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Apuntes en viaje

Subí que te llevo

Durante el régimen comunista no se permitía la entrada de artículos de lujo ni de importación.

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Subí que te llevo. | marta toledo

Observo, conjeturo, googleo, tomo nota. Desde que ingresé a Albania por la frontera noroeste cosida en sus extremos por la ruta E762 que une Podgorica (Montenegro) con Tirana (Albania), los vehículos de todo tipo y tamaño se suceden en coreográfico vahío; algunos sobados hasta la lástima, otros recién estrenados, se puede percibir el olor a cuero fresco a la distancia. Entre los caminos de tierra, sinuosos cruces de montañas, autopistas patinadas y cúmulos de baches, en este país de casi tres millones de habitantes es posible detectar prácticamente todos los modelos de Mercedes-Benz producidos en Alemania desde los años setenta hasta hoy. En los bordes del camino en aldeas minúsculas improvisadas construcciones anuncian en sus frentes “Servicio Mercedes”; en los semáforos de las ciudades, los vendedores ambulantes venden accesorios truchos para los autos de esa marca como si se tratara de complemento para celulares.

A tres décadas del derrumbe del comunismo en los Balcanes, muchos rumanos todavía conducen los calcos del Renault 12 o del Fiat 125 enhebrados por Dacia; en Serbia, es más probable que te encuentres detenido por ahogo ronco de un Yugo o un Zastava, que te sobrepase un BMW. Pero Albania es diferente.

Por un luminoso artículo publicado en The Guardian accedo a una sentencia demoledora: Albania es el país con mayor cantidad de Mercedes-Benz por habitante en el mundo. Se calcula que circulan a diario por sus casi 30 mil kilómetros cuadrados unos 335 mil autos de esa marca. En Albania, conducir un Mercedes-Benz es realmente algo más que tener un coche. “Digamos que nuestras rutas no son las mejores, sino más bien lo contrario. Entonces un Mercedes-Benz es un auto muy confiable para sortear obstáculos: es resistente y potente “, me explica Fisnik, el taxista que me traslada hasta el aeropuerto de Tirana en una Clase E. Pero además de esto, agrega: “Tener un Mercedes es emparentable con ostentar una insignia de honor o un símbolo de estatus”. 

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Durante el régimen comunista que gobernó el país desde la final de la Segunda Guerra Mundial hasta 1991, no se permitía la entrada de artículos de lujo ni de importación. Sin embargo, a algunos funcionarios del gobierno se les permitió poseer coches de alta gama, y ​​muchos de ellos eligieron Mercedes-Benz como marca preferida. Como resultado, los automóviles Mercedes-Benz se convirtieron en un símbolo de poder y prestigio. Cuando Albania se deshizo del brutal régimen estalinista que la había mantenido aislada del mundo durante casi medio siglo, los primeros automóviles que llegaron al país fueron viejos y decrépitos Fiat italianos. En poco tiempo alrededor de un millón de albaneses emigraron para conseguir empleo en otros países; como ocurrió con los ecuatorianos en Madrid o los cubanos en Miami, se produjeron algunos fenómenos detectables: con los primeros sueldos, aquellos migrantes pudieron comprarse Mercedes usados ​​a bajo costo, y de esa manera ostentar ante sus compatriotas, mostrarles que lo habían logrado (también comenzaron a volver a sus hogares en autos); pero además, enviaban dinero a sus familiares en Albania, y estos vieron la oportunidad de acceder al sueño del auto propio, un Mercedes.

En las afueras de Durrës, la segunda ciudad más grande de Albania, se exhiben miles de autos usados ​​de esta marca, disponibles desde 4 mil dólares. “Si no te convence alguno de los que están a la venta, podés pedir otro, y te lo traen en semanas”, apunta Fisnik. Si bien la mayoría de los autos están legalmente registrados (muchos todavía llevan las placas de matrícula temporales que permiten sacar los autos de Alemania y venderlos en el extranjero, sobre todo en Europa del Este), otros fueron robados en connivencia con los dueños que aceptan el atraco para defraudar a la compañía de seguros. DaimlerChrysler, la empresa alemana propietaria de la marca Mercedes, quiere que se cambie el sistema para que los números de chasis se comparen con las bases de datos de la policía extranjera antes de emitir las placas albanesas para un automóvil.