COLUMNISTAS
Rumbo al ballottage

Un nuevo comienzo

Un detallado análisis de la migración de votos entre las PASO y la primera vuelta del 22 de octubre permite esbozar algunos de los principales desafíos que tienen Sergio Massa y Javier Milei de cara al ballottage. Y deja en evidencia la implosión de Juntos por el Cambio, que en las legislativas de 2021 había sido la fuerza mayoritaria.

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Sergio Massa y Javier Milei. | cedoc

Pocas veces ha ocurrido en la historia argentina que un proceso electoral genere consecuencias tales como la implosión de una de las fuerzas mayoritarias. 

Aunque sea un tanto engorroso, hay que observar los desplazamientos de sufragios entre las PASO y las generales. El 22 de octubre Sergio Massa sacó un poco más de 9.600.000 votos; 3.200.000 más que los que logró en las primarias con Unión por la Patria en competencia con Juan Grabois. Si se observan los votos que obtuvo en soledad, casi duplicó su disponibilidad electoral. 

Milei también extendió su caudal electoral, obtuvo casi 7.900.000; pero solo aumentando su caudal en menos de 800 mil. En cambio, Patricia Bullrich sacó en las primarias unos 6.700.000 votos, pero en las generales retrocedió más de 400 mil. El cuarto contendiente, Juan Schiaretti, sorpresivamente accedió en las generales a casi 1.800.000 sufragios, el doble que en las primarias. También la izquierda del FIT-U con Myriam Bregman logró que eligieran su boleta 260 mil personas más en las elecciones generales que en las PASO. En apretada síntesis, todos aumentaron su caudal menos Juntos por el Cambio. 

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Voto a voto (me enamoré de ti). Los votantes que concurrieron el 22 de octubre fueron unos 3.752.175 (contando sólo los afirmativos) adicionales al 13 de agosto, de lo que se deduce que Massa se llevó casi siete de cada diez votantes nuevos, y buena parte de huérfanos de las agrupaciones que no superaron el 1,5% en las primarias. Una de las mayores incógnitas es la traza que siguió el voto de Juntos por el Cambio de una etapa a la otra, es posible que tanto La Libertad Avanza como Hacemos por un Nuevo País se hayan beneficiado por este éxodo. En la provincia de Buenos Aires el proceso de captura del voto peronista se profundiza tomando en las generales un 50% de votos más que la etapa anterior, mientras JxC cae más de 400 mil votos, aquí los crujidos de las Primarias se sienten con fuerza. 

El nuevo escenario electoral se ancla en tres factores: el congelamiento del crecimiento de la fuerza comandada por Javier Milei, el crecimiento del nuevo peronismo, liderado por Sergio Massa, y la reducción –que se ha transformará en la mutación– de Juntos por el Cambio. 

No hay parámetros históricos para evaluar a La Libertad Avanza que hizo el 13 de agosto su debut electoral nacional. Sólo se puede detallar que, en el distrito principal de actuación de Javier Milei, –la Ciudad de Buenos Aires–, en las elecciones de medio término de 2021 sacó el 17,04%; mientras que el domingo 22 de octubre obtuvo el 19,84%, un ascenso magro en “su” distrito natal. Aquí Patricia Bullrich alcanzó el 41,22%. Milei arranca en un distrito hegemonizado por otra fuerza política, lo cual es una dificultad que el PRO sorteó en 2003 cuando Mauricio Macri gana la jefatura de Gobierno de CABA. Es difícil sostenerse en la carrera nacional sin distrito madre. Es curioso el caso de Córdoba donde en las elecciones del 22 de octubre Milei sí gana con el 33,54% –dejando segundo a Schiaretti con el 29%–, pero cuadriplica su porcentaje nacional. 

Cambios y rupturas. La deriva de la propuesta general de Javier Milei generó muchos interrogantes entre quienes podrían haberlo votado sin ser del núcleo duro, clases medias urbanas no peronistas. El libertario se hizo muy conocido en este lustro por ser un economista que combinaba el lenguaje especializado de su materia con un giro popular, y su vehemencia explosiva, para terminar, llamando al Papa el “maligno” y Alberto Benegas Lynch –en su propio acto de cierre– pidiendo la suspensión de las relaciones con el Vaticano, cuestiones a años luz de las demandas sociales. 

