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Pobre Argentina

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Pobres. Si creemos que esta grieta que nos somete y nos hunde es el mejor camino para crecer. | Pablo Temes

Sí, pobre. Pobre en el sentido de pobres los que vivimos acá, en este país empobrecido, en medio de una pandemia inédita, en un año electoral y dentro de esta grieta que nos somete y nos hunde.

Pobres si creemos que este es el mejor camino. Si no somos capaces de frenar a tiempo.

Éxito pírrico. Pienso que la grieta no representa a la mayoría y que cada vez representa a menos. Aunque como los agrietados gritan más, a veces parezca lo contrario.

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Si no fuera así, Cristina Kirchner sería presidenta en lugar de alguien que fue percibido como moderado. Un amplio sector de quienes votaron al PRO y al radicalismo encuentra en Larreta, Vidal y Lousteau a sus propios referentes moderados. Lo mismo que la mayor parte de los gobernadores, los seguidores de Massa y los votantes de Lavagna.

Pero nuestras históricas dicotomías, sumadas a las crisis sanitarias y económicas, y a la inminente campaña, generan este peligroso clima bélico de las últimas semanas. Y cuando gana la irracionalidad no importan los argumentos, los datos duros ni el esfuerzo por entender al otro. Tampoco se permite aceptar que estamos lidiando, todos, con un nivel de incertidumbre en el que solo los ignorantes o los irresponsables son capaces de tener certezas.

También hay una porción importante del universo mediático que es parte del problema, funcionales a lo que sus audiencias más agrietadas piden. Saciarlas con gritos y opiniones delirantes y unidireccionales puede producir rating y –como el perro de Pavlov– promover un acto reflejo que incite a redoblar la apuesta para recibir la misma recompensa.

Los políticos también apuestan a sembrar en cada borde de la grieta mediática. Cuanta más vehemencia muestren para atacar, más rating tendrán; y cuanto más rating, más chances de volver a ser invitados por los medios que les corresponden a su lado de la grieta. En apariencia, todos ganan; pero en verdad todos perdemos. Porque una sociedad quebrada genera un país quebrado.

Si una parte siempre espera lo peor de la otra, y sus líderes y medios se vuelven voceros recargados de esa desesperanza, el capital social desaparece; y sin capital social no hay tratos, comercio, inversiones ni futuro. De nada servirá el rating cuando no haya empresas que compren rating, porque ya que no habrá consumidores a los que venderles.

Bajo este clima de emoción violenta, cualquier título es verosímil, desde que las vacunas sobran...

Y tampoco les servirá a los actuales ni futuros gobernantes. Porque no habrá gestión exitosa posible en un país que vive siempre bajo emoción violenta.

Acríticos. En este contexto, cualquier título puede resultar verosímil para sus respectivas audiencias. El Gobierno intentó envenenarnos con las vacunas rusas. La Argentina es modelo de éxito en el combate al covid. La política contra el virus es el mayor fracaso internacional. En el mundo sobran vacunas, acá faltan. La Ciudad de Buenos Aires está colapsada y envía pacientes a la Provincia. Nadie en el mundo cierra escuelas salvo el kirchnerismo. Las vacunas chinas producen una protección ínfima con la primera dosis. Magnetto es accionista de Pfizer.

En esta pobre Argentina se puede escuchar cualquier cosa. Al minuto de que se comunicara el nuevo cierre de escuelas, una parte de los medios y políticos cercanos al oficialismo elogió el mensaje de Alberto Fernández (¿no les llamó la atención que horas antes la ministra de Salud y el de Educación dijeran lo contrario?). Desde el otro lado ocurrió lo mismo, pero en sentido inverso, hasta se celebraron los cacerolazos en la residencia presidencial (como el escrache es al otro, no se critica).

Cuando no hay nada para rescatar de lo que el otro dice, habría que pensar si el problema no es uno.

¿No hiere la inteligencia pensar que todo lo que hace el otro siempre es motivado por la codicia y el mal, y que al lado propio solo lo guía el bien? ¿Es casual que Kicillof y los intendentes oficialistas hayan apoyado el cierre de escuelas, y que Larreta y los intendentes opositores la rechazaran? ¿O es el alineamiento automático de cada sector que les hace perder a todos el sentido crítico?

... en el mundo hasta que somos un modelo de éxito. Pero entre tantas incertezas, hay cosas que sí se saben

Preguntas y respuestas. Cuando lo que está en juego es la vida, ¿no sería mejor consultar a los que saben y verificar los datos? ¿Preguntar y responder sin prejuicios? Por ejemplo:

* ¿Es correcto el cierre de escuelas para contener al virus? Es un debate mundial porque está probado el daño psicológico en los alumnos, pero son muchos los gobiernos que, como el argentino, eligen cerrar en algunos distritos frente a la segunda ola. El último informe de la Unesco de marzo muestra a las escuelas argentinas como “parcialmente abiertas”, al igual que hace el resto del continente (solo Canadá aparece con escuelas “totalmente abiertas”). A México y Venezuela les otorgan estatus de claustros, “totalmente cerradas”.

* ¿El país es el que más tiempo mantuvo cerradas las escuelas? El mismo informe de la Unesco muestra que, a nivel continental, la Argentina está entre los que cerraron sus escuelas más de 40 semanas. Aunque menos de eso solo lo hicieron Uruguay, Venezuela, Surinam, Nicaragua y Cuba.

* ¿Cuál es el nivel de vacunación de los argentinos en comparación al resto? Según el informe de Americas Society al 12 de abril, el país estaba segundo en América Latina entre los que más habían vacunado con la primera dosis (después de Chile y Uruguay) y tercero si se toman las dos dosis (tras esos dos países y Brasil). Según Our World in Data, en comparación con el resto del mundo, en dosis por cien habitantes, el país está por debajo de Europa y por encima del promedio mundial y de países productores de vacunas, como Rusia, China e India.

* ¿En el mundo sobran vacunas? Por ahora faltan. Salvo Estados Unidos, el stock de vacunas y el ritmo de producción aún no alcanzan para inmunizar a todos, ni siquiera a los habitantes de países productores. Por eso la Unión Europea endureció los permisos para exportar vacunas y esta semana ex mandatarios y premios Nobel (como Macri y Pérez Esquivel) pidieron que se liberen las patentes para permitir la producción en todos los países porque si no, “muchas naciones se quedarán esperando hasta al menos 2024”.

Además: No es cierto que las vacunas rusas envenenan. Sí que el sistema privado de la Ciudad alcanzó una saturación preocupante y que existen derivaciones a la Provincia. Pero también es cierto que un tercio de las camas porteñas están ocupadas por bonaerenses. No está comprobado que todas las vacunas chinas sean ineficaces con una sola dosis: la que se aplica en el país, Sinopharm, tendría una eficacia del 75% con una dosis (Chequeado.com). No se aplicaron los 20 millones de dosis prometidas por Fernández en diciembre, sino algo más de 6 millones hasta hoy. Y no hay una prueba de que Magnetto sea accionista de Pfizer.

El sentido crítico no significa oponerse a todo, sino analizar cada información y opinión para entender qué puede ser correcto y qué no. También es aprender a lidiar, todos, con la incertidumbre de que todavía hay muchas cosas que, simplemente, nadie sabe.