El presidente Barack Obama logró esta semana la aprobación de su plan de estímulo por el Congreso de Estados Unidos, que tras el compromiso final entre las dos cámaras, asciende a 789 billones de dólares.
Para lograr su aprobación, Obama señaló que la economía norteamericana se encuentra “al borde del abismo”; que Estados Unidos enfrenta una “terrible crisis”; y que si no se actúa “inmediatamente, la nación se hundirá en una recesión que será imposible revertir”.
Diversos indicadores corroboran la visión catastrófica del mandatario. Se perdieron en enero 600 mil puestos de trabajo, y han desaparecido 3,6 millones desde el 31 de diciembre de 2007. Por eso, la desocupación asciende a 7,7% (11,6 millones de desocupados).
Lo notable es que la mitad de los empleos se han perdido en los últimos tres meses. En ese período, la economía se contrajo 3,8%, con una disminución del consumo individual (70% del PBI) de 5% anual. La contracción adquirió un carácter brutal en la industria, con una declinación de 15% en el trimestre.
La recesión estadounidense es inducida por una extraordinaria contracción del crédito. El cese del flujo crediticio es la contrapartida –la fase de contracción– del excepcional boom de crédito previo que tuvo Estados Unidos entre 2003 y 2007, sin paralelo en la historia del capitalismo.
La deuda privada ascendía a 22 trillones de dólares en 2000 (222% del PBI), y aumentó a 41 trillones de dólares en diciembre de 2007 (294% del PBI). La mitad de ese flujo crediticio provenía de fuentes extranjeras; entre 2003 y 2007, Estados Unidos recibió 7,2 trillones de dólares del exterior; la mitad provenía de los países emergentes, con China a la cabeza. Por eso, la crisis financiera en Estados Unidos es una crisis global desde su origen: el boom de crédito de los últimos 10 años.
Las empresas estadounidenses han vuelto a emitir bonos para captar fondos en el mercado financiero. El total neto de bonos corporativos ascendió en enero a 76 billones de dólares, levemente por abajo del récord de enero de 2001 (82 billones). Mientras tanto, el Departamento del Tesoro anunció que en el primer trimestre ofrecerá títulos a 10 años por 493 billones de dólares. Emitirá treasuries por 1.8 trillones de dólares en el año, que sumados a los 1.5 trillones de 2008, excederán el total de los préstamos obtenidos en los últimos 27 años.
También ha disminuido la contracción del PBI industrial. El Supply Management Manufacturing Index, elaborado por la Asociación de Empresas Manufactureras aumentó a 35,6 en enero, tras haber alcanzado 32,9 en diciembre.
La mayor anomalía en el escenario presentado por Obama es lo que ha ocurrido con la productividad en el último trimestre de 2008: se incrementó el triple de lo previsto; creció 3,2% anual, mientras se esperaba un aumento de sólo 1,1%, por la contracción económica (-3,8%) y el auge de la desocupación (7,2%). Es curiosa la estructura del aumento de la productividad; mientras la no industrial se expandió 3,2%, la industrial se contrajo brutalmente, con un derrumbe del sector manufacturero de -3%, y una caída en bienes durables de -13,4%.
La dispersión de la productividad se refleja en la estructura de la desocupación. La industria perdió 207 mil puestos de trabajo en enero, la mayor caída desde 1982, y el resto perdió proporciones similares, como la construcción (110 mil), trabajos temporales (76 mil), comercio minorista (45 mil), transporte (44 mil), finanzas (42 mil). Y, sin embargo, la salud y la educación privada, en vez de perder empleos, los crearon: 19 mil y 33 mil, respectivamente.
La salud y la educación reflejan una tendencia de fondo. El sector tangible (manufactura, construcción, minorista, transporte) ha perdido 1,800 millones empleos desde diciembre de 2007, lo que incluye 260 mil puestos en la industria automotriz y 300 mil en la construcción. Mientras tanto, el sector intangible (educación y salud) –propio de una economía basada en el conocimiento– ha creado 500 mil puestos en los últimos 13 meses; y en el ciclo expansivo 2001-2007 creó 3,5 millones, 63% del total. En ese período, el sector tangible, liderado por la manufactura industrial, perdió 1,8 empleos.
La contracción financiera parece haber encontrado en enero un punto de inflexión, y la recesión profundizada en los últimos cuatro meses revela un cambio estructural, irreversible, que adelanta el surgimiento de una economía del conocimiento, fundada en una estructura de servicios de alta calificación.
Todo en el capitalismo es cíclico y los ciclos emergen a través de las crisis. Estas revelan cambios estructurales, que son los que adelantan, usualmente, el nivel de aumento de la productividad y la estructura del empleo.