El derrumbe de Patricia Bullrich es más difícil de explicar. Por una parte, la interna contra Rodríguez Larreta fue muy dura y desgastante, y cuando ganó las primarias no encontró el apoyo esperado. Luego, su campaña fue errática. La interpelación de los periodistas por precisiones en su programa económico la hizo oscilar fruto de las distintas posturas en su propio equipo. El resultado fue que el núcleo de votantes radicales se transformaron en indecisos y, muchos, mudaron su voto.

El ascenso de Sergio Massa se explica por una confluencia de factores. Por una parte, la movilización de la estructura peronista, gobernadores, intendentes e incluso los propios candidatos a diputados y senadores en que las primarias se confiaron en el empuje del tigrense. Luego jugó un efecto pánico, tanto a la posibilidad de que Milei fuera el ganador en primera vuelta, pero especialmente sobre el factor hiperinflación. La híper es un fantasma que los economistas mediáticos vienen pronosticando desde hace tiempo. A pesar de todos los problemas, incluso, los votantes enojados con el gobierno surgido en 2019 prefirieron elegir a alguien que ya está a cargo del barco. 

La mesa está servida. Frente al ballottage el pronóstico es paradójico. Milei, aritméticamente hablando, podría acceder a la Casa Rosada. En base a los votantes de las generales, necesita unos 5.200.000 votos adicionales, es decir el 75% de los votos sumados de Juan Schiaretti y Patricia Bullrich. Sergio Massa necesita un poco más que la mitad de eso.

El domingo a la noche Milei podría haber profundizado su narrativa antipolítica para convertirse en líder opositor habiendo obtenido treinta y cinco diputados y ocho senadores. Lejos de eso prefirió saludar a Jorge Macri y a Rogelio Frigerio (ganadores netos de la jornada), mudando su discurso a uno netamente antikirchnerista. Se podía ver el discurso de Bullrich en la voz del libertario. Se podía intuir que las conversaciones con Mauricio Macri ya venían maduras cuando percibió que las posibilidades de ganar en primera vuelta se habían esfumado. De allí a cerrar filas con el expresidente había un solo paso empujando a la fórmula perdedora de JxC.

Desde el radicalismo se hizo de necesidad, virtud. Envalentonados por los numerosos gobernadores e intendentes –los mismos que se mencionaban en los spots de Bullrich–, creen que se les abre una posibilidad de liderar la oposición. La efervescencia se confunde con la improvisación y la libertad de acción declamada puede llevar a microrrupturas, no pocos se integrarán a un posible gobierno de Sergio Massa. Las conferencias y contraconferencias de prensa de los segmentos de JxC de la semana poselectoral quedarán para la historia del escándalo político, donde luego de mucho tiempo los dirigentes parecen decir en público lo que piensan.

Como producto del pacto Milei-Bullrich queda en suspenso el programa maximalista de La Liberta Avanza, excepto la dolarización y la eliminación del Banco Central. En la rápida conversión de Milei quedó para los memes la convocatoria a “la izquierda” para que se hagan cargo de parte de su nuevo Ministerio de Capital Humano. La extraordinaria explicación se basó en la larga entrevista de Juan Grabois, Milei y Jorge Fontevecchia. Aun así es probable que el voto duro de LLA no se vea afectado por los nuevos rumbos ya que es propenso a acatar las decisiones de su líder, pero la incógnita estriba en los nuevos votantes que debe captar sí o sí. 

Rara Argentina nueva. Producto de todo el lío, los llamados a la impugnación, abstención o directamente tomarse el fin de semana de vacaciones es probable que el 19 de noviembre aumente en forma vertiginosa el voto en blanco/nulo. La elección con mayor voto en blanco o impugnado de la historia reciente fue la de 2001 con 23% –sobre los válidos–, superando al 19,4% de 1963 cuando Juan Perón llamó a votar en blanco. En este marco, Sergio Massa tiene dos desafíos para este plazo tan breve, sostener –o aumentar– la cantidad de votantes que se acerquen a los comicios e intentar que la situación económica no se desmadre. En la primera cuestión debe sostener la intensidad territorial evitando que la estructura política y electoral se relaje. En el segundo plano –y en forma endógena– debe evitar saltos cambiarios y mostrar al electorado un camino para bajar la inflación en forma sostenida: la gran demanda de la Argentina en 2023.

*Sociólogo (@cfdeangelis).