Gabriel García Márquez, premio Nobel de Literatura 1982, fue internado el pasado lunes con un cuadro de deshidratación, agravado por una infección pulmonar y otra urinaria. La noticia puso en vilo a millones de lectores en todo el mundo, más aún por los rumores que corrieron en 2012 respecto a que padecía demencia senil, cuestión que fue desmentida con un video casero que lo muestra entero festejando su cumpleaños.
Radicado en México desde principios de los 60, su salud es una cuestión de Estado, ya que se encuentra internado en el Instituto Nacional de Nutrición Salvador Zubirán, ubicado en la zona sur de la capital.
Más allá de los partes médicos brindados al principio, que eran más bien cautelosos en el diagnóstico, el viernes pasado por la mañana, su hijo, Gonzalo García Barcha, declaró que es probable que deje el hospital el próximo martes 8 de abril, ya que evoluciona favorablemente al tratamiento que le fue aplicado.
Teresa Ortiz, asistente de García Márquez desde hace 38 años, confirmó el viernes por la tarde que Gabo “está lúcido, no como luego dijeron en las noticias, que no coordinaba. El está normal”. En el mismo hospital murió el ensayista Carlos Monsiváis en 2010 y parece que García Márquez eludirá la estadística