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Sur, pandemia y ¿ahora?

Las incógnitas sobre noviembre crecen. El oficialismo apunta al cristinismo duro y la oposición luce muy dividida.

MELODÍA DE ARRABAL Alberto Fernández.
MELODÍA DE ARRABAL Alberto Fernández. | Pablo Temes

Transitando la larga pospandemia se pueden aventurar algunas consideraciones provisionales.

Avances y retrocesos. Hay que preguntarse si la pandemia provocada por covid-19 fue un acontecimiento en términos políticos a nivel global. Siguiendo a Jacques Rancière, un acontecimiento político (como una guerra o una revolución) introduce un cuestionamiento a una determinada división de lo sensible afectando el régimen mismo de las creencias. Un acontecimiento “descubre” tramas ocultas detrás de lo cotidiano y desde allí se puede cambiar el régimen de verdad vigente. 

Para estar ante un acontecimiento se deben producir cuatro condiciones: 1) que su carácter sea inesperado. 2) que provoque una interrupción del orden vigente. 3) que cambie los escenarios acelerando o mutando la dirección del orden político. 4) que el acontecimiento genere nuevos sentidos y percepciones. 

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Se podría acordar con los dos primeros criterios, sin dudas por su alcance global y su magnitud fue un evento inesperado y provocó una interrupción: por unos días el planeta dejó de funcionar, la globalización se detuvo y se cerraron todas las fronteras del mundo. Pero no hubo mutaciones en el orden político. Apenas se puede apuntar la derrota de Donald Trump y la toma del Capitolio como eventos derivado en parte de la pandemia. 

En general, los liderazgos nacionales se reforzaron, incluso en Argentina cuando Alberto Fernández alcanzaba una popularidad entre el 60 y 80%, días que debe extrañar. Es difícil pensar que el coronavirus haya generado nuevos sentidos, excepto el de la finitud de la 
vida humana. Tampoco, como está visto, no desapareció el capitalismo como pregonaba Slavoj Žižek, por el contrario, parece más floreciente que nunca cuando la humanidad se ha vuelto definitivamente dependiente de las tecnologías infocomunicacionales que dominan un puñado de empresas. 

Biopolítica. Es cierto que varios lugares del mundo, y en Argentina también, hubo descontento y movilizaciones que apuntaba a que cese la cuarentena, y la reapertura del comercio, pero más allá de eso en mundo se ha vuelvo más conservador, el biopoder que había descripto Michel Foucault ha avanzado hasta lugares impredecibles. Las cámaras térmicas, y la toma de temperatura corporal se han vuelto una cosa común en aeropuertos y zonas de riesgo, pero también en el comercio de la esquina y esto no genera ningún cuestionamiento, se la considera parte de la política del cuidado. Las restricciones a la circulación (variables según situaciones y territorios) se han vuelto habituales y hasta reclamadas por parte de la población. 

Los controles se han vuelto definitivamente normalizados. Se puede comparar por ejemplo con las oleadas migratorias que escapaban de Europa entre fines del siglo XIX y principios del XX y que contaban con escasa identificación. De allí que se volvió común los cambios de apellidos por parte de los agentes de migración que no entendían las palabras de los extranjeros. Los pasaportes recién se comenzarían a expedir a partir de los años 30 (que incluso no tenían fotografía) y recién en los ´80 se producen las primeras directivas internacionales para su regulación. 

Econovid-19. El otro gran efecto o subacontecimiento derivado de la pandemia se da en el orden económico, y Argentina es un protagonista de estos cambios, pero en el sentido de profundizar los problemas preexistentes. Pero si bien se observa una reactivación de la economía mundial ni Argentina, Brasil o México parecen con condiciones de recuperar la caída de 2020.

En nuestro país, los datos que esta semana publicó el INDEC sobre cambios en el PBI muestran la debilidad de la economía., con un crecimiento de apenas 2,6% frente al trimestre anterior. El porcentaje de inversión mostró apenas un crecimiento del 6,1% y el consumo privado solo el 2,9%. A pesar de todo, la economía argentina se sigue basando en las exportaciones agropecuarias, que aumentó un 19,2%. La inversión debería cuadriplicarse para que el país vuelva a crecer, pero queda claro que no es lo que realizarán los empresarios en un contexto de alta inflación, cepo cambiario y controles crecientes. 

¿Qué efecto tendrá la debilidad de la economía argentina en las elecciones parlamentarias de este año? Para compensar este elemento negativo, el oficialismo cuenta con tres elementos: 

  • Efecto-disculpa: Se espera que buena parte del electorado, y en particular los votantes de Alberto Fernández de 2019 (48,3%) vuelva a votar el Frente de Todos, “victima” de la pandemia y de la economía heredada de Mauricio Macri.
  • Efecto-vacuna: Se confía que la campaña alrededor de vacunación inyecte esperanzas a su electorado. 
  • Efecto-dispersión: Se observa que las luchas públicas que se están generando en Juntos por el Cambio debilitan a los liderazgos opositores, en especial al de Horacio Rodríguez Larreta.

Sin embargo, se puede oponer al trípode algunos puntos: el efecto disculpa se contrapone al enojo y desilusión que muestra parte del electorado del FdeT frente a la actual situación económica, a los errores y omisiones de la gestión, y la impresión que el liderazgo de Alberto se ha debilitado dentro de la coalición. Esto hace que el FdeT se sostenga en el voto duro cristinista. Luego el efecto-vacuna depende de que se acelere el suministro y que superen las dudas de la segunda dosis.  

Con respecto a la oposición es realmente una incógnita la resolución del conflicto, que por ahora podría desencadenar en unas PASO tanto en la provincia de Buenos Aires como en CABA. Acá la biblioteca de posturas se divide: hay analistas que piensan que ofrecer una diversidad de opciones atraerá nuevos votantes, mientras otros creen que unas primarias con opciones muy contrapuestas pueden provocar una fuga de votantes en las generales. 

Efecto-siga-siga. Sin embargo, hay una alternativa que puede darse perfectamente y es que en el conteo de votos a nivel nacional el FdeT y JxC empaten en alrededor del 40%, el primero sostenido por el conurbano, el norte y el sur del país, y el segundo por el centro. Ambos contendientes podrán allí declararse ganadores, aquí no ha pasado nada y seguir rumbo a 2023. 

 

*Sociólogo (@cfdeangelis)