COLUMNISTAS
palestinos

Paternalismo y sumisión

default
default | CEDOC

Jared Kushner ofreció 50 mil millones en la Conferencia de Bahrain para financiar 179 proyectos de infraestructura, crear un millón de puestos de trabajo y duplicar el PBI de los palestinos en Cisjordania y Gaza en un plazo de diez años. La cifra no es pequeña y de concretarse podría cambiar las condiciones de vida  en esas regiones. La Autoridad Palestina consideró, a través de sus diferentes voceros, que la oferta económica constituía un avasallamiento con el solo propósito de comprar la voluntad de los palestinos, abandonar el proyecto de un Estado propio y favorecer los planes de anexión del gobierno de Israel.

La Autoridad Palestina sostuvo que la propuesta económica no podía anteponerse a la solución política que comprende la terminación de la ocupación, la fijación de  las fronteras del Estado y la autodeterminación. Jared Kushner, Jason Greenblatt y David Friedman no podían desconocer la situación después de los desaciertos entre las partes durante dos años. En este lapso, el gobierno de Donald Trump reconoció a Jerusalén como la capital del Estado de Israel, apoyó la anexión de los Altos del Golán, cortó la ayuda a los organismos del programa de refugiados de las Naciones Unidas y avaló los asentamientos judíos en Cisjordania.

El persistente cuestionamiento debilitó el margen de maniobra de la Autoridad Palestina, colocándola en aprietos para responder a las necesidades económicas y expectativas políticas. La tasa de desocupación en Cisjordania está estimada en 30% y tampoco existe una perspectiva de progreso para un conflicto que ya ha fagocitado tres generaciones. Los cambios de la situación internacional, en especial en Medio Oriente, han fortalecido a Israel, lo que disminuyó la presión para encontrar la forma de coexistencia entre palestinos e israelíes.

Los responsables de la negociación son hombres de negocios caracterizados por su pragmatismo, donde priman más los resultados que los valores simbólicos. Jared Kushner expresó ese concepto con claridad al disociar las necesidades de los palestinos de los objetivos políticos de los dirigentes. Los movimientos migratorios mostrarían que las personas se mueven buscando bienestar en territorios diferentes al país de origen, dispuestos a renunciar a una nacionalidad para adquirir otra donde sus descendientes puedan sobrevivir y tener un futuro.

Las naciones con sus símbolos nacieron del deseo de independizarse para poder controlar los recursos y evitar la transferencia de riqueza hacia el poder dominante casi siempre extranjero. La independencia de los Estados Unidos, al igual que en América Latina, surgió de la rebelión contra el aumento de los impuestos decididos desde las metrópolis. Ese sentimiento de independencia se fue revistiendo de una simbología para justificar la rebelión  e implantar en el  inconsciente la adhesión a un proyecto que se esbozaba como de interés general.   

La iniciativa de Jared Kushner de comenzar con un planteo económico responde a ese pragmatismo de realizaciones coyunturales todas cuantificables. El propósito fue llevar a los palestinos una propuesta tangible que sus líderes actuales no podrían satisfacer por la falta de  recursos y depender del apoyo externo. El plan incluye el gerenciamiento de los fondos a través de un banco con la excusa de asegurar la eficiencia sin ninguna intervención de las instituciones oficiales controladas por la Autoridad Palestina. Este planteo revela una actitud paternalista y expresa el desprecio por la capacidad de los palestinos de manejar su destino convirtiéndolos en súbditos de un poder ajeno. La sumisión, no importa la forma, tiene una connotación negativa y difícilmente pueda ignorársela porque hace a la dignidad y libertad, y esto no se soluciona solo con promesas y un listado de proyectos.  

*Diplomático.