COLUMNISTAS
Fake news

Qué ves cuando me ves

El caso reciente de un video manipulado del comediante David Chappelle en las redes reaviva el debate sobre las “pequeñas mentiras”, que nos rodean diariamente.

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Un video manipulado del comediante David Chappelle en las redes reaviva el debate sobre las “pequeñas mentiras”. | cedoc

Ya no se trata solamente de las grandes teorías conspirativas como las que aseguran que el hombre no llegó a la Luna en 1969 o que los atentados del 11 de septiembre de 2001 contra el Pentágono y las Torres Gemelas de Nueva York fueron en realidad un inside job: navegando entre YouTube y TikTok y otras redes sociales, un ejército de inventores de historias se las arreglan para que vivamos todos los días en medio de miles de pequeñas mentiras. El tamaño y alcance de la mayoría de las fake news en estos sitios, en especial en formato de video, sigue siendo en general modesto, pero deepfake –por ejemplo– y otras tecnologías que pueden hacer que veamos personas y cosas en situaciones que nunca ocurrieron están en condiciones de cambiar dramáticamente el impacto de esta tendencia.

Si no tomamos en cuenta sus posibles consecuencias, en lo que se pueden convertir en el futuro, algunas de estas fabricaciones son, en efecto, simplemente divertidas o asombrosas. Y giran alrededor de temas o personas con fuerte arrastre en la generación de tráfico, porque una “palabra clave” bien colocada puede representar un puñadito de dólares para un joven creador de contenidos en la India o en El Salvador, pero también algunos miles para las “granjas” más especializadas en producir este tipo de clips que inundan TikTok o YouTube. 

Caso. Uno de esos casos fue, en junio de este año, un video que aseguraba que uno de los más populares cómicos estadounidenses, Dave Chappelle, había acusado a la reina afroamericana de la televisión, Oprah Winfrey, de ser una promotora y facilitadora de las ambiciones de las “élites” de Hollywood, un grupo difícil de definir pero que se encuentra entre los máximos favoritos de las organizaciones políticas del tipo Qanon, que viven de la paranoia y de las teorías conspirativas, con una importante dosis de racismo. 

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El video, ahora difícil de encontrar en su versión original, llevaba por título “Dave Cha-ppelle Exposes Oprah For Being a HANDLER For Hollywood Elites” (“Dave Chappelle expone a Oprah por ser una MANIPULADORA de las élites de Hollywood”, así, con mayúsculas en el medio, uno de los recursos más insufribles de los community managers que apuestan a una variedad de ese tipo de artilugios para llamar la atención de los usuarios y generar más tráfico (y monetización), junto a los emojis, los hashtags y las palabras claves del tipo “¡bomba!”. 

Siendo Winfrey un personaje muy importante en los medios y la cultura norteamericana, y no solamente por su talento como presentadora y actriz, sino porque es negra, millonaria y destacada por su apoyo a las batallas del tipo social (blanco perfecto de los grupos que difunden ideologías extremistas), el video logró generar tracción y millones de clics. Aunque como casi todo en las redes, es complicado establecer tablas precisas de las ganancias que pueden generar los contenidos bien posicionados en internet. 

Un reciente reporte de Business Insider explicaba que un creador en YouTube tiene que, en primer lugar, ser miembro del Programa de Socios del website, que desde 2006 es parte del coloso Google y que en 2021 recolectó ingresos por la friolera de 28.800 millones de dólares. 

Para “comenzar a ganar dinero directamente de YouTube”, sigue el informe, “los creadores deben alcanzar un umbral de 500 suscriptores, cargar al menos tres videos públicos en noventa días y conseguir 3 mil horas de visualización en el último año o tres millones de visualizaciones, también en los últimos noventa días”. “Una vez aceptados, los creadores elegibles pueden ganar dinero con funciones como membresías de canales, Super Chat, Super Stickers, Super Thanks y la capacidad de promocionar sus productos con YouTube Sho-pping”, explicaba el reporte. 

El paso siguiente es conseguir al menos mil suscriptores y 4 mil horas de visualización en el último año, lo que califica a los canales para “obtener una parte de los ingresos publicitarios que provienen de sus videos”, unos requisitos bastante accesibles en un universo como el de YouTube, con un estimado de 2.500 millones de usuarios mensuales. 

Luego, un poco de números mágicos: solamente con AdSense, el programa de anuncios con ingresos compartidos de Google, algunos creadores modestos de contenidos (con entre cien y 10 mil seguidores, llamados también nanoinfluencers) consultados por Business Insiders revelaron ganar varios cientos de dólares por mes. 

Y desde ahí, el cielo es el límite, como pueden atestiguar youtubers como James Donaldson, un estadounidense de 25 años conocido en las redes como MrBeast, que genera unos contenidos sobre “desafíos” y comparaciones que le generaron ganancias por 54 millones de dólares en 2021, según un ranking de Forbes. 

En total, recordó la revista económica estadounidense, los generadores de contenidos en YouTube ganaron colectivamente casi 30 mil millones de dólares en dinero proveniente de anuncios publicitarios en el 2021, una cantidad récord que marcó un crecimiento del 40 por ciento respecto del año anterior, “impulsados principalmente por el aumento de las visitas” a sus canales.

Si bien TikTok “continúa su ascenso meteórico y parece destinado a convertirse en una plataforma aún más influyente”, apuntaba a principios del año pasado el portal Social Media Today, YouTube “sigue siendo el líder indiscutible en el espacio de videos en línea”. Y, además, “parece listo para mantener el primer puesto por una razón clave: su programa de reparto de ingresos, que ve miles de millones (de dólares) compartidos con los creadores cada año, y que ninguna otra plataforma está cerca de igualar todavía, en términos de un modelo sostenible de monetización de creadores”.

Teniendo en cuenta que los nano influencers se llevan apenas unos cientos de dólares contra las decenas de millones de figuras como MrBeast, está claro que la lucha por obtener aunque sea unas migajas de esa torta es despiadada, lo que puede explicar la explosión de contenidos que apuestan a la tracción de tráfico y generación de suscriptores sin detenerse en pequeños detalles como la veracidad de las historias.

Método. Aquel video sobre Chappelle y Oprah sigue siendo un buen objeto de demostración de cómo trabajan estos creadores con nociones un poco más que básicas de edición y muchas libertades a la hora de escribir sus guiones. 

Todo comenzó el 9 de junio pasado, cuando los responsables del canal This Happened, que tiene más de 500 mil suscriptores en YouTube, subieron el video ahora esfumado. Enseguida fue compartido en TikTok (en dos partes, como se puede seguir viendo en esa red social propiedad de la compañía china ByteDance) y también objeto de otro de los crueles trucos del website de videos, los clips con “reacciones”, es decir, cuando uno o dos “creadores” de contenidos se graban mirando y comentando las producciones de otros, en general haciendo caritas y gritando. 

En pocas horas, según analizaron los investigadores de Snopes, un website dedicado a identificar fake news, el video original de Chappelle vs. Winfrey generó más de 4 millones de visitas. El “problema”, por supuesto, es que la manipulación ahí no estaba a cargo de Oprah, sino de los productores de This Happened. 

El video viral, señaló Snopes, hacía “una serie de afirmaciones”, pero su gancho era “claramente, la afirmación principal, su título”, que indicaba que el comediante había “dicho algo negativo sobre la personalidad televisiva e ícono del entretenimiento Oprah Winfrey”.

(Vale la pena detenerse brevemente en los títulos que usan este tipo de creadores de contenidos, en general dedicados a celebrities. Muy inspirados en los titulares de los diarios sensacionalistas, apelan al poder de shock de frases como “Khloe Reacts to Rumors The Kardashian Women are WITCHES” o “Khloe reacciona a los rumores de que las Kardashian son BRUJAS”, donde no importa la posible ambigüedad de su sentido, sino que la parte que dice “las Kardashian son brujas” puede ser atractiva para los algoritmos de los buscadores como Google y facilitar su posicionamiento).

Ya lanzado a la web y activando el contador de visitas para monetizar, a la gente de This Happened poco le podía importar lo que dijeran desde Snopes, arrancando por el hecho de que “en ningún momento durante el video sus creadores presentaron evidencia de que Chappelle dijera algo que pudiera describirse como ‘exponiendo’ a Winfrey”.

“Nos comunicamos con los creadores del canal de YouTube This Happened el 14 de julio para hacerles preguntas –sigue el informe–. El canal afirmó estar asociado con una productora llamada Crealon”, que tiene un escueto website donde asegura estar detrás de la creación de “millones” de videos, una dirección física en la localidad sueca de Nyköping, pero ningún número de teléfono, aunque sí formularios de contacto y correos electrónicos en su sección de oportunidades laborales, adonde busca guionistas y productores freelance de videos para sus canales de YouTube sobre celebridades “con una red de 5 millones de suscriptores”.

“Construimos nuestras propias redes desde cero. Cada vez que hay un nicho online que nos interesa, reunimos al mejor equipo adecuado de toda la web y construimos una increíble comunidad próspera dentro de ese nicho”, se lee en el website de Crealon. “Nuestro maravilloso equipo –sigue– tiene un profundo conocimiento de las subculturas de internet, del contexto dentro de todas las plataformas sociales emergentes, y se asegurará de que estas cualidades brillen cuando integre su marca con nuestra red”.

Ese es el “maravilloso equipo” que genera videos como el de Chappelle sobre Winfrey, hecho con retazos de actuaciones del comediante editados para que parezca que hablaba sobre la presentadora televisiva y con acusaciones veladas que incluían el tráfico de niños, un tópico favorito de los conspiranoides. 

Después de un arduo repaso de las fuentes manipuladas por los creadores de contenidos de This Happened, los buceadores de Snopes establecieron claramente que la historia era una fake. Pero el daño ya estaba hecho: “una gran cantidad” de las personas que comentaban el posteo “parecían creer esa afirmación” sobre las “revelaciones” del brillante y controvertido Chappelle. “Si hubieran visto el video completo, habrían descubierto que ni siquiera lo mostraba diciendo algo negativo sobre Winfrey”, completó el reporte que desenmascaró al canal de YouTube.

TikTok. Con el crecimiento de la red social china en los últimos años, el New York Times ya había alertado en noviembre del año pasado que “crece la preocupación de que TikTok sea el nuevo hogar para fotos y videos manipulados”. Para el diario estadounidense, “las ediciones engañosas, las noticias falsas y las imágenes falsas de políticos están comenzando a distorsionar la realidad en la popular plataforma de videos”. Algo que quedó bien claro en marzo último con las fotos del papa Bergoglio con la cancherísima campera blanca inflada, que resultaron ser falsas pero muy atractivas.

¿Cuántos de los millones de usuarios de internet que vieron esas imágenes de Francisco se enteraron de que en realidad eran trucadas? ¿Cuántos siguen pensando que, un día de invierno en el Vaticano, el papa argentino salió a la calle con esa pinta de viejito piola? Este reportero le asegura, estimado lector, estimada lectora, que todo lo que está escrito en este artículo es cierto, o que al menos fue chequeado. Aunque uno nunca sabe, ¿verdad?

*Excorresponsal en Washington y en Israel. Editor del suplemento Textum del diario PERFIL / @mraimon.