Cuando esta semana me enteré del curso sobre Género y Deporte que impulsó la Secretaría de Deportes de la Nación para atletas, clubes y federaciones, sentí satisfacción por muchos motivos. El primero es porque estos pasos que parecen pequeños pero no lo son nos alejan de una visión del deporte que excluye y lastima. También porque rápidamente se sumaron varias instituciones que en el último tiempo vienen fallando sistemáticamente con este tipo de cuestiones. Y sobre todo por una razón que me parece muy importante resaltar: la iniciativa fue lanzada por el organismo que ahora dirige Inés Arrondo, a través de su Dirección de Políticas de Género, lo cual pone de manifiesto la importancia de que haya más mujeres en puestos importantes y de toma de decisiones en todos los ámbitos.
Básicamente, se trata de una capacitación que busca reflexionar sobre el patriarcado, la masculinidad hegemónica y los tipos de violencia que se ejercen en el ámbito deportivo, y que llega a todos los rincones del país porque tiene una modalidad íntegramente online.
Inmediatamente recordé cuando participé de un seminario similar en mi empresa y cómo, además de aprender y nutrirme porque todos y todas estamos en constante proceso de deconstrucción, observé el accionar de los hombres que participaron. Recuerdo un comentario previo de alguien que consideraba que debía ser opcional y no obligatorio porque, según sus textuales palabras, él no se consideraba machista. Sin ánimos de juzgar, esas son las personas que más lo necesitan.
Pero más allá de unos pocos que refunfuñaban o se sentían incómodos, la gran mayoría se comprometió en cada una de las actividades, generó debates, hizo cuestionamientos. En ese momento entendí que no tenía sentido molestarse con quienes lo rechazaban, porque incluso ellos iban a salir mejores de esos encuentros.
Creo que esto también tiene que generar movimientos en los clubes. No solo por el tibio accionar que vimos en el último tiempo en casos de violencia de género, sino también por la poca cantidad de mujeres que forman parte de las comisiones directivas. Ese es un cambio que las distintas asociaciones deben impulsar con urgencia. Una nota muy interesante realizada por Argentina Amateur Deporte dio a conocer que en las federaciones deportivas afiliadas al Comité Olímpico Argentino solo el 17% del total de dirigentes son mujeres. Estos números reflejan el nivel de atraso que tiene el deporte en cuestiones de equidad de género y que le da todavía más trascendencia a estos cursos.
Esto es un día a día, un paso a paso. Ningún cambio estructural se da de la noche a la mañana y tampoco se mantiene estable si no pegamos de un ladrillo a la vez. Lo más importante es que quienes muchas veces sentimos que el deporte iba a ser uno de los últimos bastiones del machismo notamos que está empezando a derribar prejuicios y romper con lo establecido. Y eso no puede más que llenarnos de satisfacción.