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Primeras elecciones

Macedonio Fernández 20230812
Macedonio Fernández | CEDOC

A fines de la década de los treinta, Macedonio Fernandez le comentó a Borges que se postularía como candidato a presidente, “porque es un trabajo que tiene poca demanda en comparación con otras profesiones”. Macedonio era abogado, además de originalísimo escritor, y el título de su tesis auguraba una representación saludable: De las personas (gran noticia, incluida en el libro Papeles antiguos. 1892-1907, recién editado por Corregidor).  No lo intimidó enfrentarse con Irigoyen en 1928. Seguramente lo consideraba un ejercicio de la libertad de decisión.  La risa de sus amigos fue unánime, pero también el entusiasmo. Sabían que no llegaría a formar ni siquiera un partido, pero eso mismo los alentaba. Más adelante, en su gran novela Museo de la Novela de la Eterna, nombraría a dos bandos urbanos, que si hubieran sido reales, bien podrían haberse constituido en seguidores acérrimos: los “Hilarantes” y los “Enternecientes”.  De todas maneras, en su afán laboral de obtener el cargo de presidente, llegó a reclutar a algunos amigos cercanos para que repartiesen volantes. El fracaso en la realidad no lo fue en su historia. Como dice el narrador del cuento de Borges, “La otra muerte”: “Creeré haber fabricado un cuento fantástico y habré historiado un hecho real.” Finalmente, es lo que hizo Macedonio con su relampagueante candidatura. Unos años después  creará un personaje fantástico llamado “El Presidente”, dispuesto a vivir una historia real. 

En estos tiempos, la suposición de Macedonio acerca de la oferta laboral con respecto a la presidencia parece invertirse. Las listas son infinitas, los candidatos se reproducen, el financiamiento de las campañas supone dinero para repartir. No deja de ser extraña la manera en que la política se desacredita moralmente (“que se vayan todos”) al tiempo que  aumentan sus representantes,  paradoja que se fortalece con los exabruptos de algunos candidatos que repudian a la casta política postulándose ellos mismos. Como si la exaltación garantizara un cambio. 

Elecciones Primarias 20230812
Portada de 'Elecciones primarias'.

Otro recuerdo más personal. Tuve la mala suerte de que mi primera novela apareciera un agosto de elecciones primarias. En la editorial llegaron a sugerirme que le cambiara el título, por si en las librerías se confundían colocándola en los anaqueles de ensayo político.  Pero yo la había escrito hace mucho tiempo y el título funcionaba como faro de la historia. Un grupo de niñas de alrededor de nueve años, tratando de comprender el mundo en un colegio público durante la dictadura militar argentina. La protagonista, sin nombre, advirtiendo el peligro que la rodeaba, se hace pasar por varón. Toma esta decisión sin saber del todo cómo hacerlo. Un cambio de género ingenuo: muecas, gestos bruscos, ropa de hombre. Es una elección, en tiempos de la escuela primaria, quizá su primera gran elección. Por ello, la novela se titula Elecciones primarias y efectivamente, en muchas librerías fue a parar al anaquel de política. Me hubiera gustado poder contárselo a Macedonio. Por esa frontera lábil entre la ficción y la realidad. Si no fuera porque no existe, sin duda seguiría al personaje de su novela llamado “Presidente”. ¿O será que existe en otra parte, donde la libertad no es una promesa, sino un ejercicio de todos los días?

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