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revisiones

Un debate de este tiempo

Walter Benjamin 20230923
Walter Benjamin | Youtube (Captura de pantalla)

Tiendo, sí, a volver a Walter Benjamin, y no veo por qué no hacerlo. Siempre pensé que la consigna que alguna vez esgrimió Beatriz Sarlo era precisa y necesaria ante la coagulación de nociones trilladas, pero lo que en razón de eso mismo alentaba al decir “Olvidar a Benjamin” no era tanto un dejarlo de lado como la alternativa de poder contar con él y volver a él.

Hay en Benjamin zonas diversas, todas valiosas, y por eso son distintos los recorridos propuestos entre nosotros por Marcelo Burello, Ricardo Ibarlucía, Mariana Dimópulos, Ricardo Forster o por la misma Sarlo. A mí me atrae su zona brechtiana, aunque fuera la que irritaba a Adorno; esa resolución nada ortodoxa del materialismo marxista. Lo que le permitió plantear por caso, en el comienzo de La obra de arte en la época de su reproductibilidad técnica, acerca de “las actuales condiciones de producción”, que “su dialéctica no es menos perceptible en la superestructura que en la economía”. La que, en El autor como productor, y siguiendo esa misma línea, le permitió plantear: “En lugar de preguntar: ¿cómo está una obra respecto de las relaciones de producción de la época? (…), preguntaría: ¿cómo está en ellas?”.

De Benjamin me atrae su zona brechtiana, aunque fuera la que irritaba a Adorno

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Este viraje es decisivo para la puesta en discusión de otras visiones de la condición social del arte y de los artistas: abstracciones metafísicas, mitos románticos de creación inmaterial, remanentes premodernos con ecos de algún Mecenas, solidaridad a distancia, elitismos. Y aun un tipo de imaginario de escritor, con la carga ideológica correspondiente, que en la literatura argentina, no tan lejos en el tiempo, sacudía y cuestionaba a un autor como Roberto Arlt.

Esta tesitura no tiene por qué ser incompatible con un afán de difusión lo más abarcador posible del arte en la sociedad, una antinomia de esa índole resultaría sencillamente falsa. ¿O no fue acaso el propio Benjamin quien se entusiasmó con la posibilidad de que la obra saliera “al encuentro de sus destinatarios”, en lugar de restringirse en la inaccesibilidad? La cuestión es, claro, de qué manera, en qué condiciones.

La sola apertura de un debate al respecto, allí donde sea posible darlo, supone de por sí la revisión crítica de todo un paradigma.