse en el futuro. Les traiciona su anhelo.
*Embajador de Turquía en la Argentina